
ERC
División y declive: lo que se juega ERC en su congreso este fin de semana
Aprobarán tres ponencias y presentarán conclusiones de la 'comisión de la verdad' y de la 'comisión de pactos'

Este fin de semana, ERC celebra la segunda parte de su 30 Congreso en Martorell (Barcelona), un evento en el que, más que consolidar liderazgo y estrategia, el partido se enfrenta a la evidencia de su fractura interna. Tras la amarga pugna por la dirección en diciembre y la estela de polémicas derivadas de la llamada "estructura B", los republicanos intentan cerrar heridas y definir una hoja de ruta que a día de hoy sigue siendo difusa.
Bajo el lema 'Més Esquerra Republicana, més nació, més societat i més país', los dirigentes tratarán de aprobar tres ponencias clave: la política, la estatutaria y la estratégica. Sin embargo, las fisuras que atraviesan el partido amenazan con opacar cualquier intento de cohesión. ERC ha perdido el control del Parlament, se ha sumido en una crisis de liderazgo y su estrategia independentista sigue sin convencer ni dentro ni fuera de sus filas.
Un congreso marcado por la crisis
El congreso llega en un momento crítico para la formación, tras la debacle electoral del 12 de mayo de 2024, donde ERC pasó de 32 a 20 diputados en la Cámara catalana. Sumado a la derrota en las europeas del 9 de junio, la situación precipitó la dimisión "temporal" de Oriol Junqueras como presidente del partido. No obstante, su regreso a la primera línea con una victoria ajustada en la segunda vuelta de la votación interna del 14 de diciembre (52,2%) dejó entrever la fractura de la militancia, que optó en un 42,2% por la candidatura alternativa de Nova Esquerra Nacional, liderada por Xavier Godàs.
Además, la primera fase del congreso estuvo marcada por el escándalo de la "estructura B", una red interna usada para hacer campaña en contra de los rivales internos de Junqueras y que generó gran malestar en las bases. Uno de los episodios más comentados fue la filtración de carteles que atacaban al expresidente de la Generalitat Pasqual Maragall y a su hermano Ernest Maragall utilizando la enfermedad del Alzheimer como arma política. Este escándalo obligó a Junqueras a prometer la creación de una "comisión de la verdad", cuyos resultados se presentarán este fin de semana.
Una estrategia tambaleante
La ponencia estratégica del congreso apuesta por preparar a Cataluña para un eventual regreso del independentismo a la mayoría parlamentaria, pero lo cierto es que la hoja de ruta sigue siendo difusa. ERC plantea reforzar sus posiciones institucionales y "deconstruir" las estructuras del Estado en Cataluña, una estrategia que recuerda a la fallida "vía unilateral" del 2017. Sin embargo, la cruda realidad política muestra que los republicanos han perdido peso tanto en el Congreso de los Diputados como en el Parlament y los ayuntamientos. La intención de ganar las municipales de 2027 suena más a deseo que a plan tangible.
También se abordará la ponencia estatutaria, que busca mejorar los mecanismos de control interno tras el escándalo de la "estructura B". Entre otras cosas, se propone que los informes de investigación pasen directamente a la Comisión de Garantías sin intermediación de la Ejecutiva, en un intento de evitar que se repitan maniobras como las vistas en los últimos meses.
Las fisuras que no cicatrizan
El ala crítica de ERC, representada por Nova Esquerra Nacional y Foc Nou, también ha hecho sentir su peso en la previa del congreso. Estos sectores abogan por la creación de corrientes internas, una mayor democratización del partido y límites más estrictos para los mandatos de los líderes. Aunque finalmente retiraron las enmiendas que pretendían limitar los mandatos de Junqueras y otros dirigentes, lo hicieron bajo la condición de que se abra un debate específico sobre la organización interna en los próximos meses.
El congreso servirá para escenificar cierta unidad, pero la realidad es que ERC sigue atrapada en sus propias contradicciones: un liderazgo debilitado, una estrategia independentista sin horizonte claro y un aparato interno que ha demostrado su voluntad de jugar sucio cuando conviene. Lo que debería ser un ejercicio de refundación corre el riesgo de convertirse en un reflejo de la decadencia de un partido que, lejos de fortalecer el independentismo, sigue perdiendo posiciones en todos los frentes.
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