
Animales
El rey de las ratas, una monstruosa mezcla de varias ratas, existió de verdad, pero es algo realmente terrorífico
Parece una leyenda medieval, pero es una condena a muerte real para decenas de roedores: el fenómeno del «rey de las ratas» une a varios ejemplares por la cola en una trampa tan espeluznante como natural

Suena a leyenda oscura, a un cuento macabro susurrado al calor de una hoguera en la Europa medieval. El «rey de las ratas», esa imagen de un grupo de roedores cuyas colas se han enredado de forma aparentemente inextricable, ha alimentado el imaginario popular desde, como mínimo, el siglo XVI. Se ha convertido en un presagio de desdicha, una visión casi infernal que ha poblado pesadillas y relatos durante generaciones.
Sin embargo, lejos de ser un mero producto del folclore o una superstición del pasado, este grotesco y perturbador fenómeno es una realidad confirmada por expertos. Constituye una trampa mortal que la propia naturaleza, de manera accidental, tiende en ocasiones a estas criaturas, transformando un instinto de supervivencia en una condena lenta y agónica para todo el grupo. La naturaleza alberga otros fenómenos sorprendentes que, aunque menos tétricos, también tienen una explicación biológica, como es el caso de los llamados «dientes de tiburón» en los perros.
De hecho, el mecanismo detrás de esta macabra unión es mucho más prosaico y trágico de lo que sugiere el mito. Las colas de los animales no se anudan activamente entre sí, sino que quedan adheridas por una amalgama de sustancias pegajosas que se encuentran en su entorno inmediato. Materiales como la resina de los árboles, la tierra húmeda, el estiércol o los restos de paja, al congelarse o secarse, actúan como un cemento imposible de romper.
Una trampa mortal nacida del instinto
En este sentido, el origen de todo el proceso reside en un comportamiento instintivo fundamental para estos animales: el de acurrucarse en grupo para combatir las bajas temperaturas. Es precisamente la búsqueda de calor corporal lo que las lleva a formar ovillos compactos en sus nidos, una reacción que, tal y como detallan en Nationalgeographic, se convierte en el origen de su trampa mortal cuando las condiciones ambientales son las propicias. Este tipo de conductas innatas son más comunes de lo que se piensa, como demuestra la razón por la que un perro da tantas vueltas antes de hacer sus necesidades, un hábito que también responde a un legado ancestral.
Asimismo, quedar atrapado en una de estas formaciones equivale a una sentencia de muerte y supone un sufrimiento atroz para los roedores implicados, que se ven condenados a moverse como una única y desdichada entidad. La mayoría de los casos documentados a lo largo de la historia involucran a la rata negra, conocida científicamente como Rattus rattus. El fenómeno, además, se observa con mayor frecuencia en regiones que experimentan inviernos fríos, lo que refuerza la teoría sobre el origen del problema.
Por otro lado, el término «rey» puede llevar a equívocos sobre la supuesta estructura social del grupo atrapado. Aunque las colonias de ratas suelen tener jerarquías bien definidas, con un macho dominante a la cabeza, este no ejerce ningún tipo de control sobre el conjunto enredado. Se trata, por tanto, de una desafortunada consecuencia de sus instintos, y no de una extraña y macabra monarquía animal surgida de las profundidades de un cuento de terror.
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