Pediatría
Cómo reducir el estrés pediátrico antes de pasar por el quirófano
Cómo reducir el estrés pediátrico antes de pasar por el quirófano
El mayor temor de un niño a la hora de enfrentarse a una operación es el miedo a lo desconocido, a que le hagan daño y lo separen de sus padres. Zahara tiene seis años y un pequeño desgarro en el lóbulo de la oreja. Se trata de un problema de salud leve, pero que le ha obligado a pasar por quirófano. Todo un reto que, como a tantos otros pequeños, ha supuesto miedo y nervios para la niña y preocupación e inquietud para sus padres.
Ricardo Díez García, especialista del Servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital Universitario General de Villalba, señala que, en el caso de intervenciones a niños pequeños, son los padres los que deben informar a su hijo. «Si se trata de adolescentes, no hay problema en que se enteren en la consulta de los detalles de la intervención, que deben comprender y asumir», aclara. Asimismo, advierte de que «engañar al niño le creará desconfianza de cara a otras situaciones futuras, incluso lo pueden llegar a echar en cara con frases del tipo «ya me engañasteis cuando...». Acudir a la cirugía por sorpresa le causará temor».
En cuanto a las manifestaciones psicológicas y fisiológicas que le pueden causar al menor el miedo a la operación, Ennio José Fuentes Ceballos, cirujano pediátrico del hospital, afirma que «como todo cuadro de ansiedad y temor, el niño estará taquicárdico, asustado, irritable». Además, este estrés perioperatorio se puede traducir en trastornos del sueño, fobias, rechazo a extraños... Los más sensibles serán los niños de entre dos y ocho años», señala.
«Diario de un viajer@ intrépid@» es una iniciativa que ha puesto en marcha el Hospital Universitario General de Villalba que trata de mejorar la experiencia de los menores. Así, Zahara y su madre, Aránzazu, cuando llegaron al centro para la intervención se llevaron una sorpresa, en positivo, que fue conocer y vivir en primera persona el proyecto.
Un pasaporte muy especial
Concretamente, esta iniciativa de humanización pediátrica convierte la trayectoria quirúrgica de los pacientes menores de edad en un «viaje» en el que ganan un nuevo sello para su pasaporte en cada etapa del proceso, y en el que elementos como la imaginación, la decoración de las salas de espera, boxes de preparación y recuperación, y el papel y mensajes de los profesionales ayudan a reducir el estrés de los pequeños y también del de sus padres.
El pasaporte incluye un «mapa» que representa el procedimiento quirúrgico y en el que cada parada del recorrido equivale a una parte de la trayectoria o a un área hospitalaria por la que el pequeño debe pasar, hasta salir del circuito, con el alta del menor en el bloque quirúrgico. Con la entrega y el primer sello, nada más llegar al hospital, comenzará una aventura que continuará en Admisión del Bloque Quirúrgico, el box de preparación y terminará en el de despertar, donde conseguirá el último, como broche final de la intervención.
«La cirugía se convertirá así en un viaje por un mundo mágico en el que la fantasía e imaginación del niño, junto con la decoración, los mensajes que encontrará en todo el recorrido y el soporte de los profesionales, le acompañarán en una aventura mágica», afirman desde el centro hospitalario.
Reducir la ansiedad
«Cuando un padre está nervioso, el niño también lo está» apunta Laura Bote Curiel, enfermera coordinadora del Bloque Quirúrgico del General de Villalba. Tal y como explica, «el proyecto está orientado a promover la participación activa de los padres en el proceso quirúrgico y a involucrar en él también a los niños informando a unos y otros de las fases y pasos de los que constará para disminuir la ansiedad al respecto». «Saber qué pasos se van a dar y dónde, cuándo y cómo va a estar su pequeño les hace involucrarse más, estar más activos y, sobre todo, más relajados», asegura.
«Diario de un viajer@ intrépid@» se integra en la estrategia de humanización de la asistencia sanitaria del hospital de Villalba, tal y como explica Susana Zafra Llorente, responsable de su Servicio de Información, Experiencia de Paciente y Trabajo Social, quien asegura que los padres y los propios niños están valorando muy positivamente el proyecto, avalando su aportación tanto a la mejora de la experiencia de paciente como en términos de humanización. Y es que, «gracias a esta iniciativa, el niño vivirá su trayectoria en el bloque quirúrgico a través de un pasaporte lleno de retos, equivalentes a cada parte del proceso y que se traducirán en un nuevo sello conforme vaya superándolos», añade Zafra Llorente.
Así, la madre de Zahara, Aránzazu, explica que «los nervios los llevas por dentro, pero que el proyecto nos haga participar en este «viaje» ayuda mucho, y a ellos les permite vivir el proceso desde la perspectiva de una aventura, de conseguir todos los sellos, evadiéndose del sitio en el que están y de la intervención».
«Diario de un viajer@ intrépid@» fue galardonado por Cars for Smiles, una organización sin ánimo de lucro que trabaja para mejorar la calidad de vida de niños y jóvenes que sufren de alguna enfermedad o condición difícil.
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