Computación

Fundación BBVA premia a la informática más humana

Lo digital y lo humano no son algo dicotómico y gracias a la informática, nuestra

Pablo Morales, Mercedes Paoletti, Saul Alonso, Luis Costero, Francisco Casacuberta, Savins Puertas, Antonio Ruiz, Aurora González, Francisco García del Pozo y Edmundo Tovar (de arriba a abajo y de izquierda a derecha) (Fotografías cedidas por la Fundación BBVA)
Pablo Morales, Mercedes Paoletti, Saul Alonso, Luis Costero, Francisco Casacuberta, Savins Puertas, Antonio Ruiz, Aurora González, Francisco García del Pozo y Edmundo Tovar (de arriba a abajo y de izquierda a derecha) (Fotografías cedidas por la Fundación BBVA)BBVACreative Commons

Parece mentira que sigamos entendiendo la informática como algo inhumano, alejado de la realidad que nos rodea. La generación que empezó a (según sus padres) “matar marcianitos”, ahora se preocupa por las pantallas de sus hijos, y por supuesto que nada es bueno en exceso, pero el argumentario se nutre más de falacias que de hechos. Seguimos desaprobando que alguien viaje en metro mientras hunde la cabeza en la fría pantalla de un teléfono, perdiendo la oportunidad de interactuar con los humanos que le rodean, y que están igual de alienados con sus móviles. Claro que esto es solo una parte de la historia.

Olvidamos, sin embargo, que ese “zombi digital” pegado a su teléfono, puede estar interactuando con un amigo, venciendo la barrera de la distancia y cimentando una amistad mucho más enriquecedora que las banas conversaciones que uno pueda tener en el transporte público. Como ha ocurrido siempre desde que los albores de la tecnología: las herramientas no son malas ni buenas por sí mismas, todo depende de cómo las usemos. La informática ha permeado tanto en nuestra sociedad que ya acumula incontables aplicaciones. Hace mejor nuestro ocio, por supuesto, pero también nuestra sanidad, nuestra economía, nuestra agricultura… Incluso nuestra salud mental. Y ese es el espíritu que parece haber movido al jurado de la última edición de los premios de investigación de la Sociedad Científica de Informática de España y la Fundación BBVA.

Ahorro energético

Cuando hablamos de los peligros de la supercomputación o de la inteligencia artificial, pocas veces reparamos en su consumo energético. La electricidad de la que se nutren estos sistemas viene de algún sitio y, dado que no funcionamos enteramente con energías renovables, su funcionamiento contribuye a las emisiones de dióxido de carbono y al empeoramiento del cambio climático. Pues bien, la investigación doctoral de Luis Costero Valero está vertebrada por esa preocupación y ha sido uno de los premiados en la modalidad de Jóvenes Informáticos. Su intención es encontrar formas de reducir el consumo de estos procesos de tal modo que consigan mantener su rendimiento, pero de una forma más eficiente.

Ciberseguridad

Otra de las preocupaciones más frecuentes de nuestros tiempos de distopía tecnológica es la privacidad. Somos animales pudorosos y, aunque un par de harapos pueden proteger nuestras vergüenzas del mundo, cuando la amenaza es tan compleja como lo son las redes, el control se nos escapa de las manos. Aurora González Vidal ha sido premiada en la modalidad de Jóvenes Informáticos por su investigación en detección de ciberataques y sistemas que garanticen la privacidad al compartir datos.

Medio ambiente

Mercedes Eugenia Paoletti Ávila ha recibido el mismo premio por trabajar en la mejora del procesamiento de imágenes por satélite y aviones. La cantidad de información visual que generamos de la superficie terráquea es enorme y no podemos fiarnos solo de nuestros ojos. Es importante que desarrollemos mejores sistemas para analizar automáticamente lo que esas imágenesnos dicen. Esto podría mejorar significativamente la detección de incendios o incluso la agricultura de precisión, que busca mejorar la productividad agrícola y que, por lo tanto, permitiría reducir las superficies de cultivo y, por lo tanto, su impacto medioambiental.

Nuevos fármacos

Si la cantidad de información visual de los satélites ya excede la capacidad de análisis de nuestros limitados cerebros humanos, la farmacología se encuentra a otro nivel. Una de las complejidades que más encarece y retrasa el desarrollo de nuevos fármacos es el dar con la molécula indicada para nuestros propósitos entre el enorme pajar que es la química. Savíns Puertas Martín, otro de los premiados, investiga en técnicas de cribado virtual de compuestos, buscando el más parecido a la molécula que persiguen los expertos. Esto podría acelerar notablemente el desarrollo de tratamientos contra enfermedades que ahora nos parecen incurables.

La curiosidad

Hasta ahora, todos los premiados han investigado temas con una aplicabilidad bastante evidente, pero no podemos olvidar que lo más humano es la curiosidad por sí misma. No la búsqueda de soluciones, sino la búsqueda a secas. Los últimos dos galardonados en la categoría de Jóvenes Informáticos se han aventurado en esta empresa. Saúl Alonso Monsalve ha desarrollado métodos que permiten a una inteligencia artificial estudiar la naturaleza de los neutrinos, unas partículas tremendamente esquivas, casi sin masa ni carga eléctrica, que apenas interactúan con nada, pero que podrían guardar el secreto de por qué la materia es tan predominante sobre su antagonista, la antimateria.

Pablo Morales Álvarez, mientras tanto, ha desarrollado algoritmos que permiten estudiar las ondas gravitacionales, esas contracciones del espacio tiempo producidas por la rotación de objetos muy masivos. En concreto, su trabajo facilita distinguir qué perturbaciones en los detectores de ondas gravitatorias se deben a estas y cuáles a terremotos y otros artefactos sin interés. Sin la informática nada de esto sería posible. Tal vez debamos dejar de deshumanizarla y empezar a verla como una llave que puede abrir cualquier puerta y acercarnos allí a donde queramos llegar, con todo el peso que esas palabras tienen.

PREMIOS NACIONALES DE INFORMÁTICA:

  • Los premios de investigación de la Sociedad Científica de Informática de España y la Fundación BBVA no galardonan solo a jóvenes investigadores. Junto con ellos se han otorgado los cuatro Premios Nacionales de Informática, concretamente a Antonio Ruiz Cortés por sus aportes a la ingeniería de software, a Francisco Casacuberta Nolla como pionero en el reconocimiento automático y producción del habla, a Edmundo Tovar Caro por su impulso de la educación abierta a través de la oficina Open Courseware y, finalmente, a la organización CODE.org por su papel en la enseñanza y popularización de la programación.

REFERENCIAS (MLA):