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Ni la Capilla Sixtina ni el David: por qué la Piedad del Vaticano es la única obra firmada de Miguel Ángel

La "Pietà di Michelangelo" es una de las obras más importantes de la historia del arte y el genio del Renacimiento plasmó su nombre en ella, algo que nunca se repitió en el resto de sus creaciones
La Piedad (Pietá) de Miguel Ángel es una de las obras más importantes de la historia del arte y se conserva en la Basílica de San Pedro, en Ciudad del Vaticano
La Piedad (Pietá) de Miguel Ángel es una de las obras más importantes de la historia del arte y se conserva en la Basílica de San Pedro, en Ciudad del VaticanoDreamstime
  • Antonio Añover Ortiz. Manchego de Quintanar de la Orden (Toledo). Estudié Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Inicié mi carrera en La Razón, y tras pasar por Negocios TV, volví a este periódico. Actualmente soy redactor de la edición digital y escribo artículos SEO y de actualidad, mayormente sobre temas internacionales. A veces también hago entrevistas.

Roma (Italia) Creada:

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Italia es uno de los países con más aportación cultural en el mundo. Más allá de conservar una de las maravillas del mundo -el Coliseo de Roma-, a lo largo de su historia ha tenido numerosos pintores, escultores o artistas cuyas obras perduran a día de hoy y se pueden ver tanto en el país transalpino como en otros rincones del planeta. Miguel Ángel fue uno de ellos, con la Capilla Sixtina o el David como algunas de sus creaciones más famosas y visitadas. No obstante, ninguno de estos trabajos fue firmado por el genio del Renacimiento, salvo uno: la Piedad (o Pietà), que se encuentra dentro de la Basílica de San Pedro en Ciudad del Vaticano.
La Piedad es una de las obras más importantes de la historia del arte. Miguel Ángel tardó un año en realizar esta escultura, que data entre 1498 y 1499. Una apoteósica pieza que talló en unas dimensiones de 1,74 por 1,95 metros, y que a día de hoy recibe miles de visitantes todos los días.
La escultura representa a la Virgen María sosteniendo a Jesús tras ser bajado de la cruz y haber muerto crucificado. Una de las imágenes más simbólicas de la Biblia plasmada en mármol, con una genialidad increíble y una minuciosidad reflejada en cada detalle de esta creación. Uno de esos gestos fue el del rostro de la Virgen, joven e incluso más que Cristo. Y es que el artista florentino hizo un encargo tan perfecto que costaba creer que fuera de mármol.
Sin duda, nadie más que él podía crear esta obra. Y por esa misma razón, quiso fijar su firma. No porque fuera una obra que él considerara mejor que el resto, ni por una cuestión de egocentrismo. La escultura fue creada para decorar la iglesia de Santa Petronilla, una capilla redonda separada de la actual Basílica de San Pedro. Los visitantes acudían y ni siquiera se creían que la hubiera hecho Miguel Ángel, e incluso llegaban a decir que fue tallada por Rafael, otro de los pintores más importantes del "cinquecento" italiano.
Para más inri, el cardenal Saint Denis, quien le había encargado al escultor florentino que hiciera La Piedad, había muerto unos días antes de su finalización, por lo que no llegó a verla terminada por completo. Miguel Ángel se quedaba sin testigo y no podía "evidenciar" que esa obra era suya, así que no le quedaba otra que firmar la escultura.
Tal y como se cuenta, se subió a la capilla y grabó en una correa que cruza oblicuamente el pecho de la Virgen para sostener su manto la inscripción: "MICHAEL.A[N] GELVS BONAROTVS FLORENT[INVS] FACIEBAT", que significa: "Lo hizo el florentino Miguel Ángel Buonarroti".
La Piedad fue trasladada entre el 1749 y 1750 tras construirse la nueva Basílica de San Pedro. Un lugar en el que permanece hasta día de hoy: nada más entrar, la primera capilla a la derecha. Se encuentra entre una mampara de vidrio frente a ella para que no sea dañada. Y es que hay un precedente en 1972, un hombre con un martillo se alzó sobre la escultura y dejó una serie de desperfecto que afectaron al rostro de la Virgen (concretamente en el párpado izquierdo y la nariz rota) y la rotura de varios dedos de su mano izquierda. Por suerte, se pudieron recuperar los fragmentos rotos y restaurar la pieza para devolverla a su aspecto original.