Antropología

“Se necesita una aldea para cuidar a un hijo”. Un estudio antropológico lo confirma

Un análisis de las sociedades de cazadores/recolectores señala que los que mejor se criaban eran aquellos que tenían varios cuidadores.

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Campamento Mbendjele BaYaka, en el Congo, donde se llevó a cabo el estudioNikhil ChaudharyNikhil Chaudhary

Pese a los avances en educación, a los nuevos descubrimientos en neurociencias y a las innovaciones en dispositivos destinados al desarrollo de las infancias, aún tenemos mucho que aprender de nuestros antepasados. Y de los más remotos. De acuerdo con un nuevo estudio, el dicho que afirma que “se necesita una aldea para criar un hijo” tiene mucho de verdad.

Una investigación liderada por Nikhil Chaudhary, antropólogo evolutivo de la Universidad de Cambridge, descubrió que los bebés de sociedades de cazadores-recolectores reciben cuidados atentos y contacto físico durante unas nueve horas al día por parte de hasta 15 cuidadores diferentes. Esto haría que estén psicológicamente preparados para prosperar con altos niveles de “cuidado sensible” y atención personal.

Chaudhary afirma que, durante la gran mayoría de la historia evolutiva de nuestra especie, las madres probablemente tuvieron mucho más apoyo que el que tienen actualmente en países occidentales. El líder del estudio sostiene que los cambios recientes en la política de occidente muestran que el cuidado de los niños se está convirtiendo en una prioridad para los gobiernos, lo cual es un paso adelante, pero es necesario hacer más para garantizar el bienestar de las madres y los niños.

“Durante más del 95% de nuestra historia evolutiva – explican en el estudio - vivimos como cazadores-recolectores. Por lo tanto, las sociedades contemporáneas de cazadores-recolectores pueden ofrecer pistas sobre si existen ciertos sistemas de crianza a los que los bebés y sus madres pueden adaptarse psicológicamente”.

Sin embargo, se debe tener precaución antes de sacar conclusiones precipitadas, añade Chaudhary: “Muchos aspectos de nuestra psicología han evolucionado para ser flexibles en lugar de adaptarse mejor a una forma de vida específica. Todavía se debate hasta qué punto esto es cierto para la crianza de los hijos”.

Para este estudio, Chaudhary y los coautores Guz Salali y la psiquiatra infantil Annie Swanepoel, trabajaron con cazadores-recolectores Mbendjele BaYaka que residen en la República del Congo para analizar e interpretar los hallazgos.

En el estudio, publicado en Developmental Psychology, los investigadores dicen que niños y niñas pueden estar "preparados evolutivamente" para esperar niveles excepcionalmente altos de contacto físico y cuidado, así como atención personal de varios cuidadores, además de sus padres biológicos.

Según los investigadores, en las comunidades de cazadores-recolectores observadas, el cuidado va mucho más allá de madres y padres. Los niños suelen tener más de 10 cuidadores y, en ocasiones, 20 o más, y normalmente el sistema de apoyo de una madre ayudaría a responder a más de la mitad de los episodios de llanto de su bebé, lo que puede ser uno de los aspectos más desafiantes de la crianza de los hijos.

"El apoyo a las madres también tiene numerosos beneficios para los niños, como la reducción del riesgo de abandono y abuso, la protección contra la adversidad familiar y la mejora del bienestar materno, lo que a su vez mejora la atención materna", afirma Swanepoel.

El estudio encontró que era común que tanto los menores como los adolescentes estuvieran muy involucrados en el cuidado de los bebés, apoyando aún más a las madres y brindando a estos jóvenes cuidadores una experiencia valiosa. Los investigadores especulan que esto podría aumentar su confianza como cuidadores y quizás ofrecer cierta protección contra las ansiedades que suelen experimentar los padres primerizos.

Los autores también señalan que en las sociedades occidentales es común que el cuidado de los niños se utilice simplemente para permitir que los padres trabajen, pero insisten en que el cuidado de los niños debe brindarles a los padres un verdadero descanso. El equipo de Chaudhary sostiene que a lo largo de la historia y la prehistoria de la humanidad, los padres y madres nunca han estado bajo la presión que están ahora en términos de falta de apoyo.

A pesar del elevado número de cuidadores, el estudio sugiere que los niños pueden adaptarse para tener un conjunto estable de cuidadores centrales dentro de esta red más amplia. Los niños mbendjele, por ejemplo, se benefician de la atención complementaria de muchas personas, pero conservan el acceso a la atención personalizada y la coherencia de un puñado de cuidadores clave.

Este conocimiento podría ser la base para diferentes acciones en centros de educación y guarderías y hasta para creadores de políticas educativas.