Música

Twin Temple: el sonido de Amy Winehouse cantando en una misa satánica

La banda californiana mezcla soul y doo-wop añejo con la estética ocultista

Alexandra y Zachary James, en una imagen promocional
Alexandra y Zachary James, en una imagen promocionalArchivo

Cuando se piensa en la relación entre la música y el satanismo, quizá lo primero que se nos viene a la cabeza no sean estilos tan añejos como el soul o el doo wop. Pero siempre hay sorpresas, como los protagonistas de este teto, Twin Temple. Es una banda liderada por un joven matrimonio, la cantante Alexandra y el polifacético y multiinstrumentista Zachary James. Proceden de Los Ángeles, y su debut “Twin Temple (bring you their signature sound...satanic doo-wop” es su brillante tarjeta de presentación.

El vínculo entre el diablo y la música viene de lejos. Incluso en la música clásica, con ejemplos como Telemann y Paganini. Lo más habitual es relacionarlo con el heavy metal. Ahí si que hay incontables casos, como docenas de bandas de black metal, que quemaron decenas de iglesias cristianas de madera en Noruega, hasta los padres y reyes del estilo, Black Sabbath, algunos textos de Led Zeppelin, la iconografía de AC/DC, Mercyful Fate...hasta llegar a grupos menos conocidos como los sesenteros Coven. Hay muchísimos otros ejemplos.De hecho, el rock es conocida en determinados círculos como “la música del diablo”.

Pero más allá del metal, cabe recordar otros ejemplos. Uno de los más legendarios es el de Robert Johnson, un pionero del blues y uno de los artistas definitivos del género. Ha influenciado y ha sido versioneado por centenares de artistas. Aparentemente, nadie en su pueblo natal, Hazlehurst (Mississippi) le había visto tocar bien la guitarra, hasta que desapareció unos días y volvió tocando tocando como un maestro. La noticia corrió y la conclusión fue unánime: había hecho un pacto con el diablo. Fue el rey del denominado blues infernal, junto a Blind Lemon Jefferson y Charley Patton.

También hay casos en el country. Quizá el más conocido es el de la banda The Louvin Brothers. Su single “Satan is real”, de 1959 y con el diablo en la portada, es una de las piezas más buscadas por los melómanos más coleccionistas. Podríamos citar otros muchos ejemplos, pero llegamos al momento actual, al soul y a Twin Temple.

Ya son conocidos en California y cada vez en más partes del mundo como “Satanic doo-wop”. Son satanistas confesos, practicantes de la magia oscura, y la temática se muestra en los textos. Algunas de sus canciones se llaman “The devil didn’t make me do it”, “Sex magick”, “I´m wicked”, “Santa muerte” y la muy explícita “Lucifer, my love”. También abunda la temática feminista, no en vano una de las camisetas favoritas de Alexandra tiene el logo de “Satanic feminism”.

La principal sorpresa viene en la música en sí, sus gustos y su personalidad. Su debut, publicado el año pasado, hechiza por momentos. Tiene un nombre que nos remite a álbumes de artistas lounge como Les Baxter, Esquivel y tantos otros, mientras que la portada recuerda mucho a la estética de terror de las películas de la Hammer (Peter Cushing, Christopher Lee).

¿ Y cómo suena?. Pues nada agresivo, más bien muy sensual y elegante. Es una demencial mezcla de todas sus influencias, y con personalidad propia. Se notan ecos de bandas femeninas de los años 60 como The Ronettes y The Shangri-Las, rock de los años 50 como Buddy Holly y Roy Orbison, viejo country como Patsy Cline y Loretta Lynn, el jazz vocal de Billie Holiday y Sarah Vaughan, los citados artistas de blues etc etc. Lo que mejor les define sería imaginar a Amy Winehouse cantando en una misa satánica. Es una de sus cantantes favoritas y Alexandra lleva peinados casi idénticos.

Más o menos la música suena así, aunque por supuesto también son fans de Black Sabbath, Alice Cooper y Iron Maiden. Llama la atención el sonido, claramente pensado para ser pinchado por una aguja, en un tocadiscos, es analógico, no digital. Como ellos mismos dicen, suenan como si hubiéramos desempolvado un vinilo que llevaba muchos años esperándonos en el desván de nuestro abuelo o en una tienda de discos del siglo pasado.

El soul añejo se mezcla con otros instrumentos como saxofones y órganos, y su estética les aleja de iconos como Aretha Franklin u Otis Redding. Son más recomendables para fans de la malograda Amy Winehouse, pero no copian a nadie. Muy seguros de ellos mismos, en cada entrevista que tienen base musical e ideológica, ya que no son críos de quince años maquillándose y chillando “hail satan”.

Se jactan orgullosos de haber recibido amenazas de muerte, y ya se han colocado en el cartel del Download Festival de 2021, un certamen metálico que incluirá a Kiss, System of a Down, Korn, Deftones y Mastodon, entre otros. Falta por ver si soul romántico hechizará a las audiencias metálicas.