Opinión
Que me vacunen
Con la que sea, la de Astrazeneca, la de Pfizer, la de Moderna… Que tanto me da ser astrazeneico que pfizérico que moderno. O janssénico, si llega pronto, o spútniko si dejan a los rusos que nos la manden.
La que toque, con tal de volver a la normalidad. Pero no a la nueva, que nadie sabe lo que eso quiere decir y a lo mejor es una engañifa, sino a la vieja, a la de siempre, a la de cuando no llevábamos mascarilla, ni habíamos oído hablar de desescalada, ni sabíamos lo que era la distancia social ni las restricciones a la movilidad, que fueron los primeros términos y expresiones que aprendimos, y a los que después se han ido incorporando el cierre perimetral, la incidencia acumulada, el índice de positividad, el grupo burbuja y un largo etcétera.
Es decir, que lo que quiere uno es recuperar las antiguas costumbres y poder hacer las cosas que hacía antes. A saber, y las voy enumerando según me van viniendo a la memoria: leer tranquilamente el periódico en el bar a la hora del café, ruar las calles como diría el clásico sin necesidad de vigilar al prójimo, pasar el tiempo por ahí sin hacer nada, sentarse al sol en una terraza abarrotada a oír las conversaciones de la gente, entrar desprevenido en cualquier tienda, saludar y despedirse como el trato y el afecto mandan, tertuliar con los amigos, subir con el vecino en el ascensor, informarse de las novedades de la cartelera, hacer cola en el cine para comprar las palomitas, preparar la salida del fin de semana, concertar la cena familiar del cumpleaños, programar con antelación el viaje para las vacaciones, aventurarse por esas carreteras de Dios sin una ruta prefijada…
Y algunas otras que de tanto como hace que no las practica uno a buen seguro que se me han quedado en el tintero.
✕
Accede a tu cuenta para comentar