Memoria
Esta dieta mejora el cerebro a corto plazo, según un nuevo estudio
Un menú diseñado para proteger la memoria potencia la cognición al poco tiempo de seguirlo, además de retrasar la aparición de enfermedades como la demencia o el alzhéimer
Ya se sabe: lo que comemos influye en nuestro estado general y en el de órganos tan importantes como el estómago, la piel, el corazón, los riñones... e incluso, el cerebro. La ciencia lo ha demostrado en los últimos años. Una dieta certera puede proteger nuestra salud neuronal y prevenir el deterioro cognitivo.
El régimen bautizado como dieta MIND es el mayor ejemplo. Se trata de un patrón de alimentación diseñado específicamente para proteger la memoria, que además puede retrasar patologías como la demencia o el alzhéimer incluso si no se sigue a raja tabla. A grandes rasgos, este menú combina elementos de la dieta mediterránea (capaz de rejuvenecer el cerebro) con la dieta DASH (especializada en detener la hipertensión), convirtiéndose en un poderoso escudo neurológico.
Estudios anteriores muy conocidos han demostrado sus beneficios. El más popular fue el realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Rush (Chicago, EE UU) que demostró que las personas de la tercera edad que llenan sus platos con los parámetros de la dieta MIND presentan un 53% menos de probabilidad de padecer problemas cognitivos que las que siguen otras dietas, incluso habiendo acumulado proteínas en el cerebro asociadas al alzhéimer.
Ahora, un nuevo estudio viene no solamente a aportar más evidencia al respecto, sino a sumar otro dato: implementar cambios en la alimentación siguiendo los patrones de esta dieta tiene un impacto positivo a corto plazo. El trabajo también ha sido llevado a cabo por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Rush y sus resultados fueron publicados en The New England Journal of Medicine.
Se trata del primer ensayo clínico aleatorizado diseñado para comprobar los efectos de esta dieta considerada protectora de la salud cerebral, sobre el deterioro de las capacidades cognitivas en un grupo numeroso de individuos de 65 años o más que no presentaban deterioro cognitivo.
"Los ensayos aleatorios son estándares de oro para establecer una relación de causa y efecto entre la dieta y la incidencia de la enfermedad de Alzheimer", asegura Lisa Barnes, directora asociada del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer en Rush.
Ventajas de la dieta MIND para el cerebro a corto plazo
El estudio indica que si bien dentro de un período de tres años no hubo una diferencia estadística significativa en el cambio en la cognición de los participantes en el grupo de dieta MIND en comparación con el grupo de control de dieta habitual; pero sí hubo una mejora importante durante los dos primeros años de la investigación.
Después de comparar los efectos de ambos grupos, que recibieron entrenamiento para reducir las calorías en 250 kcal al día, el equipo de científicos concluyó que la dieta MIND ayudaba en la prevención de enfermedades cognitivas y proporcionaba mejoras en personas mayores durante los dos primeros años.
"Lo que vimos fue una mejora en la cognición en ambos grupos, pero el grupo de intervención de la dieta MIND tuvo una mejora ligeramente superior en la cognición, aunque no significativamente mejor", dijo Barnes. "Ambos grupos perdieron aproximadamente 5 kilos en tres años, lo que sugiere que podría haber sido la pérdida de peso lo que benefició a la cognición en este ensayo".
En concreto, este estudio fue diseñado para probar los efectos de una intervención de 3 años de la dieta MIND sobre el deterioro cognitivo y la neurodegeneración cerebral en 604 personas con sobrepeso, que llevaban dietas consideradas poco saludables.
"Hay estudios que demuestran que la dieta de una persona afecta a su salud", afirma Barnes. "Los participantes en este estudio tenían que tener dietas subóptimas. Es razonable pensar que, o bien iban a mantener su cognición, o bien iban a disminuir la tasa de deterioro cognitivo en el futuro. Fue emocionante ver que hubo una mejora en la cognición durante el primer año más o menos".
Qué es la dieta MIND
Investigaciones anteriores realizadas por la difunta doctora Martha Clare Morris demostraron que el deterioro era más lento entre quienes consumían alimentos específicos. Ella fue la investigadora principal original del estudio de la dieta MIND, financiado por el Departamento de Salud del Gobierno de EEUU y en el que participaron el centro Rush y la Escuela de Salud Pública de Harvard.
En 2015, Morris y sus colegas desarrollaron la dieta MIND, que es la abreviatura de "Mediterranean-DASH Intervention for Neurodegenerative Delay". Hoy está reconocida como uno de los patrones alimenticios más saludables del mundo. El menú se basa en las investigaciones más convincentes sobre qué nutrientes afectan positivamente a la salud cerebral.
¿Qué lleva exactamente? La dieta MIND se basa en alimentos como frutas y verduras, que son su principal pilar. Estas deben estar presentes en todas las comidas de forma mayoritaria. Además, se recomienda el consumo de frutas ricas en antioxidantes, como los arándanos y las fresas, que ya han demostrado sus efectos milagro sobre la memoria en otros estudios de Harvard.
La dieta MIND tiene 14 componentes dietéticos, entre los que se incluyen nueve "grupos de alimentos saludables para el cerebro" como el pollo y el pescado, las verduras de hoja verde y las bayas, y los frutos secos. También incluye alimentos que considera "no saludables" de forma limitada, como carne roja.
De vuelta al estudio, cabe destacar que "después de tres años, la puntuación para el grupo MIND fue de 11,0 y de 8,3 para el grupo de control, lo que ubica a ambos grupos en un rango terapéutico para retrasar el deterioro cognitivo y reducir el riesgo de enfermedad de Alzheimer", tal y como precisa la investigadora principal.
Así, se podría sugerir que seguir la dieta MIND con una puntuación de al menos 8,3, junto con una reducción de al menos 250 calorías para producir pérdida de peso, puede mejorar la cognición. Aunque "se necesita más investigación para confirmar esto", avanzó Barnes.
De cara al futuro, plantea, "estudiaremos grupos de alimentos específicos y sus asociaciones con biomarcadores que se midieron en la sangre para ver si ciertos nutrientes y grupos de alimentos son más importantes que otros, ya que los dos grupos eran bastante saludables desde el punto de vista dietético".
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