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Eva Green, una mujer muy espacial

La parisina Alice Winocaur reivindica la figura poco transitada de la mujer astronauta en su tercer largometraje, «Próxima», de la mano de la icónica actriz de “Soñadores”

Eva Green interpreta a Sarah en la última película de Alice Winocaur
Eva Green interpreta a Sarah en la última película de Alice Winocaurlarazon

Eva Green se coloca arneses por todo el cuerpo para calibrar su presión, ajusta su máscara de gas, controla los compartimentos y cierra las válvulas de óxigeno en la Agencia Espacial de Colonia con la inusitada delicadeza de un artesano. Como si en la confusión de la tecnología hubiese necesitado experimentar, parafraseando a Beauvoir, «la solidez del mundo». Literalmente. Porque Eva, o lo que es lo mismo, Sarah, sostiene sobre sus hombros el peso del universo en la nueva apuesta cinematográfica de Alice Winocaur, «Próxima». Ya no solo por su condición de mujer, sino por su responsabilidad como astronauta. La icónica «soñadora» de Bertolucci se enfunda con soltura el traje espacial para dar vida a una poderosa mujer que arrastra la culpa de no poder pasar más tiempo con su hija de apenas siete años mientras se prepara para tripular una misión a Marte junto a dos compañeros, Mike (interpretado por el actor de «Algo pasa con Mary», Matt Dillon) y Anton (a quien da vida el actor ucraniano Aleksey Fateev).

Como ya hiciera Christopher Nolan con «Interestellar», Winocaur establece un diálogo con los tecnicismos y el hermetismo propios del territorio espacial profundamente humano y sensible: «encontré en esta profesión una oportunidad muy interesante para que Sarah pudiera exteriorizar su problemática como mujer. Porque si hay un oficio protagonizado por hombres, sin duda alguna, es este. En ocasiones tendemos a olvidarnos de que detrás de la figura que protagoniza misiones heroicas como la que muestro en la cinta se esconden personas. Seres humanos que tienen una vida corriente y que asumen problemas con los que todos podemos sentirnos identificados en un momento dado». Es ahí, en ese resquicio de sufrimiento cotidiano, de conflictividad diaria con la vida, donde reside la clave del que ya es el tercer largometraje de la cineasta.

Con los pies en la Tierra

¿En qué lugar se encuentra entonces el punto diferenciador, el elemento distintivo con respecto a otras tramas astrofísicas? La protagonista es una mujer. Y sobre ella orbita todo lo demás. «Había demasiadas cosas que me fascinaban de Eva. Pero una de las que más me atrajo desde el principio fue su carácter guerrero. Esa manera rotunda de imponer su voz. Es poderosa. Y yo necesitaba ese poder para mi película», reconoce la francesa a la hora de argumentar su elección. Sin ser este un cine de mujeres hecho por y para ellas, la evidencia del mensaje feminista subyace a lo largo de toda la trama. Desde el injusto binomio de compatibilidad laboral y familiar con el que debe lidiar Sarah, hasta el cuestionamiento inicial que sufre por parte de sus compañeros masculinos a la hora de desenvolverse con soltura en un ambiente tan extremadamente competitivo. Este modelo de heroína contemporánea se aleja de la capa y los poderes para aproximarse de manera discreta pero totalizante a esa mujer capaz de pisar los límites del universo mientras echa de menos el calor de un abrazo de su hija.