
Medidas frente a los ataques de osos
Japón contratará cazadores para contener el aumento récord de ataques de osos en el país
El Gobierno japonés ha anunciado un plan de emergencia para frenar la creciente ola de ataques de osos, que este año ha dejado más de un centenar de heridos y doce víctimas mortales

El ministro de Defensa, Shinjiro Koizumi, confirmó en rueda de prensa que se enviarán equipos de apoyo a las prefecturas más afectadas, como Akita, donde los osos han sido vistos incluso en áreas urbanas. “Se han avistado osos en los supermercados, y existe la posibilidad de que uno se encuentre frente a su casa al despertar por la mañana. La gente vive con miedo”, declaró Koizumi, según recoge The New York Times.
El Ministerio de Medio Ambiente anunció que destinará fondos específicos para contratar a cazadores que se encarguen de capturar o abatir a los animales que deambulen por zonas residenciales, una tarea que se realizará conforme a la legislación sobre conservación y control de fauna. Las Fuerzas de Autodefensa japonesa colaborarán con las autoridades locales para colocar trampas, localizar ejemplares y retirar cuerpos, aunque tienen prohibido participar directamente en su eliminación.
El gobernador de Akita, Kenta Suzuki, señaló que la magnitud del problema ha superado la capacidad de gestión de los municipios y pidió apoyo al Ministerio de Defensa. “El agotamiento de los recursos está llegando a su límite”, escribió en una publicación de Instagram el pasado 26 de octubre. Japón alberga dos especies autóctonas de osos: el oso negro asiático y el oso pardo de Ussuri, de mayor tamaño y agresividad, cuya expansión poblacional en el norte del país ha incrementado los riesgos de contacto con humanos.
Un problema ambiental y demográfico en aumento
El repunte de los ataques se ha relacionado con el cambio climático, que ha reducido la disponibilidad de alimentos en los bosques, obligando a los osos a acercarse a zonas habitadas en busca de sustento. Además, el progresivo descenso de población en áreas rurales ha favorecido la invasión de fauna salvaje en espacios antes ocupados por comunidades humanas.
A ello se suma el envejecimiento de los cazadores con licencia y la pérdida de interés por esta práctica, lo que complica las labores de control. En los últimos meses se han reportado varios ataques graves, como el de una mujer de 85 años herida en la prefectura de Akita mientras trabajaba en su jardín, o el de dos personas lesionadas por un oso que irrumpió en un supermercado de la ciudad de Numata.
Con más de un centenar de ataques en lo que va de año y el mayor número de muertes registradas en la historia reciente del país, las autoridades japonesas se enfrentan al reto de equilibrar la protección de la población con la conservación de la fauna salvaje en un contexto de cambio ambiental y transformación demográfica.
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