La contraportada

Si Instagram siempre será la expectativa, entonces TikTok es la realidad

¿Todavía hay esperanza para que las redes sociales hagan el bien, o al menos, hagan?

Ana Ureña, directora del Suplemento LifeStyle de La Razón
Ana Ureña, directora del Suplemento LifeStyle de La RazónLa RazónLa Razón

Por un momento parecía que la estética de Instagram estaba cambiando. Todo apuntaba a que los feeds hipercuidados con fotos que podían ser portadas de libros de Taschen iban a desaparecer, para dejar paso a imágenes sin filtros y sin retoques. Pero contra todo pronóstico, las influencersno han eliminado Face app de sus móviles. Por mucho que se alabe a las personas que enseñan su piel con imperfecciones, sus cuerpos reales y su vida sin editar en sus Stories, ni forman parte de la mayoría, ni son las que se llevan los contratos de las marcas, ni son las más seguidas. El triste lema es: enséñanos tu realidad, pero hazla bonita.

Entonces llegó el fenómeno del photo dump, que parecía ser la salvación, liderado por la generación Z. Para entendernos, el concepto del photo dump es subir fotos aleatorias a un carrusel de imágenes, por ejemplo, de un fin de semana, se entiende que sin filtros, para enseñar la realidad en todo su esplendor. Una caja de cartón de pizza vacía, un rostro sin maquillaje con pelo despeinado, un zapato desenfocado, como si compartieras tu rollo de fotos.

Pero algo que empezó siendo un cajón de sastre de fotos al final acabó sucumbiendo a la edición meticulosa y calculada de fotos que imitan momentos robados sin serlo. Si Instagram siempre será la expectativa, entonces TikTok es la realidad. Es la red social que ha venido a salvar nuestra salud mental, dentro de lo posible. Un claro ejemplo de la bipolaridad de las dos plataformas lo vimos durante la difusión viral de Coachella.

Mientras Instagram estaba plagado de modelos esculturales enfundadas en microtops de pedrería sujetados por tiras de hilo dental y minifaldas boho paseando por el desierto de California sonrientes, TikTok nos enseñaba las colas interminables en los baños, las tormentas de arena que te exfoliaban las piernas y la espera de dos horas para el Uber de vuelta a casa. Es más, fue gracias a TikTok que se destapó el drama de la mala organización del primer día del festival paralelo de la plataforma de moda online Revolve. Mientras las influencers con contrato de la marca subían fotos esponsorizadas bebiendo tequila en vasos de plástico al borde de una piscina al atardecer, los creadores de TikTok, más resabiados, subían videos del caos desorbitado para acceder a los autobuses que dejó a mucha gente sin ir al evento.

TikTok es el lugar perfecto para los que sufren de FOMO en Instagram, el Fear Of Missing Out o lo que es lo mismo, la envida de no estar ahí. Porque la mayoría de las veces, el estar ahí no es para tanto, ni es como te lo venden. Instagram es la mean girl o la chica mala de la clase y TikTok es tu mejor amiga que cuenta las cosas sin tapujos.

Todavía hay esperanza entonces para que las redes sociales hagan el bien, o al menos, hagan. Y una señal de que la estética ultrapulida puede tener sus días contados es el cambio de actitud en los estilismos festivaleros. Mientras algunas influencers pagaron a estilistas profesionales una media de 2000 euros por montarles los looks para el festival, Kylie Jenner y Hailey Bieber se presentaron el primer día con vaqueros anchos, un top blanco y una chaqueta de cuero. Un look con cero preparación, pero toda la intención.

Algo que hemos visto en algunos desfiles de otoño-invierno, como el de Bottega Veneta, que dejó atónita a más de una fashionista. El atuendo en cuestión: aparentemente unos vaqueros blancos con camiseta blanca. La propuesta más básica de la historia, como lo que llevaban Kylie y Hailey. Ahora bien, las que estaban en primera fila quizás se hayan dado cuenta de que lejos de ser básico, era una maravilla de costura, porque el vaquero no era de tejido vaquero, era cuero. Un estilismo trampantojo. Parece que te no te has esforzado, pero en realidad sí, lo que se conoce como effortless fashion, looks no forzados, pero que funcionan. Como el del conjunto de estar por casa de Kendall Jenner para promocionar su marca de tequila o el de la influencer Emma Chamberlain, sentada en el césped, lejos de la zona VIP, viendo uno de los conciertos en chándal gris y Vans. Igual el año que viene la gente irá a Coachella a escuchar música.