Bienestar

¿Por qué el agua sabe diferente cuando está caliente?

La noción de que se necesitan complejos cálculos y un esfuerzo sobrehumano para mantenerse hidratado es una tontería

vaso de agua | Fuente: Doris Jungo
vaso de agua | Fuente: Doris JungoLa Razón

Beber agua a diario y en una cantidad suficiente es esencial para el correcto funcionamiento del organismo. La Organización Mundial de la Salud recomienda consumir entre 1,5 y 2 litros de agua cada día. Pero cuidado, el cálculo de la OMS se ha hecho teniendo en cuenta todo lo que ingerimos a lo largo del día. Si por ejemplo nos tomamos una ensalada, un filete o un zumo… estamos consumiendo agua. En diferentes proporciones, pero agua al fin y al cabo. Pequeñas cantidades de agua que se van sumando hasta que -poco a poco- se van acercando a las exigencias de la institución. Si tenemos esto en cuenta podremos comprobar que cumplir con su recomendación es algo muy razonable para la mayoría de las personas… y sin necesidad de hacer demasiados sobre esfuerzos.

Se recomienda beber agua o bebidas refrescantes, incluso en el caso de que no se tenga sed
Se recomienda beber agua o bebidas refrescantes, incluso en el caso de que no se tenga sedRicardo RubioEuropa Press

El sabor del agua

Para el doctor Joel Topf, nefrólogo y profesor clínico adjunto de medicina en la Universidad de Oakland, la recomendación es clara: "Hay que beber cuando se tiene sed”. Es una regla sencilla y sobre todo, fácil de implementar. La noción de que se necesitan complejos cálculos y un esfuerzo sobrehumano para mantenerse hidratado y evitar así las consecuencias nefastas de la deshidratación es -para el experto- una tontería.

Sí que es cierto que las personas mayores de unos 70 u 80 años deben prestar un poco más de atención a este asunto, porque la sensación de sed puede disminuir con la edad. Y podemos decir lo mismo para las personas que padecen ciertas afecciones o que toman medicamentos con efectos diuréticos, (…) pero para el común de las personas, la única norma que deberían seguir es: saciarse cuando lo necesiten y dejar de pensar en ello.

Normalmente lo que nos pide el cuerpo son unos tres o cuatro vasos de agua al día. Pero, sin lugar a dudas, el vasito de agua que más solemos agradecer es ese que nos tomamos nada más levantarnos. Para muchos es normal despertarse y encontrar en la mesilla el vaso de agua que dejaron allí “por si entraba sed a lo largo de la noche”. Y como hemos pasado toda la noche con la boca abierta y babeando… necesitamos recuperar líquidos.

Un vaso de agua, una manzana y un metro
Una mujer a dietaAgencias

Lo curioso es que, a pesar de ser el vaso de agua que más apetece, también es el que peor sabe. Ha pasado allí toda la noche y después de tantas horas se ha calentado a temperatura ambiente. Al parecer, esto sucede porque las papilas gustativas son incapaces de detectar el sabor del agua cuando está fría, pero sí cuando está caliente o a temperatura ambiente. De hecho, hay algunos estudios que van más lejos y sugieren que los seres humanos adquirimos el gusto por el agua fría para que -instintivamente- evitásemos las enfermedades (proliferan mejor a más temperatura).