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Pintura

La caja registradora de Bansky

El Espacio 5.1 de Ifema acoge por primera vez en Madrid una muestra no autorizada del grafitero con más de setenta obras cedidas por coleccionistas privados internacionales.

Entre las obras que se pueden ver está «Napalm», fechada entre 2004 y 2005
Entre las obras que se pueden ver está «Napalm», fechada entre 2004 y 2005larazon

El Espacio 5.1 de Ifema acoge por primera vez en Madrid una muestra no autorizada del grafitero con más de setenta obras cedidas por coleccionistas privados internacionales.

Quizá esté a su lado y no lo sepa. Puede que incluso se sentase ayer en las primeras filas de la rueda de Prensa para presentar su exposición y nos lo hayamos perdido. Miro alrededor, pero no veo a nadie tocado con una gorra, pero podría ser usted. O quizá sea yo. Quién sabe. Lo cierto es que está en Madrid. Sí, en Madrid. La identidad de Banksy, el grafitero que ya es de oro, sigue siendo un misterio. Y su obra, más que nunca, levanta pasiones enredadas y ofrece titulares en un goteo que amenaza con no acabar jamás. Desde ayer –y si no tiene mejor plan y casi 16 euros que gastar (14,90 vale la entrada a la que hay que sumar 1,50 de gastos)– puede acercarse al Espacio 5.1 (levantado gracias al acuerdo entre Ifema y la empresa Sold Out para mostrar dos grandes exposiciones al año), donde se muestra por primera vez en España una exposición que reúne setenta obras del británico procedentes de coleccionistas privados internacionales y para la que se ha contado con la Lilley Fine Art/Contemporary Art Trader Gallery, de entre ellas 28 originales salidos de su mano y 45 ediciones limitadas. Eso sí, atento porque está a media luz para que los protagonistas absolutos sean sus trabajos (que le pregunten a los fotógrafos, que se las ven y desean para tomar una imagen medianamente en condiciones, menuda faena).

«Banksy: genius or vandal?» le plantea esta pregunta a bocajarro por si usted nunca se había encontrado en la disyuntiva. Bien es verdad que no todo es blanco o negro y que de genio a gamberro media un abismo, pero después de ver la exposición, que acaba justo en la tienda, cómo no (camisetas, gorras, tarjetas, imanes, botes de spray, por ejemplo), seguro que puede tener una opinión clara y será capaz de contestar. Puede dejar su respuesta si lo desea en una sala habilitada para ello. Nada se ha dejado a la improvisación. Todo está medido.

Plantilla y spray

Desde primera hora de ayer el público ya se arremolinaba a la entrada del pabellón. La convocatoria, 9:30 de la mañana de un día festivo, resultó un éxito. Eso solo lo puede conseguir el reclamo del grafitero misterioso. Avisamos de que como vecinos de espacio están los velociraptor de una exhibición de «Parque Jurásico».

La sátira barniza buena parte de los trabajos que se exponen, aquellos que veíamos con los ojos abiertos de par en par en los muros de las ciudades a principios de los ochenta, mensajes que tiraban a dar con la sola ayuda de una plantilla y un spray. En aquella época, cuánto ha llovido, el tipo que dicen que pudo quizá a lo mejor haber nacido en Bristol no necesitaba más armas. El británico, uno de los exponentes del street art contemporáneo, se hizo un hueco y poco a poco se forjó su propia leyenda. ¿Arte o espectáculo?, nos preguntamos. Hoy, una caja registradora.

De las paredes cuelgan algunas obras emblemáticas como «Napalm», que retrataba a aquella niña aterrada que llora y da una mano al payaso Ronald MacDonald y otra a Mickey Mouse, ambos con la mejor de sus sonrisas, la serigrafía original «Abuelitas», de 2006, «Detención y registro», en la misma técnica, fechada un año después, «Poli grosero»... Monos, ratas e incluso una recreación de su estudio con una misteriosa figura oculta tras una siniestra capucha. Una de las proyecciones se centra en la subasta de Sotheby’s en la que celebró su penúltima performance, haciendo tiras millonarias «Niña con globo rojo». Pues bien, una reproducción de la susodicha niña con el globo ha llegado a Madrid.

¿Están las obras a la venta? Alexander Nchkebiya, comisario de la exposición, aseguró que el fin de la misma «no es presentar una retrospectiva, sino entretener». Y que «todo está a la menos el amor». ¿Deducimos que se venden, pues? Sí usted se encapricha de alguna puede ponerse en contacto con la galería, que ésta, a su vez, le facilite el contacto del coleccionista que posee la obra, y si ustedes llegan a un acuerdo puede hacerse con un Banksy. ¿Genio o gamberro? Se encoge de hombros y suelta un «si es bueno o malo no lo sé». Los precios oscilan entre los 1,7 millones de libras (casi 2 millones de euros) de un muro, el más caro, y los 25 dólares (22 euros) de «El amor está en el aire», un «souvenir» que se compraba en su parque de atracciones disfuncional Dismaland (la cara negra de Disneyland) y que está fechado en 2015. El precio total de lo expuesto asciende a 15 millones de libras (casi 17 millones de euros). La exhibición estará abierta hasta el 10 de marzo. Curiosamente en febrero, con la exposición aún recibiendo público en Madrid, Massive Attack (cuyo cantante Robert del Naja se especula que podría tener la cara de Banksy) tocarán en la capital. ¿Habrá sorpresa? Ahí lo dejamos.