Lamborghini Miura, Bugatti EB110 y otras maravillas en la subasta de Monterey

El calendario está repleto de subastas dedicadas al mundo del automóvil, con modelos más o menos raros y preciosos que pretenden cambiar de propietario al son de subidas a veces millonarias. Citas que palidecen en comparación con la subasta que cada año organiza Sotheby’s en Monterey con motivo de la semana del automóvil, que también incluye el fascinante Concurso de Elegancia de Pebble Beach.

Una subasta que cada año ofrece verdaderas piezas de la historia del automóvil y este año no es una excepción. ¿Algún ejemplo? A continuación te los contamos.

Encore de Alfa Romeo

Di Alfa Romeo y piensa inmediatamente en deportividad. Un ADN hecho de carreras que tiene sus raíces en modelos inmortales como el 2 Alfa Romeo 8C listo para salir a subasta en Monterey. El primero es un 8C 2300 Monza de 1932, un monoplaza con 165 CV y una velocidad máxima de 210 km/h, del que sólo se fabricaron 10 ejemplares, uno de los cuales está expuesto en el Museo de Arese.

El segundo es un Alfa Romeo 8C 35 de 1935, un coche también conducido por Tazio Nuvolari y con un motor de 8 cilindros en línea de 330 CV. Todavía no hay valoraciones oficiales, pero hace unos años se vendió un ejemplar en una subasta por más de 7 millones de euros.

Deporte del motor a la alemana

Intenta pensar en un Porsche de pista. Lo más probable es que la respuesta sea el Porsche 917 K, aquel capaz de ganar las 24 horas de Le Mans durante dos años consecutivos. Una auténtica leyenda del automovilismo que, en una versión con la también legendaria librea de Gulf, se subastará en Monterey tras haber pasado por las manos de sólo tres coleccionistas desde 1974.

Otras 24 horas de Le Mans, otro multiganador de Zuffenhausen: el Porsche 956 Grupo C, un coche que ha ganado cuatro laureles en la famosa carrera francesa.

Orgullo de Italia

Sotheby’s en Monterey también subastará un Lamborghini Miura (para muchos el coche más bello jamás producido) y un Bugatti EB110 SS, el súper deportivo producido en Campogalliano y con una corta pero intensa historia.

El primero es el coche que dio el pistoletazo de salida a la epopeya del Toro, con ese V12 aspirado que todavía hoy -con todas las modificaciones y mejoras técnicas- sigue representando el corazón de los coches de Sant’Agata, vestido con el inconfundible estilo de Marcello Gandini.

El segundo representa la realización del sueño de Romano Artioli, el empresario que devolvió la vida a Bugatti construyendo la fascinante fábrica de Campogalliano, en el corazón del Valle del Motor. Un bólido con un motor V12 y 4 turbos, que desgraciadamente sólo se produjo durante unos años antes de que la empresa quebrara y pasara (en 1998) a manos de Volkswagen.