Urbanismo

De Madrid al cielo: el Faro de Moncloa

Un otero privilegiado desde el que divisar 50 de los principales edificios y enclaves que desde aquí se brindan, acompañados de datos de interés y curiosidades

Vista del Faro de Moncloa emitiendo un haz de luz
Vista del Faro de Moncloa emitiendo un haz de luzRubén P. Bescós

Un elemento imprescindible del perfil de Madrid. Otra manera de contemplar la ciudad, mirando de tú a tú a las grandes edificaciones de la capital. Un otero privilegiado desde el que contemplar la ciudad y la sierra madrileña con visión de 360 grados.

Construcción del Faro de Moncloa
Construcción del Faro de MoncloaAyuntamiento de Madrid

Con forma de platillo volante, el Faro fue construido en 1992 como torre de iluminación y comunicaciones. Se trataba de celebrar la designación de Madrid como Capital Cultural Europea, pero tras unos años de uso, se clausuró. Un tiempo después, el Ayuntamiento decidió volver a poner este espacio a disposición del ciudadano con un uso exclusivamente de mirador. Un lugar excepcional desde el que contemplar la capital. Hacia el norte y el oeste la vista se nos pierde hasta la sierra madrileña. Al pie del faro podemos ver la Ciudad Universitaria, con el edificio del Rectorado de la Complutense, la gran masa arbolada del Parque del Oeste y la amplia extensión de la Casa de Campo. Especialmente bonita es la foto casi cenital del Museo de América, otro de los edificios de referencia en la Ciudad Universitaria y guardián de innumerables tesoros precolombinos y de la América española.

Desde el faro, entre una gran cantidad de edificios del centro que podemos distinguir está el Palacio Real, delante de la Catedral de la Almudena y la gran cúpula de la basílica de San Francisco el Grande. A la izquierda también sobresale el Teatro Real y los rascacielos de la Plaza de España: la Torre de Madrid y el Edificio España.

Pero hay más. Subir al mirador de el Faro de Moncloa es toda una experiencia. Solo hay que dejar que la vista se pierda a través de sus enormes cristaleras para contemplar el Madrid más moderno de las Cuatro Torres… Y, de fondo, siempre, las cumbres de la sierra de Guadarrama.

El mirador cuenta con una barandilla informativa que hace un repaso por el crecimiento y la evolución de la ciudad a lo largo de su historia. La barandilla cuenta con reproducciones a escala de 50 de los principales edificios y enclaves que desde aquí se contemplan, acompañados de datos de interés y curiosidades, tanto en español como en inglés. Torrespaña, el Palacio de Cibeles, el cementerio de San Isidro o el Centro de Patrimonio Histórico “Corona de Espinas” son algunos de ellos.

Faro de Moncloa en llamas
Faro de Moncloa en llamasEfe

El coloso en llamas

En la historia del Faro de Moncloa de Madrid, un acontecimiento permanece en la memoria de todos. La instalación, cerrada desde 2005 por cuestiones de seguridad y accesibilidad, y reabierto al público en marzo de 2015, para acoger visitas guiadas, comenzó a arder un 28 de enero de 2016 por la tarde en su parte más alta, 110 metros de altura. Por suerte, no hubo que lamentar heridos ni intoxicados, ya que no se encontraba público dentro en el momento del suceso. Al parecer, el incendio se produjo en la sala de máquinas de uno de los ascensores.

Una de las vistas desde el Faro de Moncloa
Una de las vistas desde el Faro de MoncloaEfe

Un monumento para el futuro... y más allá

Tras las sucesivas reformas e intervenciones arquitectónicas, el Faro de Moncloa no ha perdido un ápice de la curiosidad que despertó en muchos ante la posibilidad de ver Madrid desde... muy arriba. Casi como si estuviéremos subidos en un platillo volante. Quizá por eso es uno de los monumentos de la capital preferido por los niños. Subir hasta el mirador es toda una experiencia. Lo cierto es que al tomar el ascensor de paredes traslúcidas, en el que se empieza a ver la ciudad desde otro ángulo muchos contienen la respiración. Y no es para menos. El trayecto en el elevador tiene una duración aproximada de 50 segundos que a muchos se le hacen cortos. O muy largos, a tenor del vértigo que cada uno tenga. Un espacio que es la antesala de lo que viene luego: una espectacular vista panorámica en la que buscar y encontrar edificios de referencia y monumentos clave de la capital. Pura impresión. Y un consejo, al final, tras la experiencia futurista del Faro de Moncloa deje tiempo para visitar el Museo de América y sumergirse en la rica historia de aquel continente, en su pasado precolombino y en la América española.