Salud
Descubre cómo evitar la salmonelosis en verano
En verano, el aumento de las temperaturas y el cambio en nuestro estilo de vida hacen que los casos de salmolenosis sean más frecuentes al comer fuera de casa
Las picaduras de las avispas y las quemaduras solares no son los únicos factores que pueden afectar a nuestra salud y que son más frecuentes durante los meses de verano. Las intoxicaciones alimentarias como la salmonelosis también son mucho más habituales durante estos meses. Los principales factores que contribuyen al aumento de los casos de salmonelosis son:
En primer lugar, las temperaturas más cálidas durante los meses de verano proporcionan las condiciones ideales para que las bacterias crezcan y se multipliquen más rápidamente. Esto significa que los alimentos dejados al aire libre en el calor por períodos prolongados de tiempo pueden contaminarse con la bacteria Salmonella, aumentando el riesgo de infección.
En segundo lugar, muchas personas tienden a comer fuera de casa con más frecuencia durante los meses de verano, ya sea en picnics, barbacoas o eventos al aire libre. Esto significa que hay una mayor probabilidad de consumir alimentos que no se han almacenado o cocinado adecuadamente, lo que también puede llevar a la salmonelosis.
¿Qué es realmente la salmonelosis?
La salmonelosis es una de las infecciones de transmisión alimentaria más comunes. De hecho, la la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año enferman en torno a 550 millones de personas por salmonelosis, de las cuales 220 millones son niños menores de 5 años. En el conjunto de la Unión Europea, suelen notificarse más de 91.000 casos al año, y en el caso concreto de España, solo en 2018 hubo 8.872 casos.
La enfermedad se contrae a través de la bacteria de Salmonella. En la gran mayoría de los casos, la transmisión se produce a través de alimentos contaminados o por llevarse los dedos a la boca después de haber estado expuesto a la bacteria. Asimismo, una mala refrigeración de los productos alimentarios y un deficiente interés por la limpieza pueden favorecer la multiplicación de esta bacteria.
Diagnóstico y tratamiento
Los síntomas suelen manifestarse de 6 a 72 horas después de haber sido infectado, y durarán entre 2 y 7 días. Suele manifestarse con vómitos, retortijones abdominales, diarrea (a veces sanguinolenta), fiebre y dolor de cabeza. Estos síntomas son comunes a muchas enfermedades, por lo que el diagnóstico puede ensombrecerse. Por este motivo, el médico suele solicitar muestras de heces que puedan descartar la infección por salmonella.
En el caso de que el diagnóstico sea salmonelosis, es posible que también sea necesario hacer más pruebas para concretar la causa de la enfermedad y el antibiótico adecuado para tratarla. Si la infección está causada por una variante como la Salmonella typhi, la infección provocará fiebre tifoidea, que se caracteriza por producir una fiebre muy elevada (más de 38ºC) y un fuerte dolor abdominal, lo que complicaría bastante la enfermedad.
Existen ciertos grupos de riesgo que pueden tener complicaciones si contraen la enfermedad. Entre ellos se encuentran los niños lactantes, las personas con un sistema inmunitario ineficiente, como los enfermos de VIH o cáncer en tratamiento, aquellos que padecen una enfermedad de las células falciformes, aquellos que carecen de bazo o que este funciona deficientemente, y aquellos que toman medicamentos para suprimir las secreciones ácidas del estómago.
Los profesionales de la salud suelen recetar antibióticos a estos grupos de riesgo para evitar que la enfermedad se extienda. Sin embargo, en el caso de personas con un sistema inmunológico a pleno rendimiento, los antibióticos no solo no funcionan, sino que además pueden prolongar la enfermedad. De hecho, la salmonelosis no tiene un tratamiento definido, sino que hay que atacar los síntomas. Por ejemplo, como la diarrea y los vómitos generan deshidratación, lo ideal es tomar mucho líquido y controlar la diarrea con medicamentos que alivien los cólicos.
Prevenir la salmonelosis
Para prevenir la salmonelosis durante el verano, es importante tomar ciertas precauciones al manipular y cocinar alimentos. Esto incluye lavarse las manos a fondo antes y después de manipular alimentos, así como mantener la cocina perfectamente limpia. Además, también hay algunos alimentos que son más propensos a contener la bacteria de la Salmonella:
Por ejemplo, la carne cruda, especialmente la de res y ave, y los mariscos son alimentos que pueden infectarse con salmonela durante el proceso de matanza o por el contacto con agua contaminada. Por lo tanto, se recomienda no mezclar la carne cruda con otros alimentos y utilizar tablas de corte separadas para cada tipo de producto.
Las frutas y verduras también pueden estar contaminadas con salmonela, por lo que se deben lavar cuidadosamente con agua segura. Los huevos crudos son otro alimento que puede contener salmonela, por lo que se recomienda cocinar la yema hasta que esté cuajada o utilizar sólo huevos pasteurizados.
Siguiendo estos sencillos consejos, puedes reducir el riesgo de contraer salmonelosis y disfrutar de un verano seguro y saludable.
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