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Dimisiones, sí, pero UGT necesita una catarsis

El secretario general de UGT en Andalucía, Francisco Fernández Sevilla, presentó ayer su dimisión por los turbios manejos financieros del sindicato, que la propia Junta cifró ayer en 1,8 millones de euros que debe devolver. La renuncia estaba ya amortizada y está lejos de ser suficiente. La dirección del sindicato, con Cándido Méndez a la cabeza, se equivocará si la utiliza como cortafuegos para apagar la escandalera. El problema de UGT no era sólo Fernández Sevilla, sino un sistema institucionalizado de enjuagues y corruptelas a cuenta del dinero público del desempleo. La respuesta sólo puede ser la catarsis de una organización bajo sospecha y que debe ser investigada judicialmente.