Cataluña
El trato a Vox en el Parlament: “Los diputados de la CUP nos giran la cara en los pasillos cuando les damos los buenos días”
El independentismo ha expresado su rechazo desde el primer momento a los parlamentarios del partido de Abascal con gestos tanto en público como en privado
La XIII legislatura en Cataluña acaba de echar a andar y ya ha dado claras muestras de hasta dónde puede llegar el “cordón sanitario” a Vox. Descontando la sesión constitutiva del Parlament celebrada el pasado 12 de marzo, se han celebrado dos plenos y, en ambos, los diputados independentistas y de Podemos han protagonizado un plantón al partido de Ignacio Garriga cuando intervenía. Ese gesto de rechazo en público se ha traducido en hostilidad en los pasillos, según explican parlamentarios de Vox: “Los diputados de la CUP te giran la cara cuando les das los buenos días”.
“Es exagerado. No lo disimulan. Te giran la cara y ni te miran. Si hubiera una farola, se darían con ella”, continúan. “De hecho, muchas veces incumplen las medidas de seguridad para evitarnos: no respetan el circuito anticovid que hay en el Parlament”, añaden, en alusión a los pasillos que se han improvisado en la cámara catalana para que sean unidireccionales y evitar que las personas se crucen de cara.
Pero no solo la CUP se las tiene con los diputados de Vox. “Después de la CUP, los que peor nos tratan son JxCat y Podemos. Estos a veces nos devuelven algún buenos días”, resumen desde la formación de Santiago Abascal. No obstante, también indican que, hasta ahora, la relación con la presidenta del Parlament, Laura Borràs, ha sido satisfactoria y “cordial”. Borràs recibió en su despacho a Garriga durante la ronda de consultas cuando esperaban que los despachara con una llamada o videollamada, como había hecho con el resto de grupos.
De momento, Vox (representado por Juan Garriga) solo participa en las Juntas de Portavoces y ahí, más allá de algún intercambio mínimo de reproches con Borràs por permitir el voto delegado del exconseller Lluís Puig (fugado de la Justicia), tampoco ha habido grandes problemas. Con Esquerra, las relaciones en los pasillos son más respetuosas: “Algunos te saludan”.
No obstante, los republicanos lideraron, junto a la CUP y Podemos, el plantón cuando fue a intervenir Vox durante las sesiones de investiduras. Aquí cabe decir, a modo de anécdota, que en Esquerra hubo algunos diputados (entre ellos, Ernest Maragall) que rechazaron seguir la disciplina de grupo y se quedaron a escuchar a Garriga. JxCat se quedó en la segunda sesión de investidura exhibiendo carteles “antifascistas”, mientras en Vox replican recordando las “actitudes fascistas y xenófobas” de algunos miembros del partido de Carles Puigdemont que han pedido hacer una “limpieza” de españoles.
En este marco, como medida para marginar a los diputados de Vox y evitar cruzarse con ellos, los independentistas han situado sus despachos en la buhardilla, una ubicación inédita. El edificio del Parlament está compuesto por tres plantas: los grupos suelen tener los despachos en la planta baja y en la primera -en esta es en la que la sala de Plenos-. Vox ha sido ubicado en la segunda planta y, según denuncian en el partido, tienen menos espacio que otras formaciones con menor representación parlamentaria.
Con los grupos constitucionalistas (PSC, Ciudadanos y PP), las relaciones son cordiales y respetuosas. En este sentido, destacan que el PSC se ha quedado en el Pleno a escuchar y con algunos diputados se pueden entablar conversaciones cuando coinciden en algún punto de la cámara.
Alejandro Fernández (PP) salió a rechazar explícitamente el trato de los independentistas a Vox. “Esto es un parlamento. Aquí las ideas se debaten y se rebaten con otras ideas y con el uso de la palabra, no haciendo constantemente el canelo con performances y salidas y entradas de un pleno. Lo digo porque esto ustedes en el Congreso de los Diputados no lo hacen. Muestran más respeto, paradójicamente, por el Congreso de los Diputados que por el Parlament de Catalunya; curiosa manera de reivindicar las instituciones catalanas”, dijo Fernández el pasado martes tras el plantón a los diputados del partido de Abascal y Garriga.
“Con el personal de la cámara el trato es extraordinariamente bueno”, explican desde Vox, en referencia a los funcionarios que trabajan en el Parlament. Lo cierto es que, habitualmente, en el Parlament, a pesar de las diferencias ideológicas y las discusiones en público entre los partidos, luego las relaciones de los diputados en los pasillos suelen ser cordiales e, incluso, de amistad.
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