Pacto inminente
El Campo de Gibraltar exige ya un acuerdo, aunque «no es la panacea»
Reclaman inversiones para no depender tanto de la colonia
La Unión Europea y Reino Unido ultiman el acuerdo que define el encaje de Gibraltar tras el Brexit. Un marco competencial que se espera con impaciencia en una comarca que depende en gran medida de las buenas relaciones con La Roca. De hecho, casi 10.000 españoles acuden diariamente a trabajar a la colonia británica, expectantes por las medidas que contemplará el pacto en cuanto a los controles en la frontera, las consecuencias en las pensiones o el movimiento de mercancías. «Esperamos y deseamos que sea un acuerdo positivo», asegura a LA RAZÓN Ángel Serrano, secretario general de UGT en el Campo de Gibraltar y portavoz del grupo transfronterizo, integrado por los sindicatos y empresarios locales. No obstante, Serrano apunta que el acuerdo que está a punto de alumbrarse «no es la panacea». «Es una parte más», señala, en alusión a la compleja problemática de una comarca en la que el paro y las escasas inversiones son la nota dominante.
«El Campo de Gibraltar es una zona bastante deprimida y tanto los sindicatos como los empresarios, Cámara de Comercio y los puertos reclamamos inversiones para no tener esa dependencia de Gibraltar. Para eso hay que tener infraestructuras, un tren y carreteras en condiciones», señala.
Uno de los aspectos que más afecta a los trabajadores es la consideración de Gibraltar como un tercer país, lo que implicaría intensificar los controles en la frontera y, por tanto, se multiplicarían las colas que ya de por sí soportan cada día. En cuanto a sus condiciones, el portavoz del grupo transfronterizo señala que «están mucho más amparados por muchos organismos, sobre todo de Bruselas, que cualquier ciudadano». A su juicio, «no puedes dejar a las personas tres o cuatro horas esperando. Sales a las seis de la tarde de trabajar y llegas a las diez de la noche a casa. Hay gente que vive en La Línea, pero también trabajadores que tienen que volver a Jerez o Sevilla. Esto habría que cuidarlo». Pero en las negociaciones también entran en juego aspectos relativos a la soberanía. Escollos que hay que salvar porque «al final salen perjudicados los ciudadanos en general». En este punto, Serrano remarca que la comarca debería tener una consideración singular, dada su complejidad social y económica. «Por ejemplo, que los policías y guardias civiles tengan un incentivo para quedarse, ya que a los dos años se quieren ir, o si aspiras a un puesto en la Administración, que se otorguen más puntos por estar en el Campo de Gibraltar».
Fue en junio de 2016 cuando, por un ajustado resultado del 51,9%, el Reino Unido decidió salirse de la Unión Europea. Sin embargo, la colonia británica se expresó de forma contundente en sentido contrario: el 95,91% de los «llanitos» dijeron que querían continuar en la UE. «Ellos se han encontrado una situación nefasta», afirma Serrano, quien recuerda que el encaje de la colonia tras el Brexit es una asunto que se ha dilatado demasiado en el tiempo, con numerosos incumplimientos como la anunciada retirada de la icónica verja.
El aeropuerto y la «zona de prosperidad compartida»
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se ha mostrado partidario de que el aeropuerto de Gibraltar sea de uso compartido, contemplándose así en el acuerdo post-Brexit que está a punto de anunciarse. El grupo transfronterizo comparte esta reivindicación, ya que este equipamiento crearía una «zona de prosperidad compartida». Así lo asegura su portavoz, además de incidir en las bondades de esta terminal para el turismo y la economía del Campo de Gibraltar. «Estamos en una zona con muchas posibilidades si hay inversiones e infraestructuras. Si no inviertes, esto se queda en un desierto por muchas playas que tengamos», aseguran los empresarios y sindicatos.
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