1 año sin Esther López
Una búsqueda en Google y el GPS del coche: la tecnología delata al sospechoso de Traspinedo
Un año después de la muerte de Esther López, todas las sospechas apuntan a la misma persona, que sigue en libertad a pesar del rosario de indicios que hay en su contra
Hasta hace un año, poca gente fuera de Valladolid había escuchado hablar de Traspinedo, un pueblo situado a media hora de la capital que debe su nombre («tras los pinos») a los pinares que rodean su casco urbano y que es conocido en la zona por su famoso pincho de lechazo a la brasa. Pero una joven de la localidad, con solo 35 años, lo hizo tristemente famoso en todo el país desde que desapareció la madrugada del 12 al 13 de enero.
Esther López de la Rosa había quedado con unos amigos para ver el Madrid-Barça de la Supercopa y después estuvieron tomando unas copas. Acabó con dos de ellos, Lucio Carlos G. D., «Carolo» (42 años), y Óscar S. M. (38), amigo de toda la vida de su hermana Inés y que incluso se quedaba a dormir de vez en cuando en casa. Ese era el grado de intimidad del que más tarde se convirtió en el principal sospechoso de su desaparición.
Él fue la última persona que vio con vida a la chica. Según su versión, los tres iban en su coche y, cuando Carolo ya se fue a su casa, ella quiso seguir de fiesta. Él se negó, Esther se enfadó y decidió bajarse en mitad de la carretera, a la altura de la urbanización «El Romeral».
Después, supuestamente, él se fue a casa, se fumó un cigarro y se durmió. Pero a la mañana siguiente, cuando nadie sabía nada de Esther su móvil empezó a sonar. Aunque al principio no dio señales de vida luego contaría esta versión, la misma que dio a la Guardia Civil y a sus amigos, aunque después la ha ido variando en diferentes declaraciones, como ante la jueza, añadiendo u olvidando matices.
Una denuncia tardía
No fue hasta que la familia de la joven denunció –el martes 18–, cuando comenzó la investigación y primeras batidas de búsqueda. Esa misma tarde, durante la primera de ellas organizada a las 15:30 horas, sus amigos ya notaron a Óscar con actitud rara y haciendo comentarios del tipo: «Esto se veía venir, por la gente con la que se junta Esther».
Sin embargo, los investigadores estaban centrados en el que entonces era el principal sospechoso: un «camello» que se había sacado un vuelo a Cuba (existía un evidente riesgo de fuga), que había mentido a la Guardia Civil y cuya vivienda estaba situada relativamente cerca de donde se bajó Esther. Era Ramón, «El Manitas», y su detención una semana más tarde marcaría un punto de inflexión en la relación de la Guardia Civil con el juzgado encargado del caso, el número 5 de Valladolid, dirigido por la magistrada Soledad Ortega.
Su casa fue peinada de arriba a abajo pero fue puesto en libertad ante la ausencia de pruebas a pesar de haber prorrogado su detención más de 72 horas. Mientras, con el foco situado en otro lado, el presunto responsable iba ganando tiempo para destruir o alterar todo lo que creía que le comprometía: lavó a conciencia su Volkswagen T-Roc, borró la centralita del mismo e inventó coartadas ante su familia.
Una escena simulada
Aún no había cadáver y era complicado para la Guardia Civil reorientar la investigación tras el «varapalo» de «El Manitas». Tanto Carolo como Óscar seguían bajo la lupa policial hasta que el 5 de febreroel cuerpo de la joven fue localizado en una cuneta de la N-122, donde ahora hay una pintada que pone «Sin justicia no hay descanso».
La escena de un posible atropello, no obstante, había sido simulada: los forenses creen que la chica murió allí pero no fue ése el lugar del impacto. Su mochilita y su móvil habían sido colocados a pocos centímetros para hacer creer que se le había caído durante el supuesto accidente pero el teléfono estaba totalmente limpiado y no tenía ni las huellas de la chica.
Se podía haber salvado
Tras una complicada autopsia en la que participaron tres forenses, se determinó que las lesiones de la joven eran compatibles con el golpe de un coche pero éste no había sido lo suficientemente fuerte como para morir del impacto. Esto fue lo que más ha hecho sufrir a la familia: Esther murió de un shock hipovolémico provocado por varios factores, entre ellos la hemorragia interna derivada del golpe y, algo determinante, la hipotermia sufrió aquella gélida madrugada. Los forenses creen que podría haber salvado su vida de ser socorrida a tiempo.
