De Aramburu a Savater: todos los que desprecian la entrevista de Jordi Évole a Josu Ternera
A pesar de las protestas recogidas en el manifiesto, el Festival de San Sebastián proyectará el polémico filme presentado fuera de competición
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Fernando Savater, Fernando Aramburu , Mar Blanco, Ana Iríbar, Carmelo Barrio, Andrés Trapiello, Félix de Azúa, Carlos Martínez Gorriarán, Rosa Díez, Maite Pagazaurtundua, Rubén Múgica, o Teo Uriarte son algunos de los 514 nombres de procedencias, vísceras, profesiones, afrentas, orígenes, causas, motivaciones y dolores distintos que figuran como firmantes en el manifiesto emitido ayer a la dirección del Festival de cine de San Sebastián, que dará su pistoletazo de salida el próximo 22 de septiembre, exigiendo la retirada inminente del documental «No me llame Ternera», realizado por Jordi Évole y el periodista Màrius Sánchez al exdirigente de ETA José Antonio Urrutikoetxea, popularmente conocido como Josu Ternera.
«Ese documental forma parte del proceso de blanqueado de ETA y de la trágica historia terrorista en nuestro país, convertida en un relato justificativo y banalizador que pone al mismo nivel a asesinos y cómplices, víctimas y resistentes», se puede leer en uno de los extractos del escrito remitido al Zinemaldia. Y también: «... nos negamos a que tales motivos deban ser expuestos y aplaudidos en un evento cultural del máximo nivel, como si se tratara de un testimonio de vida admirable y de una emocionante historia de acción. Hacerlo es blanquear el terrorismo y banalizar crímenes gravísimos por los que Josu Ternera, aún prófugo de la justicia, afronta una petición fiscal de 2.354 años de cárcel», aluden.
El documento también asegura ser consciente de que el Festival de San Sebastián «no comparte en absoluto ni los motivos ni los fines de Josu Ternera ni de la banda ETA» y que «rechaza el blanqueamiento del terrorismo por activa o pasiva» así como «se adhiere a los principios y defensa de los Derechos Humanos» y «se opone a la impunidad y olvido de crímenes de lesa humanidad como los perpetrados por Josu Ternera, apoyando a las víctimas y la verdad de la historia», exponen.
El documental en cuestión, inaugurará el apartado Made in Spain del certamen y completará esta sección que incluye otros 19 largometrajes españoles destacados del año ofreciendo dentro del mismo una entrevista exclusiva de Évole con Ternera y brindando "una dura e inédita mirada a su trayectoria como dirigente de la organización terrorista ETA", tal y como afirman desde la productora. El filme, programado para su estreno mundial, aborda también algunos de los momentos decisivos de ETA hasta su disolución en 2018. Además, la tensa y exhaustiva conversación con Urrutikoetxea, figura clave en la estructura de la organización, permite a una víctima de ETA resolver incógnitas del atentado que sufrió hace casi 50 años.
Políticos, víctimas, intelectuales y escritores se muestran violentados por un presunto blanqueamiento de la ignominia que sólo podrán atestiguar de manera justificada los futuros espectadores de la obra presentada fuera de competición: todos los signatarios comparten de manera unánime la repulsa por la proyección de una obra audiovisual conscientemente controvertida encabezada por un entrevistador acostumbrado al egoico proceder de la polémica que por incómoda, pantanosa y emocionalmente pornográfica que pueda resultar a quienes todavía no la han visto, no constituye ningún atisbo de delito que justifique su retirada, tal y como se ha encargado de matizar el director del certamen de manera casi inmediata, José Luis Rebordinos a través de un comunicado que respondía a las sentencias del manifiesto.
«El cine es, entre otras muchas cosas, fuente de la historia y se ha ocupado a menudo de llevar a la pantalla a protagonistas, perpetradores de episodios de violencias injustificables pero sobre las cuales sí ha tenido la voluntad de indagar. Son bien conocidos los casos de «Shoah» (Claude Lanzmann, 1988), «S21: La máquina roja de matar» (Rithy Panh, 2003) o «The Act of Killing» (Joshua Oppenheimer y Christine Cynn, 2012)», ejemplificaba el director al comienzo de la notificación mentando algunos títulos de la historia del cine centrados en personajes ejecutores del horror.
Y proseguía: «La no ficción que ahora nos ocupa ni justifica ni blanquea a ETA porque este Festival no proyectaría una película con esas premisas. Por citar un último ejemplo en una semana en la que se ha recordado el 50º aniversario del golpe de Estado de Pinochet en Chile, no programaríamos nunca una película que justificara aquel ataque violento contra la democracia y sus posteriores represalias sobre miles de víctimas. Sin embargo, sí se programó en San Sebastián un documental que entrevistaba a algunos de sus principales golpistas: «Pinochet y sus tres generales» (José María Berzosa, 2004). Allí se demostraba que dar la voz no es ni mucho menos dar la razón», continuaban desde la organización.
«Estimamos que la película ‘‘No me llame Ternera’’ ha de ser vista primero y sometida a crítica después y no al revés. En este sentido, estaríamos dispuestos a realizar una proyección privada previa a un grupo reducido en su representación», remataban brindando la posibilidad de que los juicios anticipados puedan consolidarse o modificarse al menos, con conocimiento de causa. El festival mantiene así las procelosas aguas de la crispación relativamente calmadas de cara a la 71ª edición y refuerza su apuesta por una libertad de creación exenta de censuras que tantas otras veces ha caracterizado el transcurrir y la esencia del festival.