
Sección patrocinada por 

Entrevista
Ariel Rot: "Tenía 23 años cuando pensé que todo se había acabado"
El músico reedita "En vivo mucho mejor", el primer directo que publicó y el testimonio de su carrera en solitario después de Los Rodríguez

En la historia rock en castellano habrá un capítulo entero titulado con su nombre. No un epígrafe, ni una nota a pie de página, sino todo un periodo de nuestro pasado que se explique con su trayectoria. Ariel Rot (Buenos Aires, 1960) protagonizó el primer fenómeno de histeria pop colectiva con Tequila (que viajó de las fans en la plaza del pueblo a la heroína) y después se transformó en la gran (y mal avenida) banda de rock capaz de poner de acuerdo a las dos orillas del español con Los Rodríguez, con quienes logró un éxito todavía más descomunal. Rot comenzó una impecable carrera en solitario en 1997 y, cuatro años después grabó "En vivo mucho mejor", un doble disco en directo que certificaba su leyenda y que aparece ahora reeditado en vinilo.
¿Tuvo una resaca post Los Rodríguez?
No. Qué va. Tuve la suerte de que el primer disco en solitario fue maravilloso en todo lo creativo. A diferencia de mi primera experiencia en solitario después de Tequila, cuando acabaron Los Rodríguez tuve tiempo para prepararme. En todos los sentidos, especialmente el emocional. Empecé a sentir cierta recompensa de lo que podía ser traumático.
Ya veía venir la separación.
Sabíamos que iba a ocurrir desde la grabación de “Palabras más, palabras menos”. Íbamos a hacer esa gira y a terminar con la banda. Pero apareció el factor Sabina, que nos ofreció hacer la gira con él al año siguiente. Entonces, pasó todo un año en el que empecé a preparar el disco y a ir asumiendo el rol de "frontman", gracias a una banda pequeña de garitos que se llamaba The Rota, con Guillermo Martín y otros amigos. Fue genial. Me volví autosuficiente, después de ocupar un lugar creativo discreto y me entusiasmé.
Había sido ya el guitarrista de dos bandas de superéxito. ¿Cómo fue el paso de atraer los focos?
En Tequila compartíamos más el liderazgo que en Los Rodríguez. Por supuesto que surgieron las inseguridades cuando inicié en soliatario, también las dudas, pero fue muy disfrutable. Estaba excitado con todo. Y disfruté mucho de no tener enfrentamientos por primera vez, salvo conmigo mismo, que tampoco son fáciles.
No quería repetir los errores del pasado.
Bueno, fui muy inconsciente cuando entré a grabar “Debajo del puente”. Fue una situación complicada. Yo no había salido de casa, que era Tequila. Tenía 23 años, era mi primera experiencia y de repente creo que lo que más me costó fue defender el disco. La grabación no fue fácil, fue caótica, muy mal diseñada, entre Madrid y Londres y todo fue un poco delirante. El estudio era muy caro y cruel, no podías retomar lo que ya habías hecho. La cuestión es que fue tal la sensación de que no terminé de adquirir el compromiso del proyecto, se diluyó. Tuve muy pocas actuaciones en la primera parte en solitario.
"Mi relación con el directo es medicinal. Terapéutica. Si dejo de tocar aparecen los fantasmas"
Tenía 40 años y ya lo había vivido todo. Cosas que miles de músicos jamás experimentan.
Sí, fíjate: después de Tequila, con los dos discos en solitario... Fue un proyecto fallido y mi vida fue un pequeño descenso a los infiernos en cierto modo. Me encontré solo, pobre, la verdad... decidí volver a Argentina. Y recuerdo que el vuelo se retrasó y yo estaba solo en Barajas como a las 3 de la mañana y me vi con un amplificadorcito pequeño, una guitarra y una maleta. Y esto que parece el final de una vida...
Podía haberlo sido.
