Historia
El espectacular (y desaparecido) frontón Recoletos de Madrid
Este espacio para el juego de pelota era la mayor estructura de este tipo construida en Europa hasta esa fecha
El entusiasmo que levanta en Madrid el fútbol, hace un tiempo, no muy lejano, lo provocaba la pelota vasca. Del frontón Euskal Jai al frontón Madrid, pasando por el frontón central o el nuevo frontón Jai Alai... O el que nos ocupa, el de Recoletos. Aunque había más. Muchos más. La pena, cosa de los gustos y las aficiones a los deportes, es que el único frontón que se ha conservado como tal en la ciudad, de aquella época dorada de la pelota, es el Beti Jai. Un lugar que hoy en día ha sido recuperado por el Consistorio y forma parte del mejor patrimonio de la capital.
Pero volviendo al que nos ocupa, el Recoletos, fue un frontón construido en 1935 en la calle Villanueva de la ciudad. A un paso de la Castellana. Constituyó en su día uno de los diseños más destacados del ingeniero Eduardo Torroja y fue llevado a la práctica en colaboración con el arquitecto Secundino Zuazo. Como se ve, unos primeros espadas de la ingeniería y la arquitectura, con obras señeras por todo Madrid.
Torroja fue el célebre autor de las cubiertas y graderíos del Hipódromo de la Zarzuela. Todo un ejemplo de cálculo matemático y elegancia a partes iguales. En el frontón que nos ocupa, el diseño de Torroja para cubrir el espacio rectangular de la cancha y graderíos, con unas dimensiones de 55 m de largo por 32,5 m de ancho, es el aspecto más innovador de este proyecto y lo que realmente lo hace singular.
La ingeniosa solución dada a la cubierta del recinto, consistió en un dos cilindros, cuya sección estaba formada por dos arcos circulares asimétricos que se cortaban perpendicularmente, cubriendo la más grande la zona de juego y parte del graderío bajo y la más pequeña el graderío alto. Pura maestría.
Por otro lado, para cubrir los requerimientos de iluminación natural se recurrió a dos grandes lucernarios longitudinales orientados hacia el norte y con una inclinación tal que impidiese la entrada directa del sol al recinto, para que no se pudieran deslumbrar los jugadores. Una obra maestra que mereció visitas de arquitectos e ingenieros, de todo el mundo, para estudiar su cálculo de estructuras y su saber hacer con la iluminación del recinto.
El edificio, por lo demás, se finalizó en un tiempo récord, ya que el primer partido se jugó el 29 de febrero de 1936, pocos meses antes del comienzo de la Guerra Civil.
El Frontón Recoletos era la mayor estructura de este tipo construida en Europa hasta esa fecha, por lo que una publicación de Torroja sobre la misma obtuvo un premio en el concurso convocado en 1936 por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid.
Durante la guerra, el edificio sufrió varios impactos directos que abrieron agujeros en la cubierta. Asimismo el efecto de las fuertes vibraciones de los bombardeos provocaron deslizamientos que ocasionaron el pandeo y agrietamiento de la misma. Bueno, en el Frontón Recoletos, y en buena parte de Madrid, escenario de luchas encarnizadas. Al no poder ser reparados los daños en aquellos momentos se produjo la ruina con un hundimiento parcial. Algo esto último que afectó también a numerosos edificios en toda la ciudad. En 1942 Torroja presentó un estudio, publicado por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, sobre las causas técnicas del hundimiento y de las obras que serían necesarias para poner nuevamente en servicio el edificio. Sin embargo, el mal estado de la obra impidió su realización antes de producirse el hundimiento total. En 1973 se llevó a cabo la demolición total del edificio del frontón, y en la actualidad se levanta un bloque de viviendas en su lugar. Un triste final que se adelantó al desinterés por el juego de pelota.
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