Lotería de navidad

Medidas Covid

Más rápido, con pocos fallos y mucha seriedad

Los niños de San Ildefonso tuvieron que compensar el retraso que supuso las constantes medidas de higiene y seguridad

La pequeña Aya se ha hecho mayor, y ya no alarga tanto sus famosos «mil euros»
La pequeña Aya se ha hecho mayor, y ya no alarga tanto sus famosos «mil euros»J.J. GuillénEFE

Los niños y niñas tuvieron que cantar los números un poco más rápido de lo habitual para compensar el retraso que han supuesto las constantes medidas de higiene y seguridad que se han adoptado por la Covid-19. Aun así, hubo muy pocos fallos. Algunos sufrieron los nervios propios de un patio de butacas casi vacío: alguna bola se cayó y llegó a oírse alguna voz entrecortada. Los titubeos a la hora de cantar los números no fueron significativos, pero a los niños les «fastidia» especialmente después de los múltiples ensayos que hacen durante el año en el pequeño salón de actos de la residencia internado de San Ildefonso. Los hermanos Samuel y Alonso Dávalos, por ejemplo, comenzaron con alguna equivocación y con el atasco de alguna bola en la trompeta del bombo grande. Pero enseguida remontaron, pidieron agua para hidratarse, cantaron el tercer quinto premio (19371) y, dos minutos después, el cuarto quinto (49760).

Este año hemos vuelto a ver a Noura Akrouh, la niña que el año pasado cantó «el Gordo» a los ocho minutos de que el bombo empezara a dar vueltas. Desde ese momento, se ganó el apelativo de «la niña de la suerte». Este año, Noura ha salido la primera, con su compañera Elisabeth Obarisiagbon, y ha cantado el primer quinto premio, el 86.986, un número capicúa que ha repartido miles de euros por toda la geografía española, desde Santiago de Compostela a Ceuta. A los tres minutos, cantaban el segundo quinto (37023), que ha tenido un destino similar. A las 12:41, en la séptima tabla, Noura volvía a cantar otro premio, el segundo cuarto (38341), esta vez acompañada de Salvador Constaintin. También ha participado en esta edición Aya Ben Hamdouch, que en 2017 revolucionó el sorteo con su peculiar forma de alargar las palabras «mil euros». La pequeña causó una especial ternura porque, siendo la menor de todos los niños, demostró que no había que cantar ningún premio importante para mostrar energía y vigor. Este año hemos visto a una Aya más seria y formal, pero que ha derrochado el mismo entusiasmo durante las pedreas.