Sociedad
El niño Diego Pavel Gurzo recreará la tradición del Obispillo el 28 de diciembre en Burgos
La tradición se remonta a la Edad Media
La Escolanía de Pueri Cantores de la Catedral de Burgos ha elegido al escolano que se enfundará el traje de Obispillo el próximo 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, para recorrer las calles del centro de la capital ataviado con la mitra y el báculo a lomos de un caballo blanco, en una de las tradiciones navideñas más antiguas de Burgos.
El niño Diego Pavel Gurzo ha sido elegido por sus propios compañeros de la Escolanía de Pueri Cantores, 18 en total,por su buen comportamiento y su nombre se ha conocido este domingo en el acto de proclamación celebrado en la Sala Polisón del Teatro Principal, después de que la Escolanía haya cantado en la misa de domingo de la Catedral.
Diego estará acompañado por Kevin Alessandro Herbozo Bardales como vicario y Mario y Guillermo García Barbero como secretario, todos ellos niños que llevan algún tiempo formando parte del coro, que está próximo a cumplir los treinta años de existencia desde que se retomase la tradición a finales de los años ‘90 del siglo pasado.
El nuevo Obispillo, quien contará con el apoyo del presidente del Cabildo Catedralicio, Félix Castro, como padrino, ha reconocido que se esperaba la designación lo que no ha evitado los nervios, con los que espera también el 28 de diciembre.
Diego Pavel Gurzo tiene 12 años, cumplidos el pasado 5 de diciembre, y estudia en el IES Comuneros de Castilla de Burgos; lleva dos años en la Escolanía de Pueri Cantores, a la que llegó animado por el párroco de su iglesia, y además de cantar le gusta el fútbol y el dibujo.
Una tradición de siglos de antigüedad
La tradición del Obispillo se remonta a la Edad Media, vinculada siempre al coro de voces blancas de la Catedral de Burgos, si bien en el siglo XX sufrió algunas ausencias ante la falta de la escolanía, que desapareció en los años ‘60 aunque se refundó en 1996.
Bajo la dirección de Luis Corbí, la Escolanía de los Pueri Cantores se reactivó y, desde ese momento, Burgos ha contado todos los años con un Obispillo, incluidos los de pandemia, aunque las restricciones sanitarias obligaran a cambiar algunos de los actos e incluso a suspenderlos en lo más duro de la pandemia.
La fiesta del Obispillo se enmarca en el Día de los Santos Inocentes, cuando en el Monasterio de las Madres Salesas se impongan las túnicas a los nuevos escolanos (seis este año) y el pequeño Diego se vista con la mitra y báculo para desfilar a lomos del caballo blanco.
Hará visita a los mayores de la residencia Barrantes, se entrevistará con el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, y tras un recorrido con mucha expectación por el paseo del Espolón, llegará al Ayuntamiento, donde subirá a saludar a la alcaldesa, Cristina Ayala.
Desde el balcón de la Casa Consistorial el Obispillo lanzará un mensaje a la ciudadanía burgalesa y comunicará sus peticiones a la regidora, que tomará buena nota para intentar, en la medida de lo posible, cumplir con las demandas de los niños de Burgos, a los que representa este inocente Obispillo.
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