
Tecnología
¿Puede tener sentimientos la inteligencia artificial?
La Universidad de Granada trabaja en el proyecto LOVE

'LOVE', un proyecto de la Universidad de Granada (UGR), trabaja para diseñar una inteligencia artificial (IA) con sentimientos que sea capaz de aprender y expresar emociones de manera autónoma.
El trabajo pretende ofrecer una dimensión, la emocional, de la que hasta ahora carece la IA que está transformando numerosos aspectos de la vida cotidiana.
La investigación doctoral de Alberto Hernández Marcos aborda desde la UGR el desafío y trabaja en el desarrollo de un marco de autoaprendizaje emocional para agentes de inteligencia artificial (IA), diseñado para que aprendan y expresen patrones emocionales de manera autónoma.
"Este avance representa un paso importante hacia sistemas de IA más humanos y efectivos", ha explicado Hernández Marcos, responsables del estudio LOVE, acrónimo de Latest Observed Values Encoding, que en español hace referencia a la codificación de los últimos valores observados.
Hernández Marcos ha explicado que, a la hora de sumar sentimientos a la tecnología, los modelos actuales suelen basarse en soluciones específicas y rígidas que limitan mucho su capacidad de generalización.
Su investigación ha apostado por establecer una base científica sólida que explique cómo las emociones pueden emerger espontáneamente de percepciones de agentes artificiales en su entorno y lograr su interpretación con un sistema para identificar las emociones aprendidas con patrones emocionales documentados.
El marco de trabajo combina principios de aprendizaje por refuerzo y aprendizaje no supervisado para analizar datos cruciales del entorno de un agente, como recompensas recientes, expectativas futuras y estados anticipados.
A través de una red neuronal entrenada con datos sin etiquetar, el sistema identifica patrones temporales que se asocian a emociones básicas.
Esta red neuronal actúa como codificador emocional, una especie de sistema límbico artificial para la IA, que genera emociones sintéticas durante su funcionamiento.
LOVE cuenta también con la participación de la Facultad de Psicología de la UGR, que ha intervenido en uno de los experimentos para analizar las emociones cuando un agente de IA tuvo que alunizar una nave en un paisaje rocoso.
Los resultados clave del experimento han demostrado que el sistema identifica las emociones básicas al aprender patrones emocionales coherentes.
Estos avances pueden tener numerosas aplicaciones prácticas, ya que el aprendizaje de las emociones puede integrarse en robots sociales, agentes conversacionales y sistemas educativos para mejorar su capacidad para adaptarse a las dinámicas humanas.
El marco desarrollado no solo amplía la comprensión científica de cómo las emociones pueden surgir en sistemas artificiales, sino que también sienta las bases para nuevas aplicaciones prácticas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar