Caridad

Los vecinos más solidarios

Con la nueva «tienda», ya tienen dos para repartir alimentos entre los más necesitados. Muchos se avergüenzan de pedir en las asociaciones clásicas

Un miembro de Cave-Cova, José Navarro, en la «tienda» solidaria de la Cruz Cubierta
Un miembro de Cave-Cova, José Navarro, en la «tienda» solidaria de la Cruz Cubiertalarazon

La vida de muchas personas ha cambiado considerablemente casi de un día para otro. Disfrutaban de un nivel acomodado, pero tras perder su puesto de trabajo y en los casos más extremos su vivienda, han de enfrentarse a serios problemas para llegar a fin de mes, ya que adquirieron unos compromisos de pago que ahora no pueden asumir. Pensando en este nuevo perfil de la pobreza, la Confederación de Asociaciones de Vecinos de la Comunitat Valenciana (Cave-Cova) creó el proyecto «Entrevecinos», que contará desde esta semana con un nuevo establecimiento para distribuir alimentos entre aquellos que más lo necesiten.

En este sentido, desde la asociación sin ánimo de lucro explicaron que muchas personas no acuden a solicitar ayuda a las ONG clásicas, como Cáritas o Casa Caridad, por vergüenza. Su objetivo es, por tanto, intentar conocer los casos de necesidad de manera indirecta, a través de los centros de salud y los colegios e institutos del barrio.

«Las Asociaciones de Padres y Madres (Ampas) se están dando cuenta de que muchos niños van a la escuela sin desayunar. Hay que hacer algo». Son palabras de José Navarro, miembro de Cave-Cova, quien apostó por comenzar con la solidaridad por el «vecino de al lado».

El primer punto de recogida de alimentos que abrieron hace un mes, en el barrio valenciano de Benicalap, atiende ya a unas 200 personas. La mayoría, familias de origen español con varios hijos a su cargo. Muchos, además, sobreviven gracias a la pensión de los abuelos.

El nuevo establecimiento, en la Cruz Cubierta, dispone de 400 kilogramos de comida preparados para ser distribuidos, siempre según los listados de la asociación. Según indicó Navarro, casi todos los usuarios son remitidos por sus médicos o por los profesores de sus hijos. Aún así, se les introduce en la base de datos para conocer su situación real y si reciben otras ayudas. El objetivo es evitar duplicidades.

Para luchar contra la cronificación, este servicio se presta de forma temporal, durante tres meses, y con una intención educativa. Se orienta sobre los hábitos alimentarios saludables y sobre la administración de los recursos monetarios, ya que cada producto tiene un valor simbólico medido en una moneda especial: el «vecino».

El proyecto acepta donaciones de alimentos y económicas.