Reportaje
La pesadilla de Alba: su hija de 7 años ya está prometida con un niño de 9 en Egipto
La niña viajó hace tres años a El Cairo y nunca volvió. El padre tiene una orden de alejamiento por violencia de género
Alba sólo tenía 22 años cuando la familia de su expareja la convenció para que dejara viajar a El Cairo a la pequeña Khaley. Era el verano de 2022, la niña apenas tenía 4 años y querían que visitara a la abuela paterna, que ya estaba muy enferma. Madre e hija llevaban una vida totalmente normal en Torrejón de Ardoz (Madrid) tras la separación de la pareja a causa de los malos tratos que el padre de Khaley, Ahmed, infringía sobre Alba. El hombre, mucho mayor que ella, tenía una orden de alejamiento y una pulsera telemática desde que en 2021 los vecinos llamaran a la Guardia Civil porque escuchaban golpes y amenazas en la casa.
Durante el registro de la parcela, los agentes encontraron armas, munición y objeto robados, según fuentes policiales. Ahmed, que nunca había reconocido legalmente a su hija –la pequeña llevaba, por tanto, los dos apellidos de su madre– fue detenido. Después, un juzgado establecería una medida de protección para Alba imponiendo a Ahmed una orden de alejamiento y una pulsera telemática que permitiera saber cuándo la incumplía. Por eso se valió de un hermano suyo que también vivía en España para tratar de convencer a Alba de que dejara a la pequeña viajar a Egipto.
Autorización con fecha de vuelta
La chica se negó en reiteradas ocasiones. Algo le decía que no debía fiarse pero la familia de Ahmed siguió presionando hasta la saciedad, haciendo chantaje emocional con el tema de que iba a ser la última vez que la pequeña Khaley pudiera ver a su abuela. Si no, podría arrepentirse el resto de su vida. No fue hasta dos días antes del vuelo cuando Alba cedió y acudió a una comisaría de la Policía Nacional para hacerle el pasaporte a la niña. También firmó la autorización que permitía a la niña viajar con su tío en el vuelo «equis» del 27 de julio de 2022, con una fecha de regreso bien clara: este adulto y la menor debían regresar en el vuelo «equis» (unos días después). No había lugar a la interpretación. Sin embargo, aquí llegó la primer sorpresa para Alba: aquel vuelo de regreso al aeropuerto de Madrid-Barajas sólo lo tomó el tío de Khaley: la niña se quedó en Egipto y a las autoridades no les saltó ninguna alarma al ver este grave incumplimiento que ataña a una menor.
La excusa que Ahmed tenía preparada era algo burda: él había sufrido un accidente de tráfico, no muy grave, pero, por este motivo, no había podido llevar a la niña con su tío para que tomaran el vuelo de regreso a España. Fue entonces cuando Alba se enteró de que la niña estaba con su padre, que tenía una pulsera telemática por malos tratos y que nadie le había dicho que él también fuera a ese viaje. Sin embargo, en este primer momento, lo que le dijeron la dejó más tranquila: en un par de semanas la niña volvería en otro avión a Madrid.
Llegó la fecha y eso tampoco ocurrió. Fue cuando pasaron un par de meses cuando Alba se dio cuenta de que, en realidad, su hija no iba a volver. Entonces fue consciente de que, a pesar de haber atravesado el calvario de la violencia de género con solo 20 años, su pesadilla acababa de comenzar. La comunicación con la familia paterna y con la niña fue siendo cada vez más complicada y ella decide viajar hasta allí en diciembre, para el cumpleaños de Khaley, que iba a cumplir 5 años.
Otra paliza en Egipto
La familia de Ahmed la recibe bien, le hacen sentir tranquila y le dejan estar con la niña. Ella graba un vídeo del reencuentro y la niña se pone muy contenta de volver a ver a su madre, que no veía desde hacía casi medio año, cuando se despidió de ella en el aeropuerto Adolfo Suárez- Madrid Barajas. Por eso en el cartel de difusión para la búsqueda de la niña pone que este es el lugar donde fue vista por última vez.
Pero Alba, lógicamente, no había viajado hasta Egipto sólo para pasar con su hija el día de su cumpleaños. Su intención era traerla de regreso a Torrejón, a su casa, ya que se había incumplido la autorización que ella había firmado para permitir la supuesta visita a la abuela enferma. Legalmente no debería haber tenido ningún problema porque Khaley es su hija y allí no está oficialmente con ningún familiar.
