Opinión

Adiós al verano

A partir del mes de junio, cuando la planta hotelera reabrió sus puertas al completo, el sector ha vivido unos meses de gran recuperación
A partir del mes de junio, cuando la planta hotelera reabrió sus puertas al completo, el sector ha vivido unos meses de gran recuperaciónAlejandro GarcíaAgencia EFE

Las lluvias de estos días lo han adelantado, el final del verano, y la naturaleza, siempre sabia, ha corregido de este modo una vez más al calendario.

Son tristes estas fechas, y propensas a la melancolía. Otro verano que se fue, decimos, y despedirnos de él es como decir adiós a un año más de nuestra vida, que muy bien podría contarse así, por veranos. Porque ponemos en ellos las mayores ilusiones, y mucho antes de que lleguen estamos ya haciendo planes para llenar los días, que se nos antojan que van a ser todos luminosos y azules y cargados de emociones. Luego a lo mejor resulta que no es para tanto, pero no por eso nos desengañamos, y cuando llega el siguiente volvemos otra vez a hacer lo mismo.

Por eso piensa uno que el final del año debería hacerse coincidir con el término de la estación veraniega, pues es ahora cuando realmente parece que nuestra vida cambia y dejamos atrás la vieja y empezamos otra nueva. Nos ajustaríamos así al ritmo de la naturaleza, que se recoge y vuelve a la calma y al reposo; y, descendiendo a la prosa de la existencia, nos acomodaríamos mejor también al discurrir del mundo y sus acontecimientos.

Porque empieza ahora el curso político, que, como ya es costumbre inveterada, se prevé lleno de ruido y lo más parecido a un avispero, empeñados como están dirigentes y opositores en atizar todos los fuegos y escarbar en todas las heridas y llevarse todos los problemas del sufrido ciudadano a su molino electoral.

Sucede lo mismo con el curso escolar, y este sí que supone de verdad un cambio de vida para quienes están en edad de estudiar y estrenan o vuelven a la rutina de las aulas, sobre las que se cierne la sombra de la ley Celaá, otra más, y como todas las que la han precedido, concebida con rémora original, pues se habrá consultado a los pedagogos de turno pero no a los que más saben y entienden de estas cosas, que son los profesores en ejercicio.