Salud mental
Las niñas quieren dejar de serlo por las redes sociales
«Con 9 años luchan contra el envejecimiento», dice un psicólogo
Los expertos no se cansan en señalar los pésimos efectos que tienen las redes sociales sobre la salud mental de los más pequeños, ya que un uso excesivo de internet trae como resultado niños menos empáticos, más impulsivos, que tienen problemas de comprensión verbal, toleran menos la frustración, duermen peor y que desarrollan tanto ideas como comportamientos suicidas.
Como un claro efecto del impacto que tienen los cánones idealizados de belleza que se ofrecen en las redes sociales, los expertos alertan sobre una de estas consecuencias, y destacan que «vemos a niñas de 9 años luchando contra el envejecimiento», han afirmado en el encuentro «No caigas en sus redes», organizado por el Consejo General de Psicología de España y la Plataforma Control Z, junto a otros especialistas. En este sentido, los dermatólogos vienen denunciando además en los últimos años los riesgos de las rutinas de «skincare» en la infancia, impulsadas por los «influencers» desde la redes sociales.
Francisco Villar, psicólogo del Programa de atención a la conducta suicida del Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, afirma que «tenemos a chicas de 9 años haciendo toda la parte de ejercicios faciales y de maquillajes, que están súper preocupadas en luchar contra las arrugas; esa focalización en la imagen incrementa con mucho la presión estética, piensan que podrían ser más guapas» y reciben un mensaje continuo de que no son suficientes o podrían ser mejores, informa Efe.
Para evitar estos efectos los psicólogos inisten a los padres de que no dejen usar móvil u otros dispositivos tecnológicos a sus hijos antes de los 16 años, ya que «todo el tiempo que están dedicando a esto no están haciendo cosas sanas para ellos; tiene que ver con la pérdida de oportunidades».
«Un chico que no puede descansar por la noche, que no duerme, no puede aprender, no puede crecer, no puede estar, no puede sentir bienestar. Acaba arrastrando ese malestar, enfrentando una pérdida de ánimo y perdiendo la capaz de vincularse con los otros», añade Francisco Villar.
Por su parte, la directora de la Plataforma Control Z, Mar España, ha denunciado asimismo que los algoritmos presentes en los entornos digitales producen un impacto negativo entre la población, que impactan especialmente entre los jóvenes: «Lamentablemente a veces llegan al grado límite, como puede ser el suicidio», aseveró, informa Ep.
«Los médicos y los especialistas en salud mental están asustados porque los suicidios ya son la segunda causa de muerte entre los jóvenes hasta los 29 años, no solo en España, también en Europa, y las unidades que antes había en los hospitales donde se atendía a personas que habían intentado suicidarse están multiplicando por cuatro los pacientes», destacó España.
Por ese motivo, destacó que no se trata de demonizar a la tecnología, sino de la importancia de fomentar «un acceso gradual de las personas, dependiendo de su grado de madurez».
Responsabilidad de las empresas
En esta línea, la directora de la Plataforma Control Z ha pedido a las empresas tecnológicas «responsabilidad civil y ética» para que supriman los algoritmos que pueden llegar a aumentar las ideas suicidas, los trastornos de alimentación y las autolesiones». «Si yo tengo tendencias depresivas y consulto temas relacionados con depresión, el algoritmo me va a llevar a grupos de personas deprimidas. Puedo llegar a ver normal mi situación porque solo veo a gente como yo», explicó.
El doctor Francisco Villar confirmó que en su centro de trabajo se han cuadriplicado los casos relacionados con el suicidio en la infancia y la adolescencia. Ante este hecho, explicó que «la solución es muy sencilla, le pedimos a los padres que no hagan nada y que no le compren un teléfono móvil a sus hijos, así defenderán sus vidas. Nos han convencido a los padres para que le demos a nuestros hijos algo que le esta haciendo daño, no lo hagan. Hay que aguantar la presión social», destacó este especialista.
En el caso de los niños y adolescentes que ya tienen teléfono móvil, Villar aseguró que esto repercute en la comunicación con su entorno cercano: «No se comunican con la familias y tienen relaciones con iguales adulteradas, con menos vinculo». «Es muy fácil revertir esto, tenemos que comprender que es un mundo de adultos y que cuando sean adultos, si quieren, que entren en redes sociales. Un adolescente con 12 años no puede hacerlo», finalizó.