Tenía 23 años en ese momento y pensé que todo se había acabado. Eso de hacer conciertos y ser una estrella... Iba a Buenos Aires a buscar un trabajo aunque el éxito con Tequila había sido descomunal. Y empecé a hacer música de publicidad con unos amigos. Me lo pasé bien. Al mismo tiempo, solo por afición y por divertirnos, tocaba con la banda de Andrés (Calamaro). Todos los fines de semana, aunque nunca ganamos un duro con eso.
La historia es que vuelve a Madrid y vuelve a tener un segundo éxito arrollador. Eso se acaba y empieza otra vez de cero. ¿En ese momento ya está sereno, maduro, adulto?
La verdad es que no (sonríe). Todavía seguía en modo jam session. Improvisando. Sí, empecé un poco a disfrutar de ser el líder de la banda, que tenía sus partes duras, de trabajo y compromiso, pero a mi autoestima le hizo muy bien todo eso.
Publicó un disco maravilloso, "Hablando solo".
Tenía temas guardados y coincidió con la compra de un estudio casero bastante bueno y de fiebre de producción de composiciones. Mucha concentración, esfuerzo y rigor en cuanto al trabajo. A sacar adelante canciones y ser un letrista sólido. La máquina se reengrasó y empezó a fluir. Fue un disco clave.
"Me da la sensación de que estoy mayor, llevo varios años planteándomelo y en breve cumplo 65"
¿Salió bien aquella noche de "En vivo" o hay fallos?
Ningún fallo. Me parece increíble. Lo he escuchado ahora, porque está reeditado en vinilo y me asombré. Casi me preocupé.
¿Su relación con el directo es sana?
Es medicinal. Terapéutica. Si dejo de tocar aparecen los fantasmas. De momento sigue siendo un ritual porque llevo casi 50 años haciéndolo.
Ya tiene un capítulo en la historia del rock en castellano. ¿Lo piensa?
Me da la sensación de que estoy mayor... llevo años planteándomelo, pero creo que en breve voy a cumplir 65 años y lo pienso a veces. Será porque es la edad clásica de jubilación, no sé, es un estereotipo, pero es así. Creo que me voy a quitar mucho peso de esa mochila que llevo cargando. Por primera vez siento otra velocidad, más crucero, más disfrutable.
¿Más ligereza?
Un peso y una ligereza al mismo tiempo. Peso como el que pueda tener un buen vino o una buena guitarra. Quiero decir, que esas guitarras antiguas están llenas de defectos, pero te gustan por eso. Y ese es mi propósito.
¿Se gusta a usted mismo?
Eso es complicado, depende del día. Siempre fui muy ciclotímico y muy intermitente. Lo que te diga de hoy probablemente no sea lo que voy a sentir mañana.
Sí que tiene satisfacción de la carrera.
Sí, y en cuanto a mi crecimiento vital. Pasaron muchas cosas y algunas me podrían haber llevado a cualquier otro lugar, ya fuera por el exceso de éxito o por la falta de él. Por el exceso de drogas, por todo lo que viví desde tan joven, cada vez me siento un poco más... ¿cómo decirlo? Necesito un terapeuta para que me diga la palabra exacta, pero diría que en equilibrio. Después de tantas batallas es mucho.
Recuerdos de una noche
"Todavía me sorprende lo tranquilo que estaba -dice Ariel Rot sobre esa grabación-. Fue algo increíble. En el proceso estaba nervioso y no sabía qué iba a hacer. Me jugaba mucho a una carta. Era todo a una sola función. Lo preparé mucho, creo que eso es lo fundamental. Mi truco fue siempre preparar las cosas. Fueron dos meses de ensayos, pensar el repertorio hasta dar con la clave". Sin embargo, pasó lo imposible: "El día anterior en la prueba de sonido nos dimos cuenta de que el teatro tenía una acústica pésima. Y decidimos traer un telón y ponerlo en el techo (abre mucho los ojos). Y no solo me pasó eso: es que la guitarra que iba a usar y que estaba usando siempre, se cayó y se rompió. Finalmente la arreglaron, pero casualmente era la guitarra que usaba Julián Infante en Los Rodríguez y pensé: este cabrón me está tocando los cojones todavía...", ríe el argentino.
✕
Accede a tu cuenta para comentar