Parejas

¿Sabes cuándo terminar una relación de pareja?

Lo importante es ser feliz. Sorry not sorry.

Las personas nunca dejan de crecer, las parejas tienen que hacerlo también y a la par. EFE/ Enric Fontcuberta
Las personas nunca dejan de crecer, las parejas tienen que hacerlo también y a la par. EFE/ Enric FontcubertaEnric FontcubertaEFE

Una relación de pareja implica a los dos miembros de la misma y se basa en un intercambio de refuerzos positivos. Si estos solo provienen de una de las partes, esta persona suele empezar a sentirse cada vez más triste, con menos autoestima y con más ganas de llamar la atención de su pareja quizá con celos, control o discutiendo por tonterías.

No hay que subestimar las señales que nos manda nuestro cerebro, y si notas que algo falla, es que seguramente algo falla. ¿Cómo reconocer estas alertas rojas? Lo primero de todo, valora ¿te sientes feliz? Una relación tiene que ser una fuente de felicidad, no un sufrimiento continuo y un mar de dudas. Muchas veces nos aferramos a personas erróneas por miedo a quedarnos solos, pero ¿a qué precio?.

Otra señal de alarma es la falta de comunicación, uno de los pilares básicos de cualquier relación de pareja. Empatizar con la otra parte está muy bien, preguntarle cómo se siente y los motivos de que actúe como lo hace. Y sí, comprender está muy bien, pero no podemos pasarnos la vida tragando con excusas que no nos convencen o repitiendo conversaciones en bucle que no llegan a ninguna parte. Así que si notas que las palabras no funcionan, quizá ha llegado el momento de pasar a la acción y terminar una relación que no está hecha para ti.

Cuando sientes que das todo por la otra parte pero no sientes reciprocidad, huye. A veces nos implicamos tanto en dar lo mejor de nosotros para agradar a la otra persona que nos olvidamos lo que merecemos y lo que valemos. Estar con una persona que un día te valora, otro te deja en leído, a los dos días aparece… no hará más que minar tu autoestima y hacerte sentir muy indefenso, ya que llegará el momento en que no sepas ni cómo actuar cuando estés a su lado.

De repente tu pareja ya no te gusta tanto y sus pequeñas manías son ahora defectos insoportables. Lo mismo te sorprendes fantaseando con tu compañero de trabajo o por cualquiera que te cruzas cuando sales a correr. Y no, no culpes a las hormonas ni a la primavera: quizá la causa está en que tu pareja no te satisface completamente y que vuestra relación ya no es tan fuerte. Es cierto que en una relación hay momentos caracterizados por una intensa vida sexual y otros más tranquilos, pero si empiezas a relacionar la cama con irte a dormir, alarma. Cuando se termina el amor en una pareja, el deseo suele morirse por el camino.

Si tu pareja no quiere hablar contigo y en cada discusión te culpa a ti de todo, es muy probable que vuestro tiempo haya terminado. Y si no encontráis tiempo para estar juntos, es una señal equívoca de que el interés ha empezado a evaporarse. Posponer citas o mostrar indiferencia por realizar actividades juntos es muestra de que lo vuestro está agonizando: cuando se acaba el amor se terminan las ganas de invertir tiempo en la pareja.

¿Qué hacer cuando el amor se acaba?

Es muy importante y terapéutico que no te encierres en ti mismo, ni te culpes por una decisión que en el fondo sabes es lo mejor para ti. Contarle a tus amigos y familiares cómo te sientes evitará que te quedes estancado en el papel de víctima. Ojo, tampoco hay que demonizar a tu ex pareja. Es muy interesante que en una hoja en blanco hagas dos columnas y en una pongas sus virtudes y en la otra los motivos que te han llevado a romper con él. Al hacer un equilibrio en la balanza y no centrarte solo en lo malo, evitarás enconarte con sentimientos tan negativos como el rencor y el odio. No hay nada más liberador que perdonar y pasar página.

Otra manera eficaz de aprender de las malas situaciones de la vida es tener un diario. Con los días, y en perspectiva, verás que puedes sacar el lado positivo de tu relación, y es que todas las personas vienen a tu vida por algo, y de todas podemos sacar una lección.

Llora y no te cortes. Todo lo que necesites para liberar tus emociones, pero no dejes que esto te frene. Y si ves que no puedes reconectar con tu vida anterior, pide ayuda. La mejor terapia es salir de tu zona de confort y validarte a ti mismo. Es el momento ideal de lamer tus heridas y de resurgir más fuerte como el Ave Fénix.

Una ruptura es una gran faena, pero nunca es el final. La vida nos ofrece demasiadas cosas buenas y no tienes que hundirte solo porque ahora no seas capaz de verlas.