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Se acerca Halloween: aquí tienes las tumbas más espectaculares del mundo
Resulta curioso que muchas de las tumbas de los grandes emperadores superan en belleza y tamaño a los palacios que habitaron en vida, atrayendo a su vez a millones de visitantes al año
Con los últimos días de octubre, se aproxima la fecha que señala, de alguna manera, variada y confusa, el Día de los Muertos. Es confusa porque ni siquiera tiene un único nombre, como puede tenerlo el Puente de San Isidro, sino que, dependiendo de la celebración que desees festejar con tus amigos o tu familia, llamarás a este día Halloween, Samhain, Día de Todos los Santos, Dia dos Finados... y si vas a Camboya un 16 de septiembre, estarás celebrando el Pchum Ben durante quince días en honor a los antepasados. Tantas tradiciones y tan hermosas, tan entremezcladas entre sí y aprovechadas hasta exprimir su última gota de zumo por las diversas empresas beneficiarias, tanta religión y tanto paganismo malinterpretado, han terminado por convertir el Día de los Muertos en un berenjenal donde no hay quién se aclare.
Por esta razón no sé si atreverme a hacer un artículo sobre alguna de las celebraciones en concreto, porque temo que estaría discriminando a las demás de alguna manera (el Halloween del título era puro clickbait), así que lo he decidido, no pienso complicarme, tampoco complicar más al lector que bastante tiene aprendiéndose tantos nombres y tradiciones y ritos y disfraces. Visitaremos las tumbas más impresionantes del mundo en un intento por aunar todas las tradiciones celebradas cada 1 de noviembre, a partir del único concepto que comparten sin excepciones ni vueltas de hoja: los muertos.
Los Inválidos
No crea el lector que los lugares de reposo eterno para los grandes hombres son sencillos, ni mucho menos. Ya le aviso de que en la siguiente lista se encontrará una cantidad de piedra, mármol, oro, plata, marfil y gloria que ninguno de nosotros sería capaz de picar en una vida entera. El ejemplo perfecto para introducirnos en materia lo encontramos en Los Inválidos, aquí, en París, en la misma tumba de Napoleón Bonaparte y José Bonaparte - al que nosotros llamamos Pepe Botella -. Aunque su construcción se realizó en 1670 por orden de Luis XIV el rey Sol, con la intención de utilizar este valioso edificio para acoger a los veteranos y lisiados de guerra sin hogar, su uso no tardó en transmutarse al de mausoleo para el emperador más grande que tuvo Francia después de Carlomagno. Aunque es cierto que no son los únicos personajes aquí enterrados porque también pueden encontrarse las tumbas de numerosos generales franceses, el punto que señala el ataúd de Napoleón es sin duda el más impresionante, inevitablemente recargada con un halo de grandeza.
Taj Mahal
No puede faltar la que hoy se considera una de las Siete Maravillas del mundo, conocida por todos aunque muchos ignoran que se trata en realidad de un monumento funerario. Y lo mejor de esta espectacular muestra de arquitectura sería que no se trata del mausoleo de un gran emperador, de un rey muy poderoso, de un hombre sin igual; sino de una mujer, la esposa de un rey, que falleció en la batalla que supuso parir a su decimocuarto hijo. Aquí la enterró, roto de dolor, el emperador Shah Jahan. Al hablar de la Corona de los Palacios (esta es su traducción del hindi) nos referimos a 17 hectáreas de exquisita fusión entre las arquitecturas árabe, persa, india y turca. Un entramado de filigranas y destellos blancos que no deja de sorprender a cada dato que lanzamos. Por ejemplo, ¿sabía el lector que fue construido durante la dinastía mogol en la India, y que esta dinastía es descendiente directa de los conquistadores mongoles? Quién habría imaginado que la brutalidad de Gengis Khan derivaría en una descendencia tan hermosa.
