Opinión | A través del espejo
La legislatura "cortisol" para los valencianos
No hace falta hacer especulaciones para saber cómo va a ser la relación entre el nuevo Ejecutivo central y el Consell
La psiquiatra Marian Rojas explicó este jueves en Madrid ante la flor y nata del empresariado español y una buena representación de cargos políticos qué es el cortisol y cómo afecta a nuestras vidas. La charla puso punto y final al séptimo chequeo sobre el Corredor Mediterráneo que la Asociación Empresarios (AVE) organizó en Madrid y donde se volvió a exigir celeridad para la ejecución de una infraestructura que debía haber estado terminada hace décadas.
El cortisol es la hormona que genera el estrés y la adrenalina. Es necesaria para que nuestro cuerpo reaccione en situaciones de peligro, pero no se debe vivir «intoxicado de cortisol» básicamente porque los cambios que produce en nuestro cuerpo afectan a nuestra salud.
La charla de Marian Rojas se produjo a penas una hora después de que Pedro Sánchez fuese investido presidente del Gobierno. En otro momento, esta circunstancia hubiese quedado casi en una anécdota, pero en las actuales se convirtió en el hilo conductor del acto.
Afirma Rojas que el cortisol se activa cuando el organismo detecta una amenaza y precisamente como tal es como ven los empresarios a los pactos de investidura de Sánchez, y así lo destacaron.
Que se active para que nuestro organismo esté en alerta es necesario, pero en exceso es perjudicial y encontrar la medida es el reto al que se enfrenta el Gobierno valenciano, aunque no se lo pondrán fácil.
No hace falta hacer especulaciones para saber cómo va a ser la relación entre el nuevo Ejecutivo central y el Consell. Pedro Sánchez ya se refirió a la Comunitat Valenciana en su discurso de investidura para criticar que «bajase impuestos a los ricos» para luego pedir más recursos.
Obvió el presidente que lo que reclama el Gobierno de Carlos Mazón es una financiación justa, que no siga maltratando a la Comunitat Valenciana, «ni más ni menos que las demás». A Sánchez le sobró cortisol en esta afirmación y le faltó oxitocina, que es la hormona de la empatía. Quizás la reserva para otros.
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