Sección patrocinada por: sección patrocinada

La Liga

¿Es grave la lesión de Piqué? Sus lágrimas hacen temer lo peor

Correa cayó encima en una imagen impactante y Piqué se marchó más desolado que nunca

Piqué, tras caer Correa encima
Piqué, tras caer Correa encimaBernat ArmangueAgencia AP

Correa cayó tras una entrada por detrás y Piqué no tuvo tiempo para reaccionar en el Atlético-Barcelona. El central esperaba de frente para frenar al rival y de ninguna manera imaginaba que llegase volando hacia sus piernas. Cuando le cayó encima Piqué oyó o sintió o se dio cuenta, por su experiencia, por su edad, de que lo que había pasado no era bueno. Se quedó tumbado en el césped, rodeado de futbolistas, ya con más gestos de tristeza que de dolor. Las pruebas que le hicieron ayer, nada más acabar el partido, eran optimistas, dentro de lo que cabe. Puede que sólo tenga un esguince. Hoy le hacen más revisiones.

Todos vieron que lo de esa rodilla no pintaba bien: sus antiguos compañeros en la defensa, Mascherano y Puyol, los dos ya retirados, escribieron con rapidez mensajes de apoyo en las redes sociales, deseando que no fuese nada grave.

Pique se levantó y se marchó andando del césped. A veces, cuando se ve que un jugador se va por su propio pie parecen buenas noticias acerca de las lesiones: si puede andar... En el caso del central catalán, la impresión que dio fue la contraria: su cojera y sus gestos delataban que algo no iba bien o que se esperaba lo peor. Las noticias, luego, no fueron tan malas.

Piqué llegó a la banda y no pudo esconder que lo que le dolía ahora era el alma: se tapó las manos con la cara en un gesto de desolación, secándose las lágrimas.

Los barcelonistas no se lo podían creer: futbolísticamente su equipo parece que tiene techo y que le falta algo para poder pelear en partidos como el de ayer contra el Atlético de Madrid. Nunca le había ganado con el Cholo en LaLiga. Con Messi apagado y enfadado con todo lo que se mueve, lo último que les faltaba era que Piqué no acabase el partido, y con esa sensación de que un mes, como poco se va a perder, cuando en este trimestre se disputan cosas importantes y hay que situarse bien en la clasificación.

El problema del Barcelona es que tampoco tiene sustituto claro para esa posición de central. El recurso habitual de Koeman es colocar ahí a De Jong, como hizo ayer. Con Umtiti y Araujo lesionados, el holandés hace lo que puede en ese puesto que no es el suyo. No es central: saca bien el balón, pero le falta contundencia. El Barça tiene un problema.

El central es uno de los emblemas del Barcelona y un jugador que sostiene al equipo en los peores momentos. El partido contra el Atlético no estaba siendo de los mejores. El conjunto de Simeone ha marcado al final del primer tiempo, domina la situación, mientras que el Barcelona no encuentra soluciones. Con Messi andando, al equipo de Koeman le falta un futbolista que dé un golpe en la mesa.

Pique podía ser, pero no vio venir al delantero del Atlético o si lo vio, no le dio tiempo a reaccionar. No escondió su tristeza el central. Se fue andando, acompañado por el médico azulgrana, aunque el rojiblanco también fue a ver qué le pasaba al barcelonista.