Secuelas psicológicas

El 68% de las víctimas de trata sufre estrés postraumático

La atención psicológica de estas mujeres no está garantizada en la sanidad pública

Prostitución en Madrid
Prostitución en MadridEfe

La prostitución y la trata con fines de explotación sexual no sólo dejan huellas físicas en las mujeres, sino también profundas cicatrices emocionales que van con ellas de por vida. «Entre las secuelas psicológicas más comunes destacan: el insomnio, la ansiedad, los problemas de autoestima, la dificultad para confiar en los demás, la disociación y la sensación de no ser dignas de recibir un trato respetuoso», manifiestan desde el equipo de atención psicológica de la ONG Fiet. Por eso motivo, la organización llama a integrar la salud mental de estas mujeres en las políticas públicas y de ofrecerlas una atención especializada.

El hospital Vall d´Hebrón indica que el 60% de las mujeres que se dedican a la prostitución sufren algún tipo de trastorno de salud mental, como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), mientras que la Facultad de Psicología de la Universidad Pontificia de Salamanca indica que el 68% sufre estrés postraumático como consecuencia de su exposición a situaciones violentas y abusivas. Entre ellos están miedo, pesadillas, pensamientos intrusivos, disociación, irritabilidad e hipervigilancia.

A largo plazo, muchas de estas mujeres continúan sufriendo síntomas ansioso-depresivos y alteraciones del sueño. «Hemos visto mujeres que llegaron muy asustadas, desconfiadas, con un nivel elevado de ansiedad o un estado de ánimo muy bajo, y que, con apoyo terapéutico, han logrado recuperar hábitos cotidianos, confianza en sí mismas y paz mental», destaca el equipo de atención psicológica de la ONG Fiet.

En estos momentos la atención psicológica de las mujeres víctimas de trata no está garantizada en la salud pública, por lo que las entidades sociales cubren este vacío. El proceso de recuperación depende de cada caso, del tiempo de exposición a la prostitución, del nivel de violencia sufrido y de la existencia o no de apoyo social o familiar.

En cualquier caso, es fundamental la intervención temprana, ya que los primeros momentos tras salir de una red son críticos en una situación de extrema vulnerabilidad, donde la atención y la terapia son claves.

Desde Fiet mandan un mensaje a la sociedad: "La prostitución parece invisible en nuestro país, pero son miles las mujeres atrapadas en pisos, chalés y clubes. Muchas viven en soledad absoluta, sin apoyo ni protección. Además de haber dejado atrás sus hogares, cargan con un duelo migratorio y con el trauma de la explotación sexual. No podemos ser indiferentes. Ningún cuerpo debería estar en venta", destacan desde la organización.