
Personalidad
¿Por qué hay personas que están siempre a la defensiva? La psicología tiene la respuesta
Según un estudio reciente, más del 50% de las personas se opondrían a una idea propia si la dijera otra persona

Hace algunos años, un estudio realizado por diversas instituciones europeas arrojó una estadística sorprendente: más del 50% de las personas se contradiría a sí misma si considerara que su propio argumento proviniera de otra persona.
¿Qué implica esto? En esencia, que la claridad de ideas no es precisamente un rasgo de la naturaleza humana. Pero si profundizamos, encontramos conclusiones aún más intrigantes: un porcentaje significativo de personas no solo es incoherente y cae en numerosas contradicciones, sino que parece preferir la confrontación en lugar del entendimiento y el desacuerdo en lugar del acuerdo. ¿Por qué sucede esto?
Abordemos esta compleja cuestión desde una perspectiva psicológica, haciendo referencia a la teoría de la reactancia psicológica, fundamental para entender nuestro carácter contradictorio y cómo la confrontación, la oposición y la resistencia pueden ser reacciones comprensibles y, en ciertos casos, esenciales para preservar nuestra libertad individual y colectiva.
Es común encontrarnos con personas que parecen estar constantemente a la defensiva, listas para iniciar una discusión o contradecir la opinión predominante sobre cualquier tema. En el peor de los casos, su actitud genera un estado constante de tensión que agota a quienes les rodean y desgasta las relaciones.
Lo intrigante de las personas que siempre llevan la contraria es que, en muchos casos, no lo hacen de manera deliberada ni consciente, y tampoco obtienen ningún beneficio de ello. No es una estrategia calculada, sino más bien una forma de estar en el mundo. Entonces, ¿por qué insisten en llevar la contraria, y por qué les resulta difícil cambiar?
Parte de la persona
En ocasiones, las personas que siempre contradicen reaccionan ante lo que perciben como amenazas, que a menudo no lo son en realidad. Cualquier propuesta ajena es interpretada como una amenaza o un ataque, y la persona responde de manera defensiva, oponiéndose incluso cuando la propuesta podría ser beneficiosa para ella.
El estudio previamente mencionado señala que las personas tienden a ser más críticas con los argumentos de los demás que con los propios. Esta discrepancia revela una tendencia a cuestionar menos nuestras propias ideas en comparación con las ajenas. Este escaso autoanálisis y falta de autocrítica se deben, en parte, a la inseguridad que todos experimentamos en cierta medida. Cuestionarnos y descubrir que estamos equivocados, y que otros pueden tener razón, puede ser un golpe al ego difícil de soportar.
Es importante destacar que ser narcisista no implica la ausencia de inseguridad; de hecho, puede contribuir a la tendencia a contradecir a otros simplemente porque las ideas no provienen de uno mismo. Los narcisistas pueden incluso poner en duda buenas ideas solo porque no se les ocurrieron primero.
En otros casos, llevar la contraria puede ser una fuente de motivación. Sentirse diferente y oponerse a la opinión mayoritaria puede generar una sensación de valentía, incluso si esta postura es perjudicial para los propios intereses. Esto se alinea con la teoría de la reactancia psicológica, que sugiere que las personas pueden cargar energía a través de la oposición cuando se sienten amenazadas e inseguras.
Además, existe el trastorno de oposición desafiante (ODD), que se asocia a etapas de la vida como la niñez o la adolescencia. Reconocer la diferencia entre un individuo con carácter fuerte y alguien con ODD puede ser complicado, pero cuando los comportamientos de oposición son frecuentes, causan problemas graves en las relaciones y la vida cotidiana, es importante buscar ayuda profesional.
Finalmente, no debemos pasar por alto a un grupo de personas que llevan la contraria por simple diversión, aburrimiento o mezquindad. A menudo, disfrutan provocando a los demás sin interés en llegar a acuerdos. Estas personas no consideran la discusión como un proceso dialéctico o filosófico, sino como un pasatiempo nocivo, incluso para sí mismas.
En resumen, las reacciones de las personas que sienten amenazada su libertad individual pueden generar tensiones innecesarias. A pesar de que a veces percibamos amenazas que no existen, llevar la contraria puede ser una forma de afirmar nuestra libertad. El desafío radica en encontrar el momento adecuado, el contexto apropiado y la autoridad correcta para expresar nuestra oposición de manera constructiva.
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