Amamantando la vida

¿Qué papel tiene el padre en la lactancia materna?

Es crucial que la madre se sienta respetada y apoyada en su decisión de amamantar

Este artículo va dirigido a los padres que, a pesar de no ser ellos los protagonistas principales en el proceso de amamantar, sí tienen un gran papel en la lactancia. No es solo cosa de la madre, se requiere y necesita de mucha ayuda y apoyo. En este aspecto considero que como padres o parejas tenéis la llave para el éxito o el fracaso de la lactancia.

Preparar un biberón y dárselo al bebé es fácil. Sin embargo, amamantar en muchas ocasiones supone vencer una carrera de obstáculos en donde el papel de la pareja o padre va mucho más allá de estar simplemente al lado de la madre, supone ser su principal soporte y su gran aliado. Así que mil gracias por estar interesados, seguir con la lectura de este artículo, participar activamente en la lactancia y contribuir así a disminuir riesgos innecesarios para la salud.

En la actualidad se dispone de mucha información respecto a los riesgos de no amamantar a nivel biológico, psicológico, socioeconómico y medioambiental. Pese a ello, resulta preocupante que en España una de cada tres madres que optan por amamantar abandonan antes de los tres meses y tan solo el 47 por ciento continúan amamantando a sus bebés a los seis meses.

Son cifras muy alejadas de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recomienda alimentar a los bebés con leche materna durante los primeros seis meses de vida y prolongar la lactancia como complemento a la alimentación sólida hasta los dos años como mínimo. ¿Qué esta sucediendo? ¿Cuáles son los impedimentos con los que se encuentran las madres que no hacen posible que estas recomendaciones de cumplan?

El éxito de la lactancia no está solo en disponer de personal sanitario informado y capacitado, también es muy importante contar con el respaldo del entorno social y familiar, dado que muchos de los actores que pueden dificultar o facilitar la instauración y el mantenimiento de esta práctica surgen de este escenario. Por lo tanto, diría que el entorno social y familiar es determinante para el inicio, el éxito y la duración de la lactancia.

Las mujeres tras dar a luz no solo están cansadas y agotadas, también experimentan una revolución de hormonas que altera su estado de ánimo, haciendo que estén mucho más sensibles de lo normal, que se irriten con facilidad y que les asalten todas las dudas del mundo.

Por ello, es crucial que la madre se sienta respetada y apoyada en su decisión de amamantar. El éxito de la lactancia depende en gran parte de asegurar a la mujer lactante un entorno empático, positivo y agradable, haciéndola sentir que en estos momentos no está sola.

En este sentido, la pareja se convierte en el apoyo y el sustento fundamental para la madre. ¿Cómo? Cuidando de ella para que esta pueda cuidar al bebé. Gran parte de los padres disponen de poca información sobre el proceso de amamantamiento, especialmente sobre algunos aspectos como la duración de la lactancia.

Cuando estos se involucran y participan de las intervenciones educativas como las clases de preparación maternal y los talleres de lactancia materna, puede ayudar a la madre con más facilidad, y se reduce significativamente el riesgo de abandono.

No quiero decir con ello, que los padres se conviertan en expertos en lactancia. Para apoyar a la madre en su decisión de dar teta, no se requieren de conocimientos técnicos. Lo importante es entenderla, apoyarla y defenderla siendo consciente de la importancia que tiene la lactancia. En este aspecto es suficiente con mostrar interés y darle el valor que tiene a algo tan importante como amamantar y no dejar que nadie critique ni juzgue a la madre por lo que está haciendo.

Por consiguiente, es fundamental que los programas y proyectos que apoyan, promueven y protegen el amamantamiento tengan en cuenta a la pareja y fomenten una mayor participación de esta en las actividades educativas, (clases de preparación maternal, talleres de lactancia), ya que, cuando participa de forma activa de la información está más preparada para poder ayudar, alentar y proteger de forma más eficaz a la madre para que esta pueda continuar amamantando.

A este respecto, mencionar que, el discurso de muchas mujeres lactantes que acuden a los talleres de lactancia nos ha permitido identificar que el entorno social y familiar supone en ocasiones una dificultad para la madre que ha decidido amamantar. Muchas de ellas manifiestan sentirse solas en su determinación, juzgadas y sin fuerzas para luchar por su lactancia especialmente cuando se enfrenta a problemas y dificultades, momentos difíciles en los que además debe lidiar con un entorno que opina sin tener conocimientos, como el que toca un instrumento sin partitura y lo hace de oído. Las madres se enfrentan a personas de su entorno con creencias que emergen de la experiencia personal, o fruto de falsos mitos, que en gran parte suelen proceder de un momento histórico en el que el amamantamiento estaba subestimado.

Si el papel del padre es importante para acompañar a la madre durante el embarazo y parto, también es fundamental durante la lactancia. Aunque la que amamanta es la madre, la lactancia es un trabajo en equipo, y ambos deben compartir la decisión de amamantar.

La mujer que amamanta requiere de tiempo y tranquilidad, siendo el padre el que actúe de barrera de opiniones y comentarios desafortunados a los que se enfrentan frecuentemente las madres que amamantan. Aquí exponemos ejemplos de las frases más comunes. «¿Otra vez está mamando?», «¿Eso es normal?», «este bebé tiene hambre», «no tienes leche», «tu leche no le alimenta», «tu leche no es buena», «te usa de chupete»... Estos son solo algunos de los muchos comentarios a los que se enfrentan muchas mujeres que amamantan. Con un escenario así, empezar y lograr mantener una lactancia, es prácticamente, imposible.

El padre es un pilar fundamental para la madre en estos momentos. Ella se puede encontrar vulnerable y sensible a este tipo de comentarios, que la hacen sentirse insegura, reprobada e incluso incapaz, por lo que la pareja es el sostén de la lactancia, parando y evitando este tipo de críticas, ayudando a su vez a disuadir esa preocupación, de si el bebé está o no alimentándose, si la cantidad de la toma es suficiente o si está recibiendo leche suficiente.

Su implicación transmite seguridad y confianza a la madre, contribuyendo de este modo a que las madres continúen amamantando de forma exclusiva hasta los seis meses y la prolonguen hasta los dos años o más si es así su deseo.

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