Cambio de hora

El dilema del cambio de hora

Esta noche, Estados Unidos adelantará una hora el reloj por última vez, mientras que en España, hasta 2026, no se retomará el debate. ¿Cómo sería vivir siempre con horario de verano?

Que Estados Unidos marca tendencia está claro. Y si en cuestión de horarios ellos ya han decidido que se acabó eso de mover las manecillas del reloj cada seis meses, lo mismo sirve de inspiración para otros países, como España, en los que cada vez que toca adelantar o retrasar la hora se genera un debate nacional. Esta madrugara perderemos una hora de nuestra vida. A las dos de la mañana serán las tres. Pero todo tiene su recompensa: ganaremos horas de luz pues amanecerá antes y anochecerá más tarde.

Sin embargo, hay a quienes no les acaba de convencer esta tradición y preferirían vivir permanentemente en el horario veraniego (en el que ahora entramos). Así lo harán en la patria del mundo libre después de que el Senado de Estados Unidos haya aprobado por unanimidad que en noviembre de 2023 ya no habrá cambio de hora, una medida que comenzó a implantarse en gran parte del planeta después de la Primera Guerra Mundial.

«Quien ha promovido este cambio en Estados Unidos ha sido el senador de Florida, Marco Rubio. Y es que, precisamente, este Estado se encuentra ubicado en zona tropical, donde los cambios de hora estacionales no son necesarios porque apenas varía la incidencia del sol a lo largo del año. Pero Estados Unidos es muy grande y aunque en Miami no les afecte, al resto del país sí. Creo que se acabará liando una buena cuando comience a aplicarse la nueva norma», explica el físico Jorge Mira a LA RAZÓN. Este investigador de la Universidad de Santiago de Compostela, y que forma parte del comité de expertos que ha asesorado al Gobierno de España en este asunto, asegura que aquí, de momento, hasta 2026 no volverá a revisarse el polémico asunto. Es más, ya se han publicado en el BOE las fechas de modificación horaria hasta 2026.

Solventar el desfase natural

«El cambio de hora tiene sentido en países de latitudes medias. Por ejemplo, donde yo vivo, en Cabo Finisterre, el día pasa de durar 15 horas en verano a 6 horas en invierno. Si viviera en Finlandia tendría 24 horas de luz de sol en verano y 24 de noche en invierno. En el ecuador, la variación es muy pequeña, es más, en Kenia no hay estaciones, con lo cual los países de la zona tropical no cambian de hora», puntualiza.

Según él, los «lobbistas» que presionan para que la hora no cambie «no tienen una base científica» : «El reloj va a piñón fijo, desfasa nuestro ritmo natural y precisamente la adaptación horaria se hace para solventarlo, para intentar adaptarte a ese cambio de la naturaleza y de propina, también para el mayor aprovechamiento energético».

Esta adaptación natural, a lo largo de la historia, se ha tratado de realizar a través de otros métodos, por ejemplo, con el cambio de la actividad laboral en función de la estación. «En las Cortes de Cádiz, en 1812, establecieron los horarios de sesiones en función de la estación, uno para verano y otro para invierno. Si no se cambia la hora debe hacerlo el horario de la actividad humana. En la actualidad, la tendencia es hacer lo primero», señala José María Martín Olalla, físico de la Universidad de Sevilla.

Según este experto, «el hito solar es muy importante porque nos sincroniza», y pone ejemplos frustrados de intentos históricos de no cambiar la hora: «En 2014, en Chile, optaron por tener la misma hora todo el año, pero duraron poco ya que la gente aborrecía ir al trabajo en invierno con tan poca luz. En EE UU, también se intentó en 1974 y tardaron dos años en dar un paso atrás. No confío en que la medida que ha aprobado ahora el Senado de EE UU, puede que caiga por su propio peso en poco tiempo».

La vida en horario de verano

Quienes, por su parte, están en contra de la adaptación estacional de la hora, inciden sobre todo en los efectos dañinos que tiene para la salud y para lo que los biólogos denominan «ritmos circadianos». Pero, ¿es real que influye directamente en el organismo modificar tan solo una hora en el reloj? «Afecta más a nuestra salud de lo que nos parece, ya que nuestros ritmos biológicos tienen que reajustarse nuevamente», afirma la doctora María Consuelo Vilasánchez, psicóloga y miembro de Doctoralia.

Según relata a este diario, «lo normal es que los primeros días estemos más somnolientos y eso puede llevar a que estemos más irritables, cansados, de mal humor, inquietos y con ansiedad, lo que conlleva a desconcentración y falta de atención. Sin duda, un hecho que puede llevar consecuencias mayores, ya que se ha comprobado que los accidentes de tráfico aumentan, muchas veces debido a la somnolencia y la falta de concentración». Además, asevera Vilasánchez, «puede que los primeros días no tengamos apetito a la hora de comer y ocasionar peores digestiones. El hecho de que nuestro estómago se adapte al nuevo horario también lleva tiempo. Los más afectados suelen ser los bebés y las personas mayores, además de personas con ansiedad, o con cambios de estado de ánimo».

Aunque, para la doctora, esta adaptación suele conseguirse, por norma general, en dos días, hay a quienes puede durarle una semana. Para ella, el horario de invierno es más positivo y saludable que el de verano.

¿Han llegado a imaginar cómo sería vivir siempre con la hora estival, tal y como quiere el 60% de los españoles, según el CIS? « Pues que por ejemplo, en Galicia amanecería entre las 9 y las 10 de la mañana durante cuatro meses del año. Si nos quedamos con la hora de invierno , el amanecer sería entre las 5 y 6 de la mañana en varias en las zonas del Mediterráneo. Algo que, sinceramente, no me parece muy razonable», apostilla Mira.