Geopolítica

Oro, sangre y corrupción: la sombra de Rusia en África

El tráfico ilegal de oro en África desatado por las sanciones económicas a Rusia tras la guerra en Ucrania revela un oscuro entramado vinculado al Kremlin y perpetúa la desgracia de los más desamparados en la región

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El presidente Putin atiende la Cumbre Rusia-África en octubre de 2019La RazónLa Razón

En 2022, el mundo observó horrorizado la invasión de Ucrania por parte de Rusia, lo que llevó a occidente a implementar sanciones económicas. Ante estas restricciones, Vladimir Putin recurrió al oro como una forma de evadir las sanciones, desencadenando una nueva forma de guerra clandestina que ya está cobrando víctimas en territorio africano.

En las últimas dos décadas, Rusia ha aumentado significativamente sus reservas de oro, representando el 20 % de su banco central, una cantidad que asciende a unos 140 000 millones de dólares. Esta acumulación masiva de oro ha sido históricamente utilizada para evadir sanciones y lavar dinero, y en esta ocasión, no fue una excepción. El tráfico ilegal de oro se ha incrementado debido a la importación sin impuestos y la dificultad de rastrear su procedencia, afectando negativamente a los más desamparados en países africanos ricos en este metal.

En nuestro documental "La fiebre del oro sucio de Moscú", emitido en RTVE, investigamos el oscuro entramado del comercio de oro vinculado al Kremlin. Nuestro equipo ha descubierto inquietantes conexiones entre la casa real de Abu Dabi, los zocos de Dubái, las élites rusas y grupos paramilitares como el Grupo Wagner y las Fuerzas de Apoyo Rápido de Sudán, todos implicados en el comercio ilegal de oro en la región.

Yevgeny Prigozhin, el oligarca y mercenario ruso, es un actor clave en el vínculo entre Rusia y el continente africano. Adquirió notoriedad a nivel internacional cuando el FBI lo acusó de interferir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016 y, hoy en día, su nombre resuena nuevamente en todo el mundo debido a su aparente intento de rebelarse en contra del gobierno ruso en junio 2023.

En 2018, Putin le encomendó a Prigozhin liderar la expansión política y comercial de Rusia en África, lo que llevó a la creación de una empresa minera en Sudán. Poco después, Prigozhin comenzó a asesorar al dictador sudanés, Al-Bashir, sobre tácticas para desacreditar a sus opositores. A través de estas empresas, proporcionó servicios políticos y de desinformación al gobierno sudanés, aconsejando a Al-Bashir sobre cómo sofocar movimientos populares que amenazaban con derrocar su régimen.

Gran parte del oro extraído por empresas rusas en Sudán se saca del país y se exporta a los Emiratos Árabes Unidos

Pero aquí no termina, también suministraron entrenamiento militar y equipo a Sudán, una estrategia similar a la empleada por Rusia cuando apoyó a grupos separatistas en el este de Ucrania.

Gran parte del oro extraído por empresas rusas en Sudán se saca del país y se exporta a los Emiratos Árabes Unidos, tanto de manera legal como ilegal. Se estima que existen unas 40 pistas de aterrizaje clandestinas en Sudán, donde pequeños aviones recogen el oro de las zonas mineras y lo transportan directamente a Rusia o Dubái.

Las dimensiones de este contrabando constituyen un grave problema en un país donde un tercio de la población depende de la ayuda humanitaria para sobrevivir. Los impuestos sobre las exportaciones de oro podrían cambiar esta situación, pero el contrabando perpetúa la pobreza en el país.

Enormes cantidades de dinero desaparecen, recursos que podrían utilizarse para transformar la vida de estas personas. En el caso de Sudán se informaron de 70 toneladas de oro extraído según el Ministerio de Minas, mientras que el banco central solo registró la recepción de 50 toneladas.

Esta realidad se replica en varios países del continente africano, donde se perpetran violaciones graves a los derechos humanos. Paddy Dowling, corresponsal que colaboró con nosotros en el documental, ha denunciado el alarmante uso de niños esclavos en las minas de Mali para satisfacer la creciente demanda de oro. Los niños son explotados en condiciones inhumanas debido a la precariedad de las infraestructuras en las minas.

Como si fuera poco, el 13 de marzo de 2022, el Grupo Wagner inició un violento episodio contra un grupo de mineros en la República Centroafricana. Este ataque no fue un hecho aislado, sino parte de una estrategia destinada a expulsar a los mineros y asegurar el control local para las fuerzas rusas. Fue una operación militar de gran envergadura en la que se utilizó artillería pesada para asesinar a los mineros, cuyos cuerpos fueron enterrados en fosas comunes. Este macabro episodio quedó confirmado por imágenes satelitales y aun así este tipo de atrocidades continúan en todo el continente. Pocos días después de este incidente, 350 hombres fueron asesinados a lo largo de cuatro días en Mali por el Grupo Wagner. Estos dos casos demuestran que el grupo mercenario canta a sus anchas en el continente africano, una tendencia preocupante que se empeoró luego de la guerra de Ucrania.

Es de vital importancia reconocer que los efectos devastadores de la guerra en Ucrania no se resolverán únicamente con sanciones, pues Rusia ha conseguido crear un sistema financiero alternativo. El resurgimiento de la fiebre del oro en África es una demostración contundente de las dramáticas consecuencias que esto acarrea.

Frente al comercio ilegal de oro, quizás la solución resida en nuestras manos como consumidores. Es nuestra responsabilidad demandar oro de origen ético y presionar a los países para que establezcan controles efectivos que certifiquen la legalidad de su extracción. La fiebre del oro y sus sombrías consecuencias tienen un alcance en los sistemas financieros globales y en la justicia social. Es responsabilidad de todos poner un fin a la sangre y corrupción.