Política

Con la vacunación llegó la tormenta perfecta

El nivel de rechazo a las vacunas es más elevado en países como España, Francia o Irlanda

Europa está realizando la vacunación más lentamente que EEUU. Una de las razones estriba en que la Agencia del Medicamento estadounidense, la FDA, autorizó el uso de la vacuna Pfizer y una semana después la de Moderna, utilizando un instrumento denominado “autorización de emergencia”.

Por otra parte, el nivel de rechazo a la vacunación es más elevado en países como España, Francia o Irlanda. Los estudios que se han realizado apuntan a que el rechazo está directamente relacionado con la desconfianza que generan los respectivos gobiernos.

Si a todas estas dificultades burocráticas y de colaboración ciudadana, se le suma la incompetencia para el suministro de las dosis, se forma la tormenta perfecta. En España se han administrado menos de 140.000 dosis de las recibidas, eso representa menos del 19%.

La hostelería se hunde, el número de desempleados se acerca a los 4.000.000, el PIB está 10 puntos por debajo del nivel precovid y las navidades no parece que vayan a conseguir que repunte algo la economía.

Dos millones de españoles han sido infectados desde el inicio de la crisis, han fallecido, según la cifra del gobierno, más de 51.000 personas. Por si fuera poco, los contagios se han disparado en los últimos días, el 12% de las camas en los hospitales están ocupadas por enfermos Covid y los ingresos diarios superan las altas.

Estamos en la tercera ola y eso tiene un coste enorme en otras enfermedades cuyas pruebas diagnósticas y controles se ven ralentizados por las necesarias medidas de precaución que exigen los protocolos hospitalarios.

Con este panorama, es vergonzoso que hayan pasado ya dos meses desde que Pfizer realizó el anuncio de que ya tenía la vacuna para la Covid-19, pero las autoridades sanitarias no han tenido tiempo suficiente para organizar como se administrará.

No se ha contado con los farmacéuticos, faltan sanitarios y tampoco se ha requerido la colaboración del ejército. En esencia, el Gobierno no tuvo plan para la pandemia y tampoco tenía un plan para la vacunación.

La improvisación y la confusión de responsabilidades entre gobierno central y autonómicos, las verdades a medias y las patadas por debajo de la mesa han sustituido a la solvencia y a los buenos gestores.

Sánchez ha encontrado el punto por el que escapar de todos sus errores: creando una realidad virtual en la que queda atrapada la capacidad crítica. Illa es el ministro responsable de todo lo expuesto, sin embargo, será el candidato en las catalanas por lo bien que lo ha hecho.

El país está hundido económicamente y sanitariamente, pero en el balance de gestión Sánchez se auto impuso un sobresaliente y de milagro no optó a un segundo doctorado por su buen hacer político.

A este paso, la inmunidad de rebaño se alcanzará no por la campaña de vacunación, sino por la cantidad de población que habrá pasado la enfermedad. Eso sí, Sánchez sabrá explicarnos a todos que, en realidad, es otro éxito en su gestión porque seremos el país que estará inmunizado con el menor número de vacunas. Cum laude para él.