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Por qué leer a diario es bueno para la salud según la Ciencia

Mantener el cerebro activo ayuda a aumentar la reserva cognitiva, un aliado crucial contra la pérdida de la memoria y la dificultad para explicarse cuando avanza la edad

Lectura y bienestar
Lectura y bienestarFREEPIKLA RAZÓN

Los libros sobre salud permiten aprender a alimentarse bien, sobre entrenamiento, Psicología... Pero, ¿cuáles son los beneficios de la lectura sobre la salud?

Más allá de ser un pasatiempo, se trata de un proceso complejo que requiere de la «activación e interrelación de múltiples estructuras cerebrales. Cuando leemos nuestro cerebro procesa la información de forma visual, auditiva, lingüística y motora (al leer en voz alta), y son múltiples los centros y estructuras que participan en ello: áreas occipitales visuales, cuerpo calloso, áreas del lenguaje...», explica la doctora Azahara Aceituno, neuróloga del Hospital Universitario Dexeus, en Barcelona, con motivo del Día del Libro, que se celebra el martes.

De este modo, el cerebro se estimula a través de signos gráficos que ha aprendido previamente y los relaciona, generando procesos que desembocan en la lectura.

Y es esa lectura la que, según Ramón Yagüe Navas, neuropsicólogo del Hospital Quirónsalud San José, en Madrid, «pone en marcha funciones como la concentración, la memoria operativa, la memoria visual, el lenguaje, la organización, la abstracción... Ejercitar estas funciones ayuda a aumentar la reserva cognitiva, que no es más que un buen antídoto para prevenir el deterioro cognitivo o, al menos si se padece, poder afrontarlo mejor».

Diferentes investigaciones hacen hincapié en este aspecto. Ernesto Orozco, jefe de servicio de Neurología del Hospital Quirónsalud Córdoba, destaca el estudio «Actividad cognitiva a lo largo de la vida, carga neuropatológica y envejecimiento cognitivo» publicado en 2013 «Neurology».

«En él se incluyeron cerca de 300 personas de edad avanzada a quienes les realizaron pruebas de memoria anuales durante los últimos años de sus vidas. Los participantes completaron cuestionarios sobre la frecuencia con la que hacían tareas estimulantes como leer libros, visitar una biblioteca o escribir cartas. Al morir, se les hizo una autopsia y sus cerebros fueron examinados en busca de evidencia de signos físicos de demencia, incluidas las placas cerebrales y los ovillos de alzhéimer», detalla.

«Los investigadores –prosigue– encontraron que aquellos que participaban con mayor frecuencia en actividades mentalmente desafiantes tenían una tasa más lenta de deterioro de la memoria en comparación con los que no lo hacían».

Es decir, leer se asocia a una menor deterioro cognitivo. Estos hallazgos, añade, «apoyan la hipótesis de la reserva cognitiva en la cual las tareas mentales ayudan a mantener y desarrollar conexiones entre las células cerebrales».

Además, leer «en el campo de la salud mental puede ser un buen antiestresante», añade Yagüe.

«La lectura es un aliado en el manejo del estrés, ya que reduce la tensión, la frecuencia cardíaca y los niveles de cortisol más que pasear o escuchar música, y mucho más que con el uso de pantallas, que no son útiles en este aspecto», destaca Aceituno. Y, adoptado como hábito previo al descanso nocturno, puede ayudar a «establecer rutinas de sueño», destaca.

«La lectura mantiene al cerebro dinámico. Es decir, activa neurotransmisores directamente relacionados con la salud emocional, como la serotonina y la dopamina», destaca Francisco Lara, jefe de Psicología Clínica del Hospital Quirónsalud Córdoba.

Además, la lectura favorece «la empatía. Y la inmersión en el entorno imaginario que nos aporta genera pensamientos y emociones diversos y enriquecedores que mejoran la salud mental de las personas, desvinculándolas de su individualidad», añade Lara.

Y ¿cuánto tiempo es necesario para conseguir estos beneficios? «Lo ideal sería leer entre 20 y 30 minutos al día como mínimo para conseguir estos beneficios», afirma Aceituno. Un tiempo que Orozco amplía a «una hora o más diaria, según un estudio de la Universidad de Pittsburg». Ahora bien, lo importante no es tanto la cantidad, sino cómo se realiza. En este sentido, Yagüe explica que para que «la lectura sea útil es fundamental realizar una lectura comprensiva». Es decir, saber «sintetizar, clasificar y ordenar la información. Si no, de poco sirve leer mucho», concluye.

¿Es lo mismo leer en digital que en papel?

►En los últimos años se han publicado varios estudios al respecto y si bien los resultados obtenidos son similares, parece, según Aceituno «que la lectura en papel logra mejores resultados en comprensión lectora, criterios de temporalidad y un mejor rendimiento global de la lectura».

Pero estas ventajas dependen, según Yagüe, «de la persona». Es decir, «lo importante es entender y comprender lo que se lee».

Ahora bien, «la adquisición de conocimientos para desarrollar la lectura eficiente se adquieren con nitidez manejando el soporte papel, sobre todo en la etapa del neurodesarrollo. Es decir, que una persona que está aprendiendo a leer lo hará mejor en formato papel», añade.