
Salud mental
Elizabeth Clapés, psicóloga: "A los hombres les cuesta más ir a terapia porque nunca se les ha permitido ser vulnerables"
Buscar ayuda psicológica sigue siendo un desafío para muchos hombres. La experta explica las claves para entender por qué

A muchos hombres les enseñaron desde pequeños que llorar es cosa de débiles. Que mostrarse sensibles o hablar de lo que sienten los hace “menos hombres”. Esta idea, tan arraigada en nuestra cultura, sigue afectando a la manera en la que viven sus emociones... o más bien, cómo las ocultan.
No es casualidad que muchos hombres se resistan a ir al psicólogo. Ir a terapia, para algunos, todavía se asocia con “estar roto” o “no poder con la vida”. Pero la verdad es todo lo contrario: pedir ayuda no es rendirse, es una forma de cuidarse. Es un acto de responsabilidad con uno mismo y con quienes lo rodean.
Los especialistas coinciden: normalizar que los hombres también lloran, también sufren y también necesitan apoyo emocional, es urgente. No se trata de “feminizar” al hombre, como algunos temen, sino de permitirle ser completo, humano, real.
La importancia de tener un espacio sano
Elizabeth Clapés, psicóloga, ha querido abordar este gran frente en el podcast '¿Quieres ser mi amigo?' de Mario Marzo y Dane Rivarola. "A los hombres les cuesta más ir a terapia que a las mujeres porque nunca se les ha dado un espacio sano donde ser vulnerable estuviera bien" explica.
Para profundizar un poco más, recurre el siguiente ejemplo: "Los hombres han ido a la guerra, han traído el pan a casa, han tirado para delante con todo. Están acostumbrados a hacer como que las heridas no están y a tirar para delante con todo" comenta Elizabeth.
El gran error de asociar debilidad con vulnerabilidad
La vinculación social que se ha llevado a cabo siempre entre la vulnerabilidad y los hombres ha dado lugar a un estigma social asociado también a su orientación sexual. De esto también ha querido hablar Elizabeth: "A los hombres que lloran se les atribuye otra orientación sexual por la vulnerabilidad que puede dar a entender un lloro" explica.
"Al no tener nunca ese espacio, porque no lo han tenido, y si lo tenían significa que eran débiles, menos masculinos, y, por lo tanto, menos atractivos a los ojos de una mujer, ahora mismo para ellos es algo muy novedoso el plantearse un espacio de vulnerabilidad" sentencia la psicóloga.
Los beneficios de la vulnerabilidad permitida
Según un artículo publicado por la Universidad de Harvard, las mujeres americanas lloran una media de 3,5 veces por mes, frente a los hombres que lo hacen una media de 1,9 veces. Y, está demostrado, que al hacerlo están logrando efectos positivos en su día a día.
En este sentido, Elizabeth Clapés explica lo siguiente: "Yo siento miedo, siento ira, estoy triste, igual que todo el mundo. La diferencia está en que yo no voy a permitir que esto me secuestre. No podemos permitir que todo lo que sentimos que sea desagradable lo acaben pagando los demás" concluye.
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