Opinión
El tonto Simón
Pedro (Sánchez) ha renegado de Simón antes de que cantara el gallo, o el Supremo, con el asunto de las querellas a las que la Fiscalía pondrá mascarilla quirúrgica para que no contagie al Gobierno. Por si Simón cae, el presidente dejó claro en la entrevista con Ferreras que su equipo no lo hubiera elegido y que los que lo hicieron fueron los del PP. La culpa del drama del coronavirus, como todo el mundo sabe, la tiene la derecha porque no se adelantó a la pandemia y dejó a un científico loco sobre el que cae el estigma de dejar morir a un perro. ¡Guau! Simón, tan de izquierda «new age», el hombre que en tiempos de Ana Mato rogaba al gabinete de Prensa que no lo entrevistaran los medios «fachas», pasa de ser una «superstar» de camiseta, más tirando a Lady Gaga que a Einstein, a un posible imputado con el que hay que guardar distancia de seguridad y saludar con el codo. Hay decenas de pruebas publicadas, muchas de ellas en este periódico, que demuestran no sólo que no hiciera caso a las alertas que llegaban como incendiados meteoritos sino que, además, las tildó de exageradas. Quita, quita. Debió pensar que detrás estaba el «lobby» de la lejía. Moncloa daba la cara. Hasta ayer. El héroe se ha convertido en el protagonista del estribillo de Santiago Auserón: «Eres tonto Simón, y no tienes elección, de tu cráneo rapao al cero quita esa gorra de obrero». Si hay que volver a confinarse, y si ante los jueces vienen mal dadas, Simón es ya, según el presidente, herencia de un Ejecutivo que disfrutaba con el sufrimiento del pueblo. Podrían cesarlo, pero conviene más amortizarlo como símbolo pop e ir desinfectándolo hasta que se vaya a Caspe.
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