Curiosamente su «amigo» Óscar, ahora principal sospechoso, buscó en Google el punto exacto de esa curva en su móvil, aunque luego borraría la búsqueda. Al día siguiente, además, fue a lavar su coche a la estación de servicio Gasexpress de la avenida Zamora de Valladolid aunque las imágenes de una cámara han sido rebatidas y ahora la jueza está a la espera de que la empresa de ingeniería vial ISV, que ya colaboró con el caso de Diana Quer, determine si el vehículo que aparece durante 17 minutos (de 15:18 a 15:35 horas) es el T-Roc de Óscar o puede ser otro similar.
También espera la magistrada otro informe sobre el origen de los restos biológicos de Esther hallados en la chaqueta y la moqueta interior del maletero del coche (la capa superior fue limpiada pero el resto biológico caló a capas más profundas).
Óscar estuvo en la curva 20 minutos
Aunque entre los documentos más importantes aportados al sumario, hay uno del Grupo de Apoyo Técnico Operativo de la UCO de la Guardia Civil que detectó, gracias al análisis de la tarjeta SIM del coche, tres viajes a Traspinedo que Óscar ocultó a los investigadores. El crucial fue a las a las 21:59 horas, cuando permanece quieto unos 20 minutos en la curva donde se encontraría el cuerpo sin vida de Esther justo 23 días después.
Su “amigo” se queja del acoso sufrido
Mientras a las 13:00 horas de este mediodía decenas de familiares y conocidos de Esther se concentrarán en la plaza de Portugalete de Valladolid capital para pedir justicia por su muerte (el lema es: «Un año sin ti. Un año sin justicia») hay uno de sus «amigos» –el ahora principal sospechoso de su muerte– que no acudirá pero también ha querido hacer pública una petición justo estos días.
Curiosamente él, la última persona que vio con vida a su «amiga», no dedica una sola línea para pedir justicia por su muerte; ni siquiera para decir que la Guardia Civil está cometiendo un tremendo error y que deben seguir investigando para dar con el verdadero responsable de que Esther muriera de frío en una cuneta. Al contrario. Óscar S. M. emitió un comunicado el pasado viernes para solicitar algo para él: que cese del «acoso» al que, a su juicio, están sometidos su familia y él.
«Observo con sorpresa e indignación cómo se permite en algunos medios de comunicación que se me acuse, acose, injurie y calumnie a mi familia y a mí sin ningún tipo de pudor ni consecuencia», asegura en el escrito. Óscar critica que «se falte gravemente a la verdad», interpretando datos que figuran en el sumario del caso «con el fin de intentar justificar una acusación que no tiene base ni fundamento alguno».
«No puede ni debe permitirse el juicio paralelo que a diario se me viene haciendo en programas de prensa ‘amarilla’, interpretando informes de una manera absolutamente torticera y subjetiva, con el único fin de culpabilizarme, cuando hasta la fecha lo único que he hecho ha sido colaborar en todo lo que se me ha requerido», agregó.
Además, aprovechó para reiterar su inocencia: «Insisto en que yo no he tenido nada que ver con ello», recalca. Después de un año, «sufro no solo yo, sino también mis hijas menores, mis padres, mi negocio un absoluto hostigamiento, bajo una total y absoluta impunidad». Además, sostiene que tanto él como su familia están siendo «agredidos» y viendo sus casas, negocios y coches llenos de carteles y pintadas.
Lo que no menciona Óscar, aunque lo sabe, es que la madre de Esther no sale de su casa precisamente por pavor a encontrárselo.
A juicio sin pasar por prisión
El pasado 23 de diciembre la magistrada Ortega prorrogó otros seis meses la causa, tiempo en el que se recibirán los informes que faltan para ir concluyendo la instrucción del caso. Todo apunta a que, llegado ese momento, se decretará la apertura de juicio oral, donde Óscar irá como único imputado por la muerte de Esther; es decir, irá a juicio sin haber pasado antes por prisión preventiva.
Fuentes cercanas al juzgado siempre han explicado que a la magistrada le falta que la Guardia Civil construya, en base a todas las pruebas recabadas, un relato de los hechos sobre lo que pasó aquella madrugada e insisten en que los agentes siempre pueden detener a un sospechoso si así lo consideran.
✕
Accede a tu cuenta para comentar