Vuelta al cole
Primer día de clase en Madrid: cunas en los colegios y libros antiguos «por prudencia»
Madrid registra la tasa de escolarización en Infantil más alta de España en la etapa de 0-3 años
En el colegio público bilingüe Hernán Cortés, situado en la calle Los Yébenes, 241, en el madrileño barrio de Aluche, este año hay cunas y padres en las aulas. Las cunas son para los nuevos alumnos bebés que este curso, por primera vez, pueden matricularse en el centro. Ayer era el primer día de curso y la asistencia de los padres era obligatoria. Se trataba de que estuvieran con sus hijos, de observar cómo se familiarizaban con el aula, con los juguetes, con la educadora...Es el período de adaptación y toca estar dos horas con los pequeños. Por eso no hay llantos. Mañana, son cuatro horas sin padres y, la semana que viene, ya completan el horario y salen después de comer, tal y como apunta la educadora. Todo un proceso hasta que los alumnos más pequeños logran adaptarse a su nueva vida académica que este año tiene la singularidad de que el Ministerio de Educación y FP ha regulado, por primera vez, lo que los niños deben estudiar en la etapa más temprana de la escolarización (0-3 años). A esta edad, la matriculación en los colegios públicos de manera gratuita ha tenido tan buena acogida que en este centro ha habido un aluvión de solicitudes hasta el punto de que el director, César Benito, asegura que podrían haberse creado otros tres grupos, por lo menos, en cada tramo de edad. En el Hernán Cortés de Aluche este año hay ocho alumnos recién nacidos; 12 con un año; y 20 de dos: 40 nuevos.
Minutos antes, a las puertas del centro se acumulaban padres y alumnos de más edad a la espera de la apertura de puertas y el reencuentro con antiguos compañeros. «Mi hijo no ha podido dormir en toda la noche porque estaba nervioso, tenía ganas de ver a sus amigos», relata una madre. Pero entre los padres resulta extraño volver a escenarios similares a la prepandemia: todos arremolinados, sin mascarillas y sin distancias, apostados junto a la reja de la puerta de entrada esperando que algún profesor la abra y una riada de niños entre en las instalaciones. Algunos padres, incluso, echan en falta medidas covid que se aplicaron en los peores momentos de la pandemia. «Este año hay mucho follón. Ahora la entrada no se hace de manera escalonada y casi todos lo hacen por una única puerta. Hay menos seguridad porque estamos todos aquí agolpados y muchos en la calle, por donde pasan coches», comenta Yolanda una madre que acaba de dar el beso de despedida a su hijo, que empieza 3º de Primaria.
Para quien el comienzo de curso es un verdadero tetris es para Yanisse, con tres hijos de 9, 3 y 2años, con los correspondientes períodos de adaptación para los más pequeños. «Ahora tengo que dividirme», comenta con templanza a la vez que responde al saludo de su hija que busca su mirada al otro lado de la vaya del centro, donde se encuentra guardando la fila para la entrada a su nueva clase, y atiende las llamadas de atención de otro de sus hijos.
La buena noticia para los 550 alumnos de este centro público madrileño es que la inflación no es precisamente el principal de sus problemas en la vuelta al cole. Entre otras cosas porque la práctica totalidad de las familias se han acogido al plan Accede de gratuidad de libros de texto, un sistema de préstamo con el que la única condición que se impone para ser beneficiario es entregar el lote de libros del curso anterior en perfecto estado y completo una vez finalizadas las clases.
Otra de las buenas noticias es que tampoco sube la tarifa del comedor escolar. La dirección del centro remitió una circular a los padres informándoles de esta circunstancia que ha sido muy bien acogida entre las familias. Así, este año el menú escolar sigue al precio de 4,88 euros, según informaban los propios padres. «En los colegios públicos no hay inflación, así que todo aquel que quiera que se venga a estudiar a un centro como el nuestro», decía con satisfacción otra de las madres.
Lo cierto es que el curso que arrancaba ayer en la Comunidad de Madrid trae muchas novedades: nuevas aulas, nueva metodología de aprendizaje, nuevas figuras en el centro y sin medidas covid de ningún tipo porque la pandemia se da por superada en el ámbito escolar.
César Benito, el director del centro, no ocultaba, sin embargo, las dudas que tienen muchos profesores en cuanto a la aplicación de la nueva ley de Educación, la Lomloe, que entra en vigor en los cursos impares con nuevas metodologías, un aprendizaje por competencias, nuevas asignaturas y una nueva forma de evaluar a los alumnos. «Hay dudas y mucha expectación sobre la nueva ley y cómo se va a trasladar a las aulas, pero también hay un calendario que hay que ir cumpliendo. Estamos preparados para empezar con ese cambio de ley y poco a poco iremos cumpliendo los plazos».
El centro también ha decidido adoptar una postura conservadora con respecto a los libros de texto que utilizar durante este curso académico. De este modo, y pese a haber cambiado los currículos, se mantendrán los manuales que se utilizaron el año pasado. «Aunque el equipo docente quería apostar por un cambio a la Lomloe, la prudencia nos ha llevado a mantener los libros que teníamos porque los currículos que desarrollan la ley no han estado aprobados hasta este verano y los plazos administrativos no daban para un cambio extraordinario de libros. El próximo, sí que incorporaremos nuevos manuales», aseguraba el responsable del centro.
Mientras, y a pesar de las dudas en la aplicación de la ley y el cambio de metodologías, Benito se mostraba convencido de que los profesores se encuentran preparados para afrontar el nuevo reto de una nueva ley, después del «salto de altura» que tuvo que dar la enseñanza con la pandemia. «La oferta formativa para los docentes es muy vasta. Ya hemos hecho formación y estamos preparados para afrontar este reto y los que queden», decía el director, convencido de que este año despierta una gran ilusión porque es el primero que se afronta en condiciones normales desde que empezó la pandemia.
Tanto el Hernán Cortés como todos los centros educativos de España, arrancan el curso escolar con una nueva figura en sus aulas que velará por el buen funcionamiento de la convivencia escolar: Se trata del Coordinador de Bienestar. Su función es la de atajar cualquier tipo de violencia o acoso que pueda surgir en las aulas, una figura que introdujo la Ley de Protección a la Infancia frente a la Violencia. Estos profesionales deben estar en todos los centros educativos donde estudien menores de edad, ya sean públicos, privados o concertados. Son las administraciones autonómicas las que se deben determinar exactamente las funciones que debe desempeñar este coordinador, que bien podrá ser una persona de plantilla o bien se podrá contratar a un nuevo profesional. En el Hernán Cortés de Aluche la Coordinadora de Bienestar es una profesora «muy comprometida» y con una larga trayectoria en la educación. No renunciará a dar clases, aunque parte de sus horas complementarias podrá dedicarlas a esta labor.
Para el director este asunto es importante porque «cada vez se escuchan más problemas de convivencia relacionados con la ciberseguridad, el acoso escolar, el bullying. Esto está a la orden del día. En este colegio tenemos la suerte de que, hasta el momento, la convivencia es muy buena, pero siempre surge algún problema y trabajar desde la prevención de buenos resultados».
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