Cataluña
El enigma ideológico de Junts: ¿izquierda, derecha o centro?
La petición de suprimir el impuesto de sucesiones confirma la nueva estrategia de un partido sin un discurso reconocible más allá del independentismo
Ayer se celebró la segunda reunión entre Junts y el Govern para abordar los Presupuestos de la Generalitat de 2024, todavía en blanco. Del documento de 100 medidas propuestas por los posconvergentes -más electoralistas, naturalmente, que realistas-, trascendió de forma notoria el planteamiento de Junts respecto al impuesto de sucesiones, que exigen suprimir para dar su apoyo a las cuentas de ERC. Escenario lejano, por otra parte, a pesar de los desplantes del PSC y los comunes por apresurarse en sus paralelas negociaciones.
Las propuestas económicas de Junts en el mencionado informe, que van más allá del aspecto fiscal, confirman el giro de los posconvergentes a la derecha, al menos, de forma oficiosa. También sonaron con fuerza, unas semanas atrás, las declaraciones de miembros de la dirección del partido -y de algún reconocido edil- en relación a la multirreincidencia y la inmigración, que les valieron el estigma de «compradores del discurso de la extrema derecha», con la formación ultra Aliança Catalana en la recámara y con intención de entrar en el hemiciclo catalán en la próxima legislatura.
La portavoz del grupo parlamentario posconvergente, Mónica Sales, declaró ayer en Catalunya Ràdio, tras valorar el encuentro con el Govern, que la formación se ubica «en el centro». «La propuesta que trasladamos al ejecutivo contiene medidas de derechas y medidas de izquierdas», matizó la diputada. «Yo soy socialdemócrata y me siento muy cómoda en Junts», concluyó. La presidenta de la formación, Laura Borràs, declaró en una ocasión que ella era «más de izquierdas que Salvador Illa (líder de los socialistas catalanes)». De estas incongruencias discursivas y fácticas nace el enigma ideológico de Junts: ¿es de derechas, de izquierdas, de centro...? ¿De todo un poco?
Junts per Catalunya nació en 2020 con el objetivo único de «hacer efectivo el mandato del 1 de octubre y conseguir la independencia de Cataluña». A este propósito se le presuponía añadir la voluntad de ocupar el espacio que antaño monopolizaba Convergència i Unió. Conseguido, por otra parte, dado el paulatino naufragio del PDCat.
Desde la formación explican que cuando se fundó el partido se encuestó a los afiliados en relación a sus sensibilidades ideológicas, en ningún caso contrarias al secesionismo. «Surgieron tres familias», apuntan, «liberales, socialdemócratas e izquierdistas», de los cuales se contabiliza como mayoritario el segundo grupo. El Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) apoya esta versión, pues ubica a los votantes de Junts en el centroizquierda. Más a la izquierda que el PSC, en consonancia con las declaraciones de Borràs. «Somos un partido singular, sin etiqueta», apuntan en el seno de la formación, diagnosticando como virtud que distintas sensibilidades puedan sentirse cómodas en el espacio.
Respecto a la brecha ideológica relativa a la beligerancia de Junts en su relación con el Estado, también subyacen opiniones dispares. De forma clara, el liderazgo que ocupa Borràs -presidenta del partido y candidata a presidir la Generalitat en los últimos comicios- representa mayor escepticismo con los pactos que está llevando a cabo con el PSOE en Madrid. Son las mismas voces que alentan la batalla de la Amnistía, poniendo nuevas exigencias sobre la mesa de Pedro Sánchez cuando el texto ya había sido acordado hasta en cuatro ocasiones. «Si los acuerdos con el Gobierno tienen recorrido es gracias a las políticas que el partido ha llevado a cabo en los últimos tiempos», apuntan fuentes próximas a Borràs. «Tras las elecciones, Sánchez ya contabilizaba los votos de ERC como propios», critican.
Los simpatizantes de la presidenta dentro de la formación tienden, como ella, a la izquierda. Es el caso, por ejemplo, de Aurora Madaula y Cristina Casol, que formaron en las listas de Junts y que denunciaron «violencias silenciosas» y «conductas sexistas» en el Parlament por parte de sus compañeros posconvergentes, la mayoría de ellos más próximos al secretario general, Jordi Turull. Quien fuera consejero de la Generalitat en otoño de 2017 y sufriera entre rejas las consecuencias de ello capitaliza el ala más liberal de la formación y, asimismo, más favorable al «peix al cove» que aplicaban con maestría los antiguos convergentes. Destacan en este grupo el exconsejero Jaume Giró o el diputado Ramón Tremosa.
Carles Puigdemont y alguno de sus lacayos en las instituciones, léase Albert Batet en el Parlament y Míriam Nogueras en el Congreso, piensan en exclusiva en ensoñaciones republicanas. Hay un ala terrenal en Junts que sigue perfilando la ideología del partido, con especial énfasis tras encontrarse el Procés -en el mejor de los casos- agonizando, y con unas elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina.
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