Y es que, es importante recordar que Ahmed no es ante la ley el padre de la menor, por lo que no puede alegar ante las autoridades egipcias que se trata de su hija. Ni siquiera, por tanto, podemos hablar de una «desaparición» por sustracción parental, sino del secuestro de una menor y que está bien localizada. Es decir, parece sencillo (legal y logísticamente) traerla de vuelta a casa. Pero algo está fallando. Aun así, a pesar de ser una ciudadana española de pleno derecho, nadie parece estar ayudando a esta niña, que lleva ya tres años en Egipto. Ni tampoco a su madre, que ya no sabe a dónde más acudir tras comprobar que nadie del Ministerio de Justicia, de Interior y de Exteriores ha podido ayudarla.
Ahora, la Asociación SOS Desaparecidos, lideraba por Joaquín Amills (ahora portavoz de Alba) y el abogado Juan Manuel Medina, están moviendo el asunto para tratar de poner fin a la pesadilla de Alba, que ya está durando tres años.
Porque ese viaje a Egipto en el mes de diciembre de 2022 no sólo no sirvió para traer a Khaley de vuelta a Torrejón sino que avivó la ira de Ahmed, ya investigado por violencia de género en España.
Además de que Alba ya había denunciado en España el secuestro de su hija antes de viajar a Egipto, allí acudió a la Policía egipcia para pedir ayuda y explicar la situación. Y aunque Ahmed tiene una orden de alejamiento (con pulsera telemática) sobre Alba, organizó una especie de cita con ella. «La llevó flores y un pastel para tratar de ganársela pero después le enseñó una copia de la denuncia que acababa de poner Alba en la policía egipcia y le dio una paliza para recordarle que eso no se hace», explica Amills, portavoz de la joven. «Desesperada, acudió a la embajada española en El Cairo para pedir ayuda, porque ya no sabía dónde más acudir en auxilio, pero se la encontró cerrada porque eran fechas navideñas», recuerda el portavoz de SOS Desaparecidos.
Alba regresó finalmente ella sola a España y vuelve a dar parte al juzgado de todo lo sucedido. de nuevo, silencio administrativo. «Uno de los grandes problemas es que Egipto no es un país que cumpla el Convenio de La Haya», recuerda Amills.
La familia de Ahmed se pone en contacto con ella para lanzarle una clara advertencia: no va a ver más a la niña si sigue por el camino (el de las denuncias). Porque, tras hacer público en Telemadrid lo que estaba viviendo, un familiar de Ahmed le propinó una paliza. Ella, volvió a denunciarlo, adjuntando un parte de lesiones que acreditan las heridas.
Juicio suspendido por el apagón
El juicio por estas lesiones (latigazos con un cinturón en la espalda, por ejemplo, además del golpe en la cara) estaba fechado para el pasado 28 de abril, el día del apagón que dejó a España sin luz durante casi un día y obligó a suspender la actividad ordinaria en muchos juzgados. Alba fue una de las afectadas.
El juicio fue pospuesto para septiembre pero, aunque se celebre y el culpable sea condenado por un delito de lesiones, la preocupación de Alba no es esa. Su niña sigue secuestrada por una familia en Egipto y, para tratar de hacerla el mayor daño posible a través de la niña (hablamos, por tanto, de un caso de violencia vicaria), han hecho lo que saben que iba a «volver loca» a su madre: organizar un matrimonio infantil.
Matrimonio infantil apalabrado
«Hace unos días recibió la llamada de otro familiar de Ahmed que también se había enfadado con la familia por otro motivo y le advirtió de que acababan de prometer a la niña con otro menor, de 9 años», explica Amills. Khaley ahora tiene 7 años y la intención (el acuerdo al que han llegado ambas familias) es casar a los niños cuando el niño tenga 15 años y Khaley 13. Alba solo espera que, para entonces, todo esta pesadilla ya haya terminado y la niña, española, haya regresado a su casa de Madrid para tratar de retomar la normalidad y trabajar con un profesional los posibles traumas que haya sufrido. Para su portavoz es intolerable que esta chica, tan joven y vulnerable, no haya sido ayudada por las autoridades.