Oliver Stone: “Putin no es como Hitler sino alguien muy racional”
El oscarizado y controvertido realizador aterrizó en Barcelona para presentar un documental con el que regresa al asesinato de John F. Kennedy
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Hay heridas que no cicatrizan y las del magnicidio de Dallas están en ese grupo, algo que Oliver Stone se encarga de recordar en su filmografía. El oscarizado cineasta ha vuelto al asesinato de John F. Kennedy en un documental que ayer se presentó en el Festival Internacional de Cine de Barcelona. «JFK. Caso revisado» analiza la muerte violenta del presidente de Estados Unidos, en 1963, a partir de la abundante información que se ha desclasificado en los últimos años.
Stone, en un encuentro con medios aseguró que pensaba que era el momento de regresar a los sucesos de Dallas. «He esperado treinta años para rodar esta película. Cuando hice “JFK. Caso abierto” fue un rodaje muy complicado, con muchos diálogos. Pensé que sería un fracaso, que estaba condenado al fracaso. Sin embargo, quedé sorprendido del éxito que tuvo, no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo. La gente estaba interesada en el caso porque seguían interesados en Kennedy. En mi país me encontré una tremenda oposición», dijo el autor de títulos como «Platoon» o «Wall Street».
Manipulaciones
El documental expone cómo se manipularon algunas de las principales pruebas del magnicidio, como las balas que se dispararon contra la caravana presidencial, el rifle con el que supuestamente Lee Harvey Oswald habría atentado o la huella digital de este en el arma. «Esas evidencias no aguantarían hoy ante un juez. Es criminal todo lo que se hizo», aseguró para recordar que el asunto se zanjó con demasiadas prisas. Oswald resultaba perfecto como asesino, aunque «era alguien con muchas conexiones con los servicios de inteligencia, especialmente la CIA, como demostró tras su paso por Rusia o en Nueva Orleans. El día después del magnicidio, el director del FBI J. Edgar Hoover ya aseguró que había tres balas y un asesino. El caso estaba cerrado, aunque no para muchos ciudadanos que siguieron investigando por su cuenta». En este cúmulo de irregularidades, todas debidamente documentadas en este nuevo trabajo, también encontramos la autopsia del presidente. «Si hubieran sido patólogos serios habrían investigado mejor. Es una vergüenza lo que se hizo allí, hasta el punto de sustituir el cerebro de Kennedy», argumentó el siempre polémico Stone.
«JFK. Caso revisado» mantiene la teoría expuesta en la película «JFK. Caso abierto» de 1991. «Este no es un caso cerrado sino muy abierto», dijo para señalar como responsables del magnicidio a las fuerzas más conservadoras de Estados Unidos, con un especial énfasis en la CIA. Tampoco se escapa de sospecha el sucesor de Kennedy, Lyndon Johnson, al que las grabaciones que realizaba de sus conversaciones telefónicas lo acaban delatando, como cuando afirma que tiene dudas de que solamente hubiera participado un único tirador en el crimen. Eso mismo también lo asegura Gerald Ford, uno de los miembros de la llamada Comisión Warren, la investigación oficial del magnicidio impulsada por Johnson. Durante una reunión con el presidente francés Valéry Giscard d’Estaing en mayo de 1976, Ford, que en aquel momento era el ocupante de la Casa Blanca, le confesó su impresión del caso: «No es satisfactorio. Primero concluimos que no era un crimen aislado, que era algo organizado. Estábamos seguros de que estaba organizado. Pero no pudimos averiguar quién lo organizó».
Stone recordó que Kennedy se había vuelto incómodo para muchos, entre otros motivos, por su intención de sacar a Estados Unidos de la guerra de Vietnam, algo que puntualiza en el documental gracias a seis documentos clasificados con las intenciones del presidente y de su secretario de defensa Robert McNamara. «John F. Kennedy defendió que los vietnamitas debían ser libres para elegir su futuro, mantuvo buenas relaciones con el presidente egipcio Nasser, estuvo preocupado por la suerte del primer ministro congoleño Patrice Lumumba (asesinado por la CIA). Muchas veces Kennedy afirmó que no estaba seguro de poder dirigir todo el país», aclaró en referencia a la CIA y su aparente independencia para hacer y deshacer gobiernos en todo el mundo, especialmente durante los años de la Guerra Fría.
A esto se le suma, según Stone, el hecho de que «Estados Unidos es el país en el que hacemos las armas más caras», algo que no funcionaba con las ideas pacifistas de JFK, como demostró en su discurso para la American University en Washington D.C. el 10 de junio de 1963 y donde habló de una paz para todos, «no una Pax Americana, impuesta al mundo por las armas estadounidenses», llamado a la alianza entre países, incluso con la Unión Soviética.
La Rusia de hoy y, más concretamente, su máximo responsable Vladimir Putin fue uno de los temas de los que quiso hablar Stone. El cineasta realizó en 2017 una serie sobre sus conversaciones con el dirigente ruso. «La prensa lo pinta como un irresponsable, un loco, comparable a Hitler o Stalin, pero el hombre que yo conocí era una persona muy racional, tranquila que se pensaba todos los movimientos, reflexivo como un jugador de ajedrez y siempre, en mi opinión, tratando de defender los intereses del pueblo ruso. Él siempre se ha considerado un hijo de Rusia, lo que implica patriotismo pero no nacionalismo».
La actual situación creada en Ucrania obedece, entre otros motivos y siempre según la impresión de Stone, al hecho de que la caída de la Unión Soviética acabó dejando «a 30 millones de rusos fuera de Rusia, muchos de ellos en la zona del Dombás y Crimea, en Ucrania». Oliver Stone recordó que Putin «ha sido una creación de Estados Unidos y que no se puede olvidar que «la CIA ya tenía planes para controlar Ucrania en 1947 y 1949 con la llamada Operation Mockingbird. Ucrania era la manera que tenía la CIA de poder filtrarse en la Unión Soviética. Respecto a Zelenski, el cineasta apuntó que ganó las elecciones presidenciales de 2019 en Ucrania como si se tratara de un «golpe de estado urdido por Estados Unidos para instaurar un gobierno antirruso y prooccidental, cuando Ucrania siempre había sido neutral en la era moderna». Tampoco tuvo muy buenas palabras para Joe Biden al que definió como «un presidente cobarde» y que «es demasiado viejo para afrontar una situación de crisis como la que estamos viviendo», aunque lo votó para evitar un segundo mandato de Trump.