Pedro Sánchez

Bildu o las pesadillas de Sánchez

«Es un precio demasiado alto para sujetar a esa mayoría de la investidura, que, además, nunca quedará saciada»

El resultado de la votación de la convalidación del real decreto-ley de medidas anticrisis y la incorporación de los independentistas y los herederos de ETA a la comisión de secretos oficiales es una catástrofe política para Sánchez. Es cierto que gana tiempo, pero es equivalente a la «foto de Colón», que con tanta habilidad utilizó para desgastar al PP y, sobre todo, movilizar a la izquierda. Feijóo tiene el gran argumento para atacarle. La realidad es que no ha tenido otra alternativa, porque no puede, aunque quisiera, pactar con los populares. La razón es muy simple y se llama Podemos. Es prisionero de una alianza que le ha permitido gobernar, pero que le condiciona a la hora de ampliar, salvo en casos puntuales, sus apoyos parlamentarios. No tiene otra solución que ceñirse a la «mayoría de la investidura» que está formada por algunos de los grupos menos recomendables de la Cámara. La tramitación como proyecto de ley del citado decreto-ley, que es lo razonable parlamentariamente, hubiera reventado al Gobierno.

Es bueno recordar que Podemos se ha convertido en un disparate manejado por el telepredicador populista Pablo Iglesias que tiene situadas a sus dos marionetas, Belarra y Montero, que están enfrentadas con Yolanda Díaz a la que detestan. No hay que descartar que se produzca la espantada después de las andaluzas y abandonen a Sánchez por tactismo político. Iglesias quiere destruirle y tiene a sus dos principales peones, acompañadas del inane Garzón, sentadas en el consejo de ministros. Su principal enemigo no se encuentra en los bancos de la oposición, sino en los que no le perdonan que no fuera el salvavidas del perezoso telepredicador. El voto de Bildu es una mancha repugnante sobre ese decreto-ley y la bandera que puede agitar la oposición hasta que finalice la legislatura. Otro aspecto que produce rechazo en la gran mayoría de la población, incluidos amplios sectores del PSOE, es la incorporación de los independentistas y los albaceas de ETA en la comisión de Secretos Oficiales. Es un precio demasiado alto para sujetar a esa mayoría de la investidura, porque, además, nunca quedará saciada en sus reivindicaciones. A Sánchez le gustaría soñar con el bipartidismo imperfecto y en cambio sufre las pesadillas que le provocan Iglesias, Bildu y los independentistas.