El gran poder

La actualidad manda. En una época digital como la actual, la prensa tiene la capacidad de centrar los debates en determinados puntos de interés, hasta que llega la siguiente noticia que hace pasar a la historia la anterior. Obviamente, ahora todo el interés informativo se centra en la invasión de Ucrania por parte de Putin, pero todos recordamos la actividad televisiva que supuso la salida por piernas de los americanos en suelo afgano.

Todo el mundo hablaba de las barbaries que sufrirían las mujeres locales por parte de los talibanes que retomaban el poder, provocando la consternación del mundo occidental que alzaba la voz y trinaba en Twitter. Desconozco cual será la situación actual de Afganistán, pero seguro que todas las imágenes que en su momento nos hacían llevarnos las manos a la cabeza, se siguen produciendo con total asiduidad.

Los dramas que cada cierto tiempo vemos que ocurren en el mediterráneo, con africanos desesperados por salir de sus países de origen con un destino incierto, se siguen produciendo con la misma continuidad. Es casi imposible saber cuanto durará una guerra que depende principalmente de un perturbado mental cuyos objetivos parecen desconocidos, pero si se alarga en el tiempo como parece que puede suceder, llegará el día en que la propia rutina del conflicto vaya siendo devorada por la siguiente noticia, quien sabe si aun peor.

Cuando eso ocurra, seguirá habiendo cientos de miles de familias sin hogar, desesperados por encontrar un sitio donde sobrevivir y aun sin una explicación razonable que los haya llevado al calvario en el que se encuentren. La actualidad es rabiosa, trepidante y adictiva, pero es tremendamente cruel.

Los medios mandan en el contenido, haciendo de guía del epicentro informativo en cada momento, o bien son los que le dan al consumidor, al gran público, lo que pide en cada momento. Un debate tan antiguo como el del huevo y la gallina, pero parece evidente quien tiene mas poder.