Cripta Real del Monasterio de El Escorial
Ahora mismo ando viendo la serie de Carlos, Rey Emperador. Y no he podido evitar pensar, a través de esta serie y libros leídos y poesía de la época, que la Corte española durante el reinado de los Austrias siempre tuvo algo de parco, una religiosidad de murmullos y capotes negros silabeando entre sus pasillos, que precisamente le otorgaban un aurea de misterio capaz de asustar al monarca europeo más poderoso. Esa misma percepción de pasión acallada, de poderosa seriedad en sus gestos y las palabras, la transmite sin fisuras la Cripta Real del Monasterio de El Escorial. Pequeñas filigranas de oro culebreando sobre la madera cumplen con exquisita sencillez la misma función que los fastuosos aderezos en Los Inválidos. Apenas hay adornos, como no sea el Cristo crucificado que los domina. Aquí se encuentran enterrados todos los reyes de las dinastías Austria y Borbón, a excepción de Felipe V y Felipe VI, además de todas las mujeres que fueron madres de reyes.
Mausoleo de Qin Shi Huang
El que probablemente sea uno de los más arrobadores que existan. Es curioso porque una persona puede estar de pie sobre el propio mausoleo, que cubre una superficie de 60 kilómetros cuadrados, y apenas darse cuenta. ¿Cómo puede ser? Esta es la tumba del Primer Emperador Qin, el primer emperador de la China unificada en el siglo III antes de Cristo. Alberga 400 tumbas más y 7.000 figuras de soldados y caballos de terracota a escala real, es famosa en el mundo entero y, sin embargo, no sabemos que andamos pisándola. De hecho, nadie lo supo hasta 1974. Sí es habitual perder tumbas, perdimos la de Alejandro Magno y la de Carlomagno y a punto estuvimos de perder la de Hernán Cortés, pero ninguna de ellas era tan grande como esta. La causa de su larga desaparición es la misma que ha llevado a mantenerla intacta durante milenios. Se encuentra escondida bajo tierra a dos kilómetros de Xianyang.
La Gran Pirámide de Guiza
La única maravilla del Mundo Antiguo que sigue en pie no podría faltar en esta lista. Se mantiene fuerte 4.590 años después de su construcción por órdenes del faraón Keops, que más tarde fue enterrado en ella. Es sobrecogedor pensar que nosotros estamos más cerca de la famosa Cleopatra de lo que ella estuvo de la construcción de esta pirámide, resulta asombroso saber que fue el edificio más alto del mundo durante 3.800 años, hasta ser superado en el siglo XIV por la Catedral de Lincoln. Sin embargo, ya no se ve tal y como fue entonces. Se piensa que durante los años de Heródoto, esta bestial tumba digna de un dios estaba recubierta de un color blanco cegador, mientras que su punta era de oro puro. El desgaste de los años y los saqueadores han terminado por darle su aspecto actual.
Gur-e Amir
La que fue predecesora del Taj Mahal en cuanto a su estilo arquitectónico resulta en un delicioso monumento funerario en honor al emperador Tamerlán, ancestro mogol del mismo rey que construyó el monumento indio. Vidas y muertes terminan por encajar en el mismo punto. Pero donde el Taj Mahal es de un blanco cegador, el Gur-e Amir supura colores del cielo, dorados y azulados, colores de la tierra como el barro en los ladrillos y las hojas de los jardines circundantes. En un principio fue construido para albergar la tumba del nieto de Tamerlán, fallecido a temprana edad, pero la muerte repentina del emperador durante una de sus campañas en China obligó a enterrarlo aquí antes de tiempo. En Samarcanda, que es ciudad de todas las leyendas. También se murmura que una maldición pesa sobre cualquiera que profane su tumba, se dice que el caudillo Nader Shah, fundador de la dinastía de los afsháridas, robó en 1740 la lápida de jade de Tamerlán y desde entonces comenzaron a lloverle las desgracias. Incluso su primogénito se encontró al borde de la muerte. No cesaron hasta que devolvió la lápida al Gur-e Amir.
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