Museo Reina Sofía (capítulo IV): vanguardias y flamenco
El centro continúa con la reordenación de su colección. Lo último, la apertura de la cuarta fase: más de 400 piezas que van de finales del siglo XIX a los años 30 del XX
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Desde que las plataformas de televisión han acostumbrado al público a normalizar la panzada, la maratón, de la serie de turno, ya sabe a poco todo lo que no sea meternos de golpe el último hit. Incluso cuando se ponen en “plan antiguo” y estrenan un capítulo a la semana, sienta mal. Pues ahora, el Museo Reina Sofía, con la reestructuración de su colección, nos ha condenado a lo mismo. Seis capítulos, para seis reaperturas. Cada una a su debido tiempo. De momento, van por el cuarto episodio, aunque el tercero acaba de clausurarse hasta nuevo aviso “por temas de la pandemia y las restricciones de circulación”, venden desde el centro a la espera de recuperar la “vieja normalidad”.
Sea como fuere, mientras todo vuelve a lo de antes y los museos recuperan antiguas costumbres, el museo dirigido por Manuel Borja-Villel abre al público parte de la segunda planta del Edificio Sabatini, un tercio. El resto ya será cosa del quinto pasaje de la saga, en un mes aproximadamente. Es el turno de “Los territorios de la vanguardia”, que lo han llamado. Casi una veintena de salas que se centran en los tres puntos que contribuyeron a desarrollar el arte entre finales del siglo XIX y los años 30 del XX, “hasta que los artistas dan con el flamenco”, comenta Borja-Villel: “Con el cante jondo descubren que la voz les permite conectar con la gente de otra manera (...) De todas formas, nos hemos centrado más en los movimientos que en los nombres”.
Ese es el final de un recorrido que hace sus correspondientes paradas en los tres elementos que marcaron el arte de la época: “Ciudad, exposiciones y revistas”, reza el subtítulo de la exposición. Las urbes como un elemento inspirador en el que aparece un movimiento social como el proletariado, un lugar “en el que se crean proyectos utópicos de viviendas sociales y donde en los ensanches se cambian los barracones por residencias saludables”, explica el director. Las galerías, por su parte, cobran un papel fundamental y desconocido hasta entonces y, entre otras, Barcelona aprovecha la marginalidad española en la Gran Guerra para convertirse “en refugio”. Y, por último, las revistas realzan la figura del crítico, a la vez que la fotografía gana en importancia.
En conjunto, esta cuarta parte de la reapertura del Reina Sofía reúne más de 400 obras, “algunas expuestas por primera vez”, dicen, de artistas plásticos entre los que destacan María Blanchard, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Juan Gris, Paul Klee, Joan Miró, Francis Picabia y Pablo Picasso; fotógrafos como Brassai, José Ortiz Echagüe, Man Ray, Paul Strand y Lewis Wickes Hine; arquitectos como Ildefonso Cerdá; pensadores y promotores del arte como Carl Einstein y Bataille; y galeristas como Josep Dalmau.
Así, para Borja-Villel, “no se puede entender la modernidad sin analizar el hecho de que esta ocurre fundamentalmente en y a través de la ciudad, la exposición y la revista o el periódico. La primera no era solo el lugar de conflicto, sino también de descubrimiento y sorpresa. La ciudad y la poesía moderna se encuentran completamente entrelazadas desde Charles Baudelaire. Del mismo modo, si en otras épocas los creadores plásticos trabajaban fundamentalmente para los espacios religiosos y los palacios, en el XIX se instauran las salas de exposiciones, los salones, las galerías y, más tarde, los museos, como lugar privilegiado en los que mostrar la producción artística. Los medios impresos, la revista, el pasquín o el periódico son esenciales para el debate de ideas y la agitación artística y política”.
- Dónde: Museo Reina Sofía, Madrid. Cuándo: exposición permanente. Cuánto: 10